A los 90 años falleció el empresario José Said Saffie, distinguido en múltiples ocasiones por distintas organizaciones como el “empresario del año”, conocido por levantar el primer mall en Chile en los ochentas, el Parque Arauco, firma que hoy tiene centros comerciales en distintos países de Sudamérica y que fue presidida por él hasta su muerte -su familia continúa con el 25% de la propiedad-.

Al recibir un premio de Icare en 2003, Said indicó que ha dedicado toda su vida a crear empresas “lo que en verdad más que un trabajo, constituye para mí una pasión”.

José Said y su esposa Isabel Somavía, junto a sus hijos Loreto, Salvador, Isabel y Constanza.

Esa pasión lo llevó a encabezar negocios en distintas industrias. La banca es su otra área fuerte, dado que allí su familia fundó el Banco Panamericano en los cincuenta, el que terminó siendo intervenido en los setentas. Tras eso, inició el Banco del Trabajo, y más tarde junto a Ignacio Cousiño ingresaron al Banco Bhif, el Banco Nacional y luego vino la fusión con el BBVA, donde los españoles se quedaron con la gestión y él mantuvo la presidencia.

En 2018 los canadienses de Scotiabank plantearon la fusión con el BBVA, donde pese a distintas miradas que tenía el Grupo Said, la familia decidió respetar la decisión de José de seguir en la sociedad fusionada -con un 14% de la propiedad-, donde se repitió la fórmula de que él quedaría a cargo de la presidencia, cargo que ocupó hasta el último de sus días.

Hace algunos años que José Said, licenciado en derecho de la Universidad de Chile, había delegado la responsabilidad de los negocios familiares a su único hijo, Salvador Said Somavía.

Otros negocios destacados de los Said Somavía son Embotelladora Andina -donde son parte de las cinco familias controladoras- y Edelpa, fábrica de envases donde tienen un 47% de la propiedad. Se calcula que el patrimonio del Grupo Said supera los US$ 4 mil millones.

Tras ser premiado en 2018 por el Diario Financiero y también por EY luego de sellar su alianza con Scotiabank, el empresario señaló un sello que distingue a su grupo de otros. “Lo mejor que hemos hecho toda la vida es nunca ser dueños de los negocios, somos socios de negocios. No tenemos el control, sino formamos parte de éste. Eso nos ha permitido formarnos y hoy tenemos presencia en varios países”. Una muestra solamente de aquello es cuando le vendió en 2014 el 56,38% de CruzBlanca a Bupa en US$ 260 millones y luego, en 2015, le enajenaron al mismo grupo internacional el 17,35% restante que les quedaba de la firma de salud en alrededor de US$ 89 millones.

Raíces multiculturales

Las raíces de José Said Saffie tienen lugar en Palestina, Perú y Chile. Sus antepasados son de Belén y su abuelo, Issa Said Sahourieh se alejó del dominio otomano para recalar en Perú en el siglo XIX. Allí sentó las bases de su negocio textil, que luego fue heredado por su hijo, Salvador Said Kattan, quien se instaló en Arequipa, cuya ciudad vio nacer a José Said un 17 de abril de 1930.

José Said Saffie leyendo la Primera Lectura en la Ciudad del Vaticano, en la ceremonia de canonización de quien fuera su profesor, el padre Alberto Hurtado (2005).

La incursión en los negocios se produjo al morir su padre. Junto con convertirse en el jefe de familia, asumió la cabeza de las empresas Rayón Said, Industria Química de Cobre Cerrillos, tejedurías de Rayón Unidas y Compañías de Seguros la Panamericana.

Said era católico y defensor de la causa palestina. De hecho, fundó junto a sus amigos empresarios Alberto Kassis y Mario Nazal, la fundación Belén 2000, cuando en el Jubileo de ese mismo año la Autoridad Nacional Palestina y el Papa Juan Pablo II hicieron un llamado a la comunidad internacional a colaborar en el proyecto de restauración de la sagrada ciudad de Belén.

El fundador de Parque Arauco dijo sobre su fundación que “nuestra motivación fue y sigue siendo unir nuestros esfuerzos, talentos y capacidades en una gran iniciativa colectiva y coordinada, que permita revitalizar nuestra esencia palestina con sus costumbres, identidad y sellos distintivos. Y, paralelamente, establecer –desde este pequeño rincón del mundo– un puente solidario con todos ellos, nuestros hermanos”.

Estudió en el colegio San Ignacio, fue consejero de la Universidad Alberto Hurtado y dirigió el Consejo Empresarial Chile-Perú.

Hasta hace menos de dos semanas mantuvo intercambio de mensajes de WhatsApp con sus amigos, con quienes siempre estuvo en permanente contacto. “Siempre estuvo conectado con todo lo que pasara a su alrededor, de hecho lo íbamos a ver a su oficina en el último piso de la torre del Scotiabank, desde donde trabajó hasta el final”, cuenta un amigo.