El Papa Francisco organizó una visita sorpresa en la que reprendió a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional y a varios ministros de finanzas para que ayuden a aliviar la carga de deuda de los países en dificultades, pidiendo "una nueva arquitectura financiera" que garantice la justicia social.
En lo que resultó una emboscada política, Francisco asistió este miércoles a una conferencia del Vaticano sobre la economía global, entre cuyos participantes se encontraban la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y los ministros de Finanzas Bruno Le Maire de Francia y Martín Guzmán de Argentina.
"Tenemos que ayudar a los países en desarrollo a lograr la sostenibilidad de la deuda, a través de políticas coordinadas que deberían financiar la deuda y reprogramarla, a fin de encontrar una solución para los países muy endeudados y aliviar el sufrimiento de las personas", dijo Francisco.
"Hay que recordar su responsabilidad de ayudar a los países más pobres". El papa también instó a los funcionarios en la audiencia a abordar el cambio climático "porque no debemos destruir las raíces de nuestra casa común".
Francisco ha convertido la lucha contra la desigualdad global y el cambio climático en las piedras angulares de su papado. Pidió en una conferencia en el Vaticano de jefes de negocios de las principales compañías de petróleo y gas e inversores mundiales en junio abordar "una transición energética radical para salvar nuestro hogar común".
Deuda argentina
Hablando antes de las declaraciones del papa, el argentino Guzmán le dijo a Bloomberg News que su país buscará más tiempo para pagar la línea de crédito récord de US$56.000 millones que obtuvo del FMI. Guzmán dijo que estaba cooperando con Georgieva para resolver la crisis de deuda del país.
En su discurso en la conferencia del miércoles, Georgieva pidió a los países que actúen sobre el calentamiento global, diciendo que "la mejor manera de avanzar es poner un precio al carbono".
El FMI está presionando más por enfrentar el riesgo climático para la economía global, ayudando con los esfuerzos de investigación y ofreciendo asesoramiento sobre políticas. Los comentarios de Georgieva hacen eco del llamado del Fondo en octubre de que el cambio climático exige acción gubernamental, y que los países deben adoptar de inmediato la fijación de precios del carbono para mantener el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados.
Georgieva dijo que Chile, Colombia y Sudáfrica implementaron recientemente los impuestos al carbono, y China está a punto de lanzar un sistema de comercio de emisiones.
"Estas iniciativas alentarán a los hogares y las empresas a usar menos energía y cambiar a combustibles más limpios", indicó.
Muchos gobiernos son reacios a los impuestos ambientales, por temor a reacciones de los votantes como las que experimentó el presidente francés Emmanuel Macron con los chalecos amarillos.
Sin embargo, un estudio realizado por economistas de la OCDE publicado esta semana sugirió que si bien los impuestos al carbono pueden ser perjudiciales, el efecto neto sobre el empleo no es necesariamente negativo.
Georgieva dijo que si bien se agradece una mayor inversión en protección costera y una infraestructura y agricultura más resilientes, se necesita mucho más para reducir directamente las emisiones.
"La buena noticia es que los bonos verdes, la inversión de impacto y muchas otras formas de financiamiento sostenible están creciendo rápidamente", dijo. "Pero esto no es suficiente. El sector privado puede hacer más, y creo que lo hará en los próximos días. ¿Por qué? Porque el precio de la inacción es demasiado alto".