EL 2016, los usuarios de internet produjeron cerca de 44 mil millones de gigabytes al día. Para el 2025 este número llegará a 460 mil millones de gigabytes diarios (según la International Data Corporation). El mundo viene cambiando a una velocidad exponencial, al ritmo de la velocidad en la que procesamos, guardamos y transferimos datos. Si antes necesitábamos el espacio de un edificio, para almacenar la información que tenemos hoy en el celular, en el futuro tendremos en algo parecido a un celular, la información que hoy guardamos en todo un data center, algunos equivalentes a varios edificios. Con esos niveles de crecimiento del mundo de los gigabytes, la idea de que Amazon desembarque con un centro de almacenamiento de datos en Chile, con una inversión estimada en US$1.000 millones, es sin duda un buen impulso para soñar despierto.
Pero detrás de los números de la inversión y la discusión sobre dar o no dar un subsidio, hay algo que está pasando en el mundo, que Amazon lo refleja y que a veces olvidamos. Porque lo interesante de todo esto, no es solo el cambio tecnológico en sí, ni la posible inversión de una empresa, sino cómo hay gente que está intentando hacer 100 veces más con 100 veces menos, y aunque nos parezca imposible, lo logran y lo seguirán logrando. Como del tamaño de un edificio, pasamos a un celular, en forma constante. Casi como ley de la naturaleza.
Esa es la fórmula de los que verdaderamente están pensando en grande, hacer más con menos. Esos son los sueños de los que están transformando la realidad. Porque hacer más gastando mucho más, no vale y quedarse con lo mismo, gastando menos, es de los tiempos del Excel. Hacer mucho más con mucho menos es la mentalidad necesaria y el motor de desarrollo de la actualidad. Para países con recursos escasos, en relación a sus necesidades sociales, esta debe ser la gran consigna. Ese es el tipo de desafíos que convoca, que aúna y moviliza, llamando a la acción.
Lamentablemente en nuestro Chile de cada día esta consigna está ausente y pareciera que no hay espacio para esto. Entre la rutina burocrática, los costos de emprender, nuestras creencias y una atmósfera de juicio constante y condena, nos estamos inmovilizando. La sociedad se agrupa en distintas demandas y saltamos de una discusión a otra, de un día para otro. Pero también hay espacio para ser optimistas.
Porque hemos hecho más con menos. La revolución energética del pasado gobierno, o la respuesta al terremoto del 2010 en el primer gobierno del Presidente Piñera, dan cuenta de que sí podemos pensar en grande y actuar en grande. Para el 27F había 1,2 millones de niños sin clases y en 58 días todos retomaron su año escolar. La energía que estaremos consumiendo en los próximos años va a ser mucho más barata y mucho más limpia. Qué bien le haría a nuestro país pensar en grande, atreverse a hacer mucho más con mucho menos.