Dos diferencias principales ha tenido el tercer retiro del 10% de las AFP respecto a los anteriores: el modo en que las AFP vendieron activos para estos pagos que ya superan los US$ 10.000 millones a más de 5 millones de afiliados; y que “el proceso ha sido extraordinariamente fluido”, comenta el superintendente de Pensiones, Osvaldo Macías.
En ese sentido, explica que han recibido muy pocos reclamos. Por otro lado, señala que si en los dos primeros procesos más de un 50% de la liquidación de activos que hicieron las AFP se concentró en ventas de instrumentos internacionales; esta vez cerca de un 40% del financiamiento del retiro vino por esta vía, y “el 60% restante fundamentalmente está viniendo de la liquidez que dispuso el Banco Central (...) Los instrumentos líquidos van disminuyendo en la cartera, y por lo tanto, también es más necesario recurrir a esta ventanilla del BC. Pero se ha manejado bastante bien ese aspecto”, cuenta el superintendente.
También hace un llamado a sacar adelante la reforma previsional. “¿Se pueden hacer cambios posteriores? Por supuesto. De hecho lo van a hacer seguramente los constituyentes, lo van a hacer los próximos gobiernos, pero eso no es incompatible con subir las pensiones hoy día”, afirma.
Ya hay un cuarto proyecto en el Congreso para retirar el 10%. ¿Los retiros no se van a detener, o cree que el tercero fue el último?
No descarto absolutamente nada. Lo que nos ha demostrado el último año y medio de nuestra vida es que cualquier cosa puede ocurrir hoy en día. Lo que creo que sí está instalado actualmente, es que no es necesario un cuarto retiro, no hay ninguna justificación para aquello, ya hemos visto en los retiros anteriores, la mayor parte del dinero está acumulado en cuentas de ahorro de las personas de distinto tipo, lo que significa que no hay una necesidad urgente de gastarlos. También hemos observado que ya los retiros sucesivos van favoreciendo a las personas que no son necesariamente las más necesitadas, tampoco son ricos, son personas de clase media. Vimos que con los primeros retiros, 3 millones de personas se quedaron sin fondos, en el tercer retiro hasta el momento hay 800 mil personas más que se están quedando sin fondos, es decir, casi 4 millones de personas, por lo tanto, esas personas no podrían ir a un cuarto retiro.
En uno de los primeros balances que hicieron de este tercer retiro constataron que se habían reactivado las solicitudes del retiro 1 y 2 cuando se convirtió en ley este último proceso. ¿A qué se debe?
Efectivamente. Probablemente eso tenga que ver con una sensación de mayor seguridad de los recursos fuera del sistema previsional, por toda la discusión que ha rodeado los retiros. La gente evidentemente siente que hay incertidumbre, siente temor, y por lo tanto, prefiere tener sus fondos tal vez a buen recaudo en otros instrumentos financieros.
¿Y después de las elecciones del fin de semana pasado se ha visto una mayor cantidad de solicitudes?
El retiro 3 ha aumentado en forma sostenida, sin embargo, esto tiene dos aristas. Uno, que efectivamente luego del resultado electoral y la discusión que se ha dado en torno al sistema previsional, por supuesto que las personas sienten más temor y más incertidumbre, no hay ninguna duda de eso. De hecho, yo mismo he recibido muchas llamadas de gente que me pregunta. Está esa sensación de temor, lo puedo palpar. Además, la gente me cuenta lo que sus cercanos le dicen. Entonces, el tema acá, es que está por un lado esa sensación de que algo puede ocurrir, y las personas, si pueden trasladar sus fondos a un lugar seguro, lo hacen. Pero ocurrió también que junto con esto, se produjo, como es sabido, una baja de precios muy importante a nivel bursátil, una subida de tasas de interés, y todo esto ha provocado un efecto en las rentabilidades de corto plazo de los fondos, que también ha hecho que las personas se contengan, porque no es el mejor momento para retirar recursos (...) En ese sentido, no hemos visto saltos abruptos aún.
¿Y qué le recomienda hacer a la gente que siente temor en este momento?
Yo diría que esto parte incluso con el estallido social de octubre de 2019, se profundiza con la pandemia y sus efectos enormes en la sociedad, y todo eso, sin embargo, se ha intensificado por los resultados electorales y algunas declaraciones que se han efectuado, que apuntan a que las personas sientan, sin duda alguna, temor. Piense que mal que mal los recursos acumulados por la gente reflejan el esfuerzo de toda una vida de trabajo (...) En ese contexto, yo pienso lo siguiente: lo único que le encuentro positivo a los retiros, digo eso porque ha causado un enorme daño previsional; sin embargo, ha dejado demostrado que la plata es de la gente, siempre ha sido así, pero ahora no quedó ninguna duda (...) Es muy difícil, pero muy difícil, creo yo, que cualquier reforma que venga a futuro pueda desconocer esa realidad, lo veo muy difícil. En ese sentido, creo que las personas, si bien es cierto que es legítimo que estén preocupadas del futuro y de lo que va a ocurrir con sus recursos, pienso que nadie va a desconocer esa propiedad. Entonces, no creo que alguien esté pensando, o pueda llevar a cabo una estrategia que implique que la gente pierda su dinero. Eso creo que no va a ocurrir. Dado eso, la gente debiera estar un poco más tranquila, lo que no significa que no esté alerta, porque es su dinero, es su esfuerzo, es su trabajo de toda la vida.
Gran parte de los constituyentes postula que el sistema de AFP está acabado y que se necesita un nuevo sistema de seguridad social. ¿Cree que una nueva Constitución es el fin de las AFP como se conocen hoy?
