Cauto sobre el devenir de la crisis sanitaria y por ende, de la marcha de la economía, está el académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Óscar Landerretche. Si bien entiende el rol que juega el Banco Central de mostrar escenarios no tan negativos, no suscribe la proyección de que en el segundo semestre se comienza una senda de recuperación. “Hay demasiadas variables médicas que no sabemos”, advierte. Valora el último paquete económico del gobierno por US$5.000 millones, pero sostiene que falta conocer los detalles. A su vez, critica que parte del financiamiento sea a través de austeridad fiscal. “Este no es momento para austeridad fiscal, es al revés, hay que inyectarle recursos a la economía por todas las vías posibles”.
El gobierno ha anunciado dos paquetes económicos para salir a contener los efectos de la crisis del coronavirus en la actividad y en el empleo, ¿cuál es la evaluación que hace?
-Era obvio que cuando se anunció el primer plan era probable que viniera una sucesión de paquetes. Esto, porque hay incertidumbre de cómo evolucionará la pandemia. Hay muchas preguntas abiertas y las consecuencias económicas de esto van evolucionando. No es razonable que desde un principio se sepa lo que vaya a ocurrir y los efectos en la economía. El impacto de la pandemia en Chile depende también de las reacciones de los gobiernos y de los bancos centrales del mundo. Esperaría que hubiera otros paquetes a futuro que irán presentándose sucesivamente para ayudar a los mismos sectores de la economía: pymes y personas. El plan anunciado entregó varias señales políticas que apuntan a la dirección correcta. Lo que faltó fueron detalles para saber cómo se implementará.
¿Faltan detalles tanto de las medidas para las empresas como para las personas?
-Sí, pero es razonable que se haga el anuncio sin tantos detalles, pero esperaría que durante la próxima semana se entreguen. Y a medida que se vayan conociendo esos detalles, Hacienda tiene que estar abierto a recibir críticas para ir mejorando esos proyectos.
Usted mencionó que es probable que vengan nuevos planes económicos, ¿de qué depende y a qué sectores deberían apuntar?
-Depende de cuán larga y profunda sea la recesión internacional que provoque la pandemia, y que hoy tiene toda la cara que sea bien fuerte. Vamos a ver después si la recuperación será en forma de V o más larga. Hay que entender que esta crisis es distinta a otras como la subprime, porque estos no son paquetes de reactivación, sino que lo que se está haciendo es contener la crisis, de aguantar la situación tanto en empresas como en los ingresos de las personas.
Los planes presentados hasta ahora no cubren a las grandes empresas que puedan tener riesgo sistémico. ¿Debería haber un paquete para este tipo de firmas?
-Inevitablemente vamos a tener que discutir paquetes de liquidez para grandes empresas estratégicas, y ahí estoy pensando en Latam, empresas de logística, de transporte, de puertos. La fórmula es archiconocida. Si se evalúa que hay una necesidad pública de hacerle un salvataje a una empresa, se hace a cambio de cierto nivel de participación en la propiedad, para que el Estado después recupere esos recursos. Además, debe existir un compromiso de que no se pagarán los dividendos a los dueños, que se les reducirán los sueldos a los gerentes. Ese paquete de salvataje en algún momento vendrá, y eso dependerá de cuánto se alarga la crisis.
¿Ve probable ese escenario para Latam?
-Latam es una empresa medio chilena, medio brasileña, y por eso hay que hacerlo con mucho cuidado, resguardando el interés del Estado y de los chilenos. Hay argumentos para salir en su rescate, porque por mucho que Latam sea una multinacional, Chile necesita una aerolínea como esa, debido a lo extenso que es el país. Reemplazarla no es tan fácil, y por ello, hay argumentos, incluso para la nacionalización en caso extremo. Si creemos en ese argumento, la manera de hacerlo es a través de un paquete financiero-fiscal, donde el Estado termina con propiedad y sentado en el directorio. Eso es así, no veo otra manera se hacerlo. El mismo problema le veo a las empresas de logística. El país no se puede quedar sin transporte. Esto ha estado ausente de los anuncios, y me parece que es correcto, porque primero son las pymes y las personas, pero pronto vamos a tener que discutir este tema.
