Hace un poco más de dos años había unas seis canchas de pádel en el sector de Chicureo, comuna de Colina. Hoy se estima que, en la misma zona, existen más de 150 y aproximadamente 10 clubes. Esto es solo un ejemplo del boom actual que está teniendo este deporte en Chile.

Inventado en México en la década del 60, se juega en parejas, con una “pala” por cada participante y una pelota, la que, tras dar bote en el lado contrario puede golpear las paredes... y seguir en juego. A diferencia del tenis, las canchas son más pequeñas (10x20 metros). De hecho, en muchas partes se refieren a esta disciplina como “el 10x20″. Una pala, de mango corto, puede costar desde $ 40.000 y hasta más de $ 500.000 y el arriendo de una cancha en Santiago está en un promedio de $ 18.000 la hora, dependiendo el sector. Un partido de pádel dura una hora y media. Hoy, según la Federación Nacional de Pádel de Chile, existen cerca de 750 canchas en nuestro país y la mitad está en la Región Metropolitana.

¿Cómo Chile se llenó de canchas de pádel? Primero, no es solo un fenómeno de nuestro país, sino de todo el mundo. Y aunque venía creciendo hace unos años, la pandemia fue un factor decisivo en su aumento.

A nivel local, empezó a entrar de forma más visible en 2015. Una de las razones fue el desarrollo de las canchas tipo mecano, lo que permitió montarlas y desmontarlas sin necesidad de ser dueño de una propiedad. Y si bien, en esos casos se perdía el dinero destinado a los pisos, la inversión total se recuperaba en pocos meses. “Por otro lado, cada vez se hizo más atractivo, ya que como las paredes eran transparentes se podían ver los juegos, a diferencia de otros deportes que son más encajonados”, comenta Fabián Parolin, presidente de la Federación Nacional de Pádel de Chile (Fepachi), quien agrega, además: “También influye que es un deporte muy fácil de aprender. Se juega con elementos sencillos y de a cuatro personas, lo que disminuye el desplazamiento y, por ende, el cansancio físico. Pueden jugar mezclados hombres y mujeres; niños y adultos; y profesionales contra amateurs. Es algo muy social. Todo esto hace que se haya transformado en un gran atractivo comercial”.

En el primer semestre del 2020 la mayoría de los seres humanos tuvieron que quedarse en sus casas. Las reuniones sociales prácticamente se detuvieron. A medida que las restricciones a las actividades deportivas o físicas comenzaron a flexibilizarse, las personas salieron a trotar o andar en bicicleta en franjas horarias. El tenis y el pádel fueron uno de los primeros deportes grupales que lograron ser autorizados. “Ahí empezó un verdadero boom. Primero en países como Suecia, Italia y Francia. Se tuvo que buscar alternativas a los espacios cerrados, lo que incentivó aún más su auge. Fue algo automático”, recuerda Parolin.

“Definitivamente explotó en pandemia y de forma transversal en muchas comunas y ciudades de Chile”, confirma Mario Alarcón, dueño de Distrito Pádel, ubicado en la comuna de La Florida. “Quienes hemos decidido invertir en clubes sabemos que no es algo pasajero, sino que va en auge tomando en cuenta cómo las marcas y la publicidad se están metiendo cada vez más”, dice Alarcón, quien además de ser dueño de cuatro canchas y una tienda con artículos para este deporte, es publicista.

Las primeras canchas de esta reciente era del pádel, en Chile partieron en el Club Deportivo Lo Cañas y en el Balthus (hoy inexistente), ambos en Vitacura. Luego aparecieron algunas canchas en otros lugares del sector oriente de la capital como el Club Las Encinas (La Reina) y en la Ciudad Deportiva ZK (Las Condes).

En el Prince of Wales Country Club (PWCC) de La Reina ya había dos canchas hace casi tres décadas, las que no se ocupaban mucho. El año pasado se eliminaron y ahora, en su reemplazo, existen tres de vidrio absolutamente nuevas. Según Cristóbal Núñez, head coach de la rama de pádel del PWCC, en 2021 tenían a 800 socios jugando y ahora son 1.300 (son solo para socios e invitados). “Requiere menos técnica y la paleta es más pequeña, lo que ayuda mucho a quienes juegan por primera vez y genera las ganas de seguir jugando”, indica Núñez, quien agrega que ya comenzaron con un proyecto para armar una escuela de este deporte.

Fenómeno mundial

Otro factor clave para la masificación fue la visualización de partidos y campeonatos a través de internet, gracias al World Padel Tour, entidad que hizo que más gente se enamorara de este deporte. Es una liga internacional liderada por España y Argentina, con varias fechas en carpeta. Incluso, un chileno, Javier Valdés, es uno de los mejores deportistas a nivel mundial en ese circuito. Los fanáticos del pádel podían ver a través de YouTube partidos por streaming o a demanda de todas las fechas y en cualquier lugar del planeta, lo que acrecentó aún más el entusiasmo por jugar y las inversiones por construir más canchas y clubes. Chillán, Reñaca, Chicureo, Las Condes y La Serena empezaron a crecer fuerte.

