Aunque México ya respira con tranquilidad al alcanzar un acuerdo comercial con EEUU, los chinos siguen a la espera y no se vislumbra una pronta solución. De hecho, el lunes mientras se allanaba el camino para salvar al Nafta, la administración de Donald Trump realizó la última audiencia pública del proceso en el que evalúa nuevos aranceles sobre US$200.000 millones de importaciones chinas, que se sumarían a las de US$50.000 millones, ya vigentes.
El propio mandatario estadounidense aseguró ese día, consultado sobre las negociaciones con China, que no era "el momento adecuado para hablar" de eso, palabras que ayer fueron secundadas por su secretario de Comercio, Wilbur Ross. La Casa Blanca cree que es importante resolver las disputas comerciales en "nuestro propio vecindario" subrayó Ross en entrevista con Fox Business News.
La señal de la Casa Blanca es clara para los economistas de ING, que en una nota a sus clientes señalaron que "En lo que respecta a China y Asia, este nuevo acuerdo con México no resuelve nada (...) Fortalece la posición de Estados Unidos para jugar duro con China". Desde su punto de vista "en este momento, la administración estadounidense no tiene ningún interés visible en proseguir las conversaciones con China sobre el comercio, y probablemente tampoco lo hará a menos que China proponga algunos cambios de gran alcance en cuestiones como la protección de la propiedad intelectual y la transferencia forzada de tecnología".
En efecto, esos fueron los temas en los que se concentró la última instancia de diálogo entre funcionarios de rango medio, del Ministerio de Comercio de China y del Tesoro de EEUU, la semana pasada. Aunque se esperaba que fuera el primer paso para abrir conversaciones de más alto nivel, el encuentro no trajo nada nuevo. Las discusiones incluyeron "abordar cuestiones estructurales en China", incluidas sus políticas de propiedad intelectual y transferencia de tecnología, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Lindsay Walters, sin entusiasmar a los involucrados.
En ese escenario, hay quienes consideran que los acuerdos a los que ha llegado Trump con aliados, como México y la Unión Europea, son parte de una estrategia mayor en su confrontación con Beijing. "Puede ser que la administración Trump, al lograr la tregua con la UE y llegar a un acuerdo sobre Nafta, comience a utilizar el argumento de que está haciendo un frente común contra China", indicó Juan Carlos Hidalgo, analista de Cato Institute.
Pero no todos son pesimistas. Para Carlos Capistran, economista para México y Canadá de Bank of America, el acuerdo con México "proporciona un camino para otros acuerdos comerciales, como un eventual acuerdo entre EEUU y China".