¿Cuál es el escenario base para usted? ¿Cuándo se podría empezar a salir de esta crisis?
-Hay mucha gente tratando de estimar los efectos que esto tendrá sobre la economía internacional. La mayoría de esos cálculos prevén efectos fuertes, pero casi todos están proyectando escenarios de recuperación rápida en un plazo de un año. Esa recuperación supone que a más tardar en un trimestre o un semestre se va a descubrir la manera de hacer contención médica al virus. Puede que sea una vacuna o algún remedio, o que tanta gente lo tendrá que ya se genera inmunidad. Eso permitirá volver a un tipo de normalidad. Me cuesta no encontrarlo relativamente optimista, un escenario que esto se demore un poco más no es imposible.
El Banco Central en su último Informe de Política Monetaria (IPoM) proyectó que el mayor impacto de la crisis será en el segundo trimestre y que luego comienza una recuperación lenta.
-Entiendo al Banco Central y a las autoridades de Hacienda, pues parte de su rol es ser optimistas, porque en la economía ocurre lo que se llama la profecía autocumplida. Por ello, es razonable que tengan esa visión, pero hay demasiadas variables médicas que no sabemos. No sabemos realmente cuándo estará lista la vacuna ni los remedios, ni cuán rápida será la recuperación económica del mundo, porque por mucho que sea rápido ese proceso, el funcionamiento de las empresas y la actividad en general será lento. No me atrevo responsablemente a hacer pronósticos. Mi visión es un poco menos optimista, más cauta, pero entiendo el rol que cumple el Banco Central.
¿Cuáles son los distintos escenarios que se pueden dar para la economía mundial?
-Un indicador para aquello es China. Un escenario es que realmente baje el contagio y se muera el virus; otro es que haya un segundo brote y eso sería muy malo. Hay otro donde aprendemos a vivir con este bicho. Bajo ese escenario, la economía vuelve a operar un poco, pero con muchas restricciones. Ese escenario es de una economía lenta en el mundo.
Algunos alcaldes y autoridades políticas han criticado la forma en que el gobierno está implementando las cuarentenas, ya que no entienden la forma en que se dicta esa medida. ¿Ve que se hace para “cuidar la economía”?
-No tengo la expertise ni lo elementos para evaluar estas medidas en términos médicos. No puedo decir responsablemente los costos que tiene eso sobre las personas. Veo a muchas personas comentando sin argumentos. Esto de cuidar la economía suena como algo frío, pero cuando la gente pierde sus casas, porque no puede pagar su crédito hipotecario, o se pierde el trabajo, o preocuparse del empleo de los trabajadores informales, hay que tener cuidado con las caricaturas. Preocuparse de la economía es preocuparse de cómo se pagan las cuentas, de la alimentación.
De los US$5.000 millones que contempla el plan económico, US$2.000 millones serán por reasignaciones. ¿Es el momento de cuidar la regla fiscal?
-No es el momento para reglas fiscales. Chile tiene espacio para endeudarse. Entiendo al ministro de Hacienda, Ignacio Briones, de dar ciertas señales a su sector que es escéptico con el rol que el Estado debe tener, y por ello, tiene que dar ciertas señales y dice que algo del plan fiscal se financiará con austeridad. Es una pésima idea. Este no es momento para austeridad fiscal, es al revés, hay que inyectarle recursos a la economía por todas las vías posibles.
Con los dos planes fiscales anunciados, el gobierno suma casi un 7% del PIB de mayor gasto, ¿hay espacio para más?
-No es responsable decir ni cuánto se debe ni cuánto se puede. No es muy sensato hacer pronósticos de ese tipo.
¿Cuál es su evaluación política de la gestión del gobierno?
-A veces tienen salidas discutibles. El Presidente tuvo esa foto (en Plaza Italia), pero tampoco nos podemos declarar sorprendidos. Al ministro de Salud Jaime Mañalich, le ha tocado muy difícil, es una situación compleja, pero de igual modo, ha tenido algunas salidas que han terminado en errores no forzados. Trato de mostrar compresión a lo que está viviendo el gobierno. Es un escenario de incertidumbre gigantesca, todo lo que se decida tendrá un costo de algún tipo.