La crisis de liquidez a la que se enfrentan los países por la pandemia del coronavirus puede llegar a convertirse en un problema de solvencia en los países pobres, ha alertado Naciones Unidas en un informe.

“No está claro si los países en desarrollo volverán al mismo nivel de exportaciones y condiciones comerciales que antes de la pandemia, ni cuándo lo harán”, precisa el documento y agrega: “Es posible que los países se encuentren en una trayectoria de menor crecimiento económico en el futuro, lo que afectará el acceso a los mercados financieros durante los próximos años, sin que sea culpa suya”.

Según las estimaciones iniciales, África podría estar entrando en su primera recesión en 25 años, mientras que América Latina y el Caribe se enfrentan a la peor recesión de su historia.

Así, pese a que, en el mejor de los casos, las economías de los países desarrollados podrían empezar a recuperarse a finales de este año, este no es el panorama que se vislumbra para los países en desarrollo.

Según Naciones Unidas, la mayoría están atravesando una situación de gran inestabilidad con la detención repentina de sectores enteros, el colapso de las cadenas de suministro y una brusca caída de los precios de los productos básicos. Por ello, es probable que las repercusiones económicas, sociales y financieras negativas duren más tiempo que la pandemia y afecten con más fuerza a los países pobres, en desarrollo y muy endeudados.

“Los mercados financieros mundiales se estancan a medida que los inversores corren a retirar fondos de los mercados emergentes y otros sectores de alto riesgo y a colocarlos en refugios seguros”, subraya el documento. “Las salidas de capital de los mercados emergentes no tienen precedentes, ya que superan los US$90.000 millones”, según los datos que ofrece el informe.