Creo que los constituyentes van a jugar un rol clave en definir los ejes que podrá tener un sistema de pensiones, la Constitución no puede definir el sistema de pensiones, pero sí va a definir fundamentos importantes en los que va a estar basado el sistema previsional. El debate democrático de los representantes electos por las personas es el correcto para llegar al diseño de un nuevo sistema (...) No es posible llegar a un buen acuerdo de pensiones sin dialogar. Es fundamental el diálogo (...) Legítimamente todas las opiniones se discutirán, pero hoy en día no hay demasiadas orillas abiertas en el debate previsional en el mundo: los sistemas de pensiones están en crisis por razones muy simples. Porque la gente vive mucho más que antes (...) y, por otra parte, la tasa de natalidad ha disminuido. Estos son fenómenos mundiales y que a Chile le han afectado particularmente. Hoy Chile tiene aproximadamente 5 trabajadores activos por cada trabajador pasivo, pero en pocos años más, Chile va a llegar a la proporción 2 a 1, es decir, su población va a ser mucho más anciana. Un sistema de reparto no funciona en Chile, es absolutamente inviable. No pueden dos trabajadores activos financiar la pensión de un jubilado, tendrían que imponer el 50% de su sueldo aproximadamente. Eso es imposible, por lo tanto, un sistema de reparto no es viable para Chile, y los países que lo tienen, lo combinan con sistemas de capitalización individual, apoyos del Estado con gestión privada, y aquí indudablemente vamos a tener que llegar a un mix de ese tipo.
¿Entonces, qué rol deberían jugar el sector privado y el Estado en un nuevo sistema?
Ese es uno de los puntos grandes que se tienen que debatir en el proceso constituyente y en el Parlamento. Yo pienso que el Estado tienen un rol importante que cumplir en el sistema de pensiones (...) Pero también pienso que no se deben desperdiciar las capacidades del sector privado. Chile lleva 40 años con entidades que hoy día, si bien es cierto, está claro que no son valoradas, pero también han desarrollado importantes capacidades. Creo que no hay en Chile ningún equipo más potente de inversiones que el de las administradoras (...) Las capacidades operacionales tampoco son despreciables. Había un debe en el servicio al afiliado y educación previsional, las administradoras han estado rezagadas en aquello y ahora han estado poniéndose al día. Pero a lo que voy, es que si hay cosas que funcionan bien, no hay que destruirlas. Los países progresan cuando potencian sus instituciones, al sector privado, cuando el Estado cumple bien su rol, pero no destruyen lo que tienen. Los países que progresan potencian lo bueno, y mejoran lo malo. Entonces, no creo que las AFP lo hayan hecho tan mal como se pregona, pero también por supuesto que han tenido falencias, sin ninguna duda, pero creo que deberíamos ir a un sistema que preserve las capacidades que ya señalaba que han funcionado bien, y que se mejore en aquellas cosas que no han estado bien. Y para eso, la discusión tiene que ser abierta y siempre pensando en el afiliado, en qué es mejor para la gente.
Comenta que el reparto es impracticable en el país, pero hay varios constituyentes que creen que se debería avanzar en esa dirección. ¿Ve que existe una posibilidad que eso pueda ocurrir en el corto plazo?
Yo no descarto nada de lo que pueda ocurrir en el país en el corto, mediano o largo plazo. Pero sí le digo que sería muy lamentable que aquello ocurriera, porque sí yo entiendo que las personas que están la Asamblea Constituyente son personas que deben dialogar, ellos son representantes del pueblo, una Constitución tiene que representar a la gente y dar soluciones a la gente. Entonces, yo le pregunto, si usted va a una Convención Constituyente, y le están diciendo que ir a un sistema de reparto no tiene viabilidad y se lo demuestra, ¿cómo podría salir con un sistema de reparto? Yo no lo entendería. A lo mejor hay gente que no sabe que un sistema de reparto es inviable. Porque es inviable. Un sistema de reparto quebraría inmediatamente. Sí se pueden mejorar las pensiones. Por supuesto. ¿Se puede incorporar solidaridad? Por supuesto. ¿Se puede proteger a los adultos mayores? Por supuesto. ¿Puede tener un rol más fuerte el Estado? Por supuesto. Todo eso puede sumar, pero construyamos un sistema dialogando, escuchándonos y viendo la mejor alternativa para la gente. Entonces, partir diciendo que hay que entrar a un sistema de reparto o que hay que eliminar las AFP, o que hay que hacer tal o cual cosa, yo creo que no es correcto. Si la gente escucha, que no me cabe duda que así va a ser, van a concluir muy rápido que el sistema de reparto es absolutamente inviable.
Pero en el Congreso legislando sobre los retiros nunca se escuchó a los técnicos ni a los reguladores, desde usted hasta el Banco Central. ¿Por qué ahora va a ser diferente?
Creo que ahora va a ser diferente, porque cuando se estaba discutiendo al menos el retiro 1 y 2, Chile estaba objetivamente en un contexto de pandemia. La gente estaba desesperada. Eso es verdad. Y yo también comprendo que se estaba buscando la forma de aliviar la situación de la gente. Discrepo de muchas cosas, pero también veo la realidad, lo que está pasando en el país. Entiendo que pudo llevar a eso. Pero creo que un debate pausado, dialogante como el que tiene que ser el de una Convención Constituyente, un debate donde no tienen que escucharme a mí, tienen que escuchar a intelectuales, gente de enormes capacidades que me imagino expresarán sus puntos de vista, debiera llevar a los constituyentes a soluciones adecuadas.