Pablo Antolin, experto OCDE en pensiones: "Creemos que la nueva reforma previsional va bien encaminada"
El economista principal de la unidad de pensiones de la OCDE dice comprender el malestar de los chilenos en materia previsional, destacando que lo comparten varios países del organismo. además, hace un positivo balance de la reforma y plantea que dividir o no el 6% entre capitalización individual y ahorro colectivo es una disyuntiva política, con pros y contras en cada alternativa.
Aumentar y extender el pilar solidario, elevar las contribuciones y el periodo de contribución e introducir o mejorar los mecanismos para que las comisiones de las AFP estén en línea con los servicios proporcionados, han sido las recomendaciones centrales de la OCDE para el sistema previsional chileno. Buena parte de esto se ha abordado con cambios recientes y con la reforma que hoy se discute en el congreso, de acuerdo al análisis de Pablo Antolin, economista principal de la unidad de pensiones del organismo multilateral, quien por lo demás considera razonables las alternativas tanto de gobierno como de oposición respecto al destino del 6% de contribución adicional que se contempla en el proyecto.
En conversación con PULSO, valora la introducción de un ahorro colectivo en los esquemas previsionales nacionales, que vienen a fortalecer el carácter mixto del sistema. Si bien reconoce lo complejo y crucial de la instalación de la reforma, de ser aprobada, también sugiere que en el mejor de los escenarios los chilenos puedan tener la opción de optar entre esta nueva alternativa, el pilar solidario y la capitalización individual.
¿Qué le parece que parte importante del malestar social de Chile se vincule a pensiones?
-Entiendo perfectamente el malestar de la sociedad chilena por las pensiones, que es compartido con casi todas las sociedades de los países de la OCDE. Es cosa de seguir lo que pasa en Francia, España y otros. La gente está preocupada de si tendrá suficiente dinero el día que se jubile para mantener cierto estándar de vida. Como inquietud general de la población es perfectamente válida y nosotros en la OCDE debemos tenerlo en cuenta, así como los poderes públicos en cualquier país.
En la protesta social de Chile el malestar se ha dirigido puntualmente contra las AFP. ¿Esto complicaría más a la hora de encontrar una solución que calme los ánimos?
-El malestar siempre se dirige contra las instituciones que tiene el país. En algunos el malestar es con el sistema público de reparto porque no está dando las pensiones que la gente hubiera esperado o que le prometieron. En el caso concreto de Chile, en base a ese principio general, es contra las AFP. Nosotros desde la OCDE decimos que más que enfocarse en el malestar con las instituciones, sea sistema de reparto, de capitalización o de cuentas individuales, lo importante es siempre intentar entender desde dónde surge el malestar. Ahí se debería poner el foco a la hora de hablar de qué se puede hacer.
¿Con los cambios propuestos, Chile avanza hacia un modelo mixto y de mayor seguridad social?
-Siempre que hablo sobre Chile planteo que tiene un modelo mixto porque tiene un sistema solidario, uno de capitalización obligatoria y uno de capitalización voluntario. Eso, para las definiciones de la OCDE, es un sistema mixto. Es cierto que cuando Chile se compara con otros países de la OCDE, aunque hay algunos que tienen un sistema similar como los daneses y australianos, se distingue porque no tiene un componente público de reparto contributivo, pero aun así es un sistema mixto.
Con la reforma, mientras las cosas no se aprueben es muy difícil opinar con exactitud, pero por lo que entiendo es que la gente el día de mañana podría tener una pensión con dos o tres componentes: ahorro en la cuenta individual en las AFP, ahorro con cuenta individual en el nuevo ente público (CASS) y ahorro solidario. En un mundo ideal la gente podría elegir si quiere más de sus ahorros pensionables en una cuenta individual u otra.
¿A qué se refiere con eso?
-Que la gente debiera poder elegir dónde poner sus dineros, obviamente teniendo en cuenta las diferencias, que son muy importantes. Si yo pongo mi dinero en el Pilar Solidario no voy a recibir un retorno sobre mis dineros. Si opto por el ahorro solidario se va a invertir de una forma que yo no puedo elegir, pero me cobrarán una comisión menor. Si elijo las AFP voy a tener elección de fondo y esa libertad va a acarrear una comisión un poco más alta, como ocurre en todos los países. Ese es el mundo ideal. Evidentemente, el punto de partida de una reforma de cualquier sistema de pensiones, sea el chileno o uno europeo, es esencial para determinar la reforma que se pone en práctica.