Gustavo Morandé, CEO y fundador de Zapping TV, vio una oportunidad. “Había mucha gente jugando y estaba esta especie del ATP del pádel. Los partidos se daban gratis en YouTube con una cantidad de visualización enorme. Pensamos que lo más posible es que ESPN o DirectTV iban a querer comprar los derechos y… nos adelantamos”, cuenta Morandé.

A fines de 2021 viajó a España y negoció con World Padel Tour. Hoy, Zapping TV tiene los derechos exclusivos para transmitir por su plataforma los partidos de esta liga en 2022 y 2023. “Nos ha traído muchos beneficios en términos de suscripciones y ventas de publicidad. Además, auspiciamos cerca de 3 o 4 campeonatos locales cada semana y hemos ‘brandeado’ con nuestra marca más de 45 canchas en Chile. Prácticamente recuperamos la plata que invertimos en los derechos solo con la publicidad. Ha sido un tremendo éxito. El canal de este deporte lo ven más de 20 mil personas al mes y muchos usuarios que llegaron por el pádel se han quedado en nuestra plataforma”, explica Morandé.

Un poco después de la movida de Zapping TV, DirectTV compró los derechos de las transmisiones del World Padel Tour para América Latina. Son 27 países, a excepción de Chile.

Para hacerse una idea, un solo partido de la Federación Internacional de Pádel (FIP), el órgano rector de esta disciplina, actualmente se puede visualizar en cerca de 190 países. Justamente quizá este factor abrió el apetito del jeque catarí Nasser Al-Khelaifi, dueño y presidente del Paris Saint-Germain (PSG) quien, a través de Qatar Sports Investments (QSI), en febrero de 2022, lanzó un nuevo tour de pádel (autorizado por la FIP), denominado Premier Pádel, el que compite directamente con World Padel Tour. A principios de año comenzó a llamar a los 20 mejores jugadores del mundo, con hasta US$500.000 disponibles para cada uno. World Padel Tour reaccionó a principios de año con demandas contra esos jugadores y más tarde, contra QSI y la FIP por competencia desleal. Algo similar a lo que ocurre hoy con el golf y la liga paralela, la LIV, que levantó a Joaquín Niemann del PGA Tour.

¿Burbuja?

Pero volvamos a Chile. Mario Alarcón cuenta que hace poco más de un año construir una cancha costaba cerca de $18 millones más IVA. Hoy, debido a que varios materiales se importan, en promedio sale entre $21 millones y $22 millones más IVA. Una de las cosas más importantes a considerar es el radier, según el dueño de Distrito Pádel. “Una cancha te renta entre $3,2 millones a $3,4 millones en promedio al mes. Pero, claro, hay otros gastos que son un valor agregado, como quinchos, actividades extras, camarines, personal capacitado, administrativos, etcétera”, estima Alarcón. “Como sea, es más rentable que otro tipo de canchas, como por ejemplo el futbolito, donde quizá la hora es más cara, pero necesitas una mayor cantidad de estacionamientos”.

Fabián Parolin dice que los precios para armar una cancha se han disparado. “Hace tres años el arriendo de un contenedor de 40 pies –que traía materiales para cuatro canchas- costaba entre US$2.000 a US$2.500. Hoy está casi en US$6.000. Por otro lado, los valores de las fábricas se han mantenido, pero hay un alza del montaje y los pisos. Un radier de una cancha hace cuatro años costaba cerca de $4 milllones a $5 millones. Hoy está entre $8 millones y $10 millones. En resumen, hace un año, una cancha con todo y de primer nivel, correspondía a una inversión de $25 millones. Hoy vale $35 millones en promedio”, asegura el presidente de la Fepachi. “Ahora, si tienes una cancha en una zona de mucha afluencia de jugadores, sigue siendo rentable, porque es amortizable en unos 18 meses”, concluye.

Pero justamente el crecimiento está siendo un arma de doble filo y los entendidos en el negocio de este deporte ven con nerviosismo una posible “burbuja” de pádel en Chile. “Hay mucha competencia en Santiago, casi no quedan espacios libres. Chicureo es un buen ejemplo de esta situación y todos quienes nos dedicamos a esto estamos mirando cómo reacciona ese sector. La competencia y cantidad de canchas es tan alta que hay clubes que pasan vacíos, porque además la gente está jugando menos y diversificando su actividad en otros deportes. Hay varios clubes que han tenido que bajar los precios”, revela Alarcón.

Parolin concuerda. “A veces se sobreexplotan las actividades por el boom mediático. Hay que tener cuidado con tanto aumento de canchas. Incluso, ahora que hay más oferta la gente ha vuelto a jugar en el horario de salida del trabajo y no hace esfuerzo por llegar a las 7.00 a.m., como era antes, debido a la sobredemanda. Realmente, se ven muchos clubes que en la mañana están vacíos”, asegura Fabián Parolin.