Actualmente el nudo de la reforma está en que el gobierno plantea que un 3% vaya a capitalización individual y otro 3% a ahorro colectivo, en cambio la oposición plantea que el 6% vaya a ahorro colectivo. ¿Hay alguna alternativa que le parezca mejor?
-Que el 6% vaya íntegramente al ahorro colectivo solidario o que solo el 3% vaya, y el otro 3% vaya a cuentas individuales gestionadas por el nuevo ente público (CASS) es una elección política. Nosotros, la OCDE, no entramos en si una opción es mejor u otra, cada opción tiene implicaciones que es importante entender. Para nosotros lo importante es que al elegir una u otra opción, se sea consciente de las implicaciones de esa elección, que repito, es política.
¿Cuáles serían esas implicancias?
-Por ejemplo, si todo el aumento de la contribución, el 6%, fuera al ahorro colectivo solidario, habría más fondos para redistribuir a rentas bajas, pero muchos individuos (generalmente de ingresos medios hacia arriba) puede que no vieran un aumento significativo en su pensión a pesar del aumento de la contribución del 6%. Mientras que si un 3% va a cuentas individuales, todos los individuos verán un aumento en su pensión determinado por su contribución, y el otro 3% permite distribuir hacia las rentas más bajas.
El incremento en la contribución pasó de 4% a 6%. ¿Es suficiente para los desafíos que enfrenta el sistema de pensiones chileno?
-Cada país establece un objetivo de pensión y en base a esa meta, a las características del mercado laboral y a la incertidumbre, se debe establecer un nivel de consecución que siempre estará relacionado con el periodo contributivo medio que hagan los individuos. Nosotros en la OCDE, obviamente, siempre hemos dicho que cuánto más alta se quiera que sean las pensiones, más se tiene que contribuir y por períodos más largos. El 4%, 6% o más, dependerá de los objetivos de políticas y del cambio de parámetros como el crecimiento de la economía, de la población, de la esperanza de vida, los retornos de la economía y las inversiones, la inflación... Hay muchas variables que en el futuro determinarán el cuánto.
¿Cómo quedaríamos en relación a los países de la OCDE?
-En el caso de Chile, todavía no hemos hecho los estudios, porque los realizamos una vez que las reformas son aprobadas. Pero, a grosso modo, se espera que queden en la media de los países OCDE, siempre teniendo en cuenta los países donde las pensiones tienen una sostenibilidad, porque a veces hay países que ofrecen pensiones mucho más altas, pero la sostenibilidad fiscal no está garantizada.
La reforma de pensiones le costaría al fisco cerca de US$2.000 millones en el largo plazo. ¿Cree que se requiera una reforma tributaria?
-Eso es alrededor del 0,4% del PIB (Producto Interno Bruto), de acuerdo a los datos de la OCDE. Según tengo entendido, el coste debe ir cayendo en el tiempo conforme aumenta gradualmente la contribución (el 6%, 0,5% por año), por lo que a largo plazo el coste se pararía en el 0,4% del PIB por todo el periodo. Si esto es así, ese coste se cubriría en los primeros 12 años y no requeriría un monto permanente. Por tanto, no sería necesaria una reforma fiscal solo por esto.
Con todo, ¿le parece bien encaminada la reforma que se discute en el Congreso?
-Desde el punto de vista de los mensajes enviados por la OCDE en los últimos años para mejorar las pensiones en Chile, basado en las prácticas internacionales, creemos que la reforma va bien encaminada. Nuestros mensajes han sido aumentar y extender el Pilar Solidario; aumentar las contribuciones y el periodo de contribución; introducir o mejorar los mecanismos para que las comisiones de las AFP estén en línea con los servicios proporcionados. El punto uno se hizo a finales del año pasado. Ahora se están aumentando las contribuciones y se han introducido incentivos para que las personas contribuyan por periodos más largos. También se han introducido mecanismos para que haya más competencia y que las comisiones de las AFP están más en línea con los costes de los servicios que proporcionan.
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