Los mensajes que entregaban tanto el gobierno como los expertos era que lo peor de la crisis económica estaba quedando atrás y que agosto era el primer mes en que la actividad económica registraría una caída de un solo dígito, luego de las bajas superiores a 10% que se veían desde abril. Pero la realidad fue distinta a las expectativas y así lo dejó en claro el Banco Central: el Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) de agosto cayó 11,3%, por sobre lo que esperaba el mercado, cuyas visiones más pesimistas estaban en torno a 8,5%. Así, se completaron cinco meses consecutivos cayendo más de 10%.
Son dos los principales factores que explican esta caída. El primero es que la minería cayó 3,4%, su primera baja desde noviembre pasado. Si bien para algunos estaba internalizado que por base de comparación este sector no aportaría en el crecimiento del mes, la baja fue mayor a la esperada.
La pandemia obligó a las zonas mineras a confinarse lo que hizo a su vez disminuir la producción, indican los analistas. “La estrategia productiva adoptada por las mineras ante el escenario de pandemia ha implicado una priorización del procesamiento de mineral por sobre otras actividades en faena, como el desarrollo de mina y las mantenciones. Por esta razón, es esperable que los últimos meses de 2020, e incluso parte del 2021 resienta estos efectos”, sostiene el analista de mercado de Plusmining, Eric Medel.
El otro componente, el Imacec no minero, cayó 12,2%. De acuerdo con el Banco Central, el resultado del mes se vio impactado por los efectos de la emergencia sanitaria. En este contexto, las actividades más afectadas fueron los servicios y la construcción, y, en menor medida, la industria manufacturera. En los servicios, destacaron las caídas de educación, transporte, servicios empresariales y restaurantes y hoteles. Compensó parcialmente este resultado el crecimiento del comercio.
Patricio Rojas, de Rojas y Asociados, sostiene que si bien se podría haber esperado un mejor comportamiento de estos sectores, lo cierto es que las medidas de confinamiento, a excepción del comercio, seguían con restricciones, las cuales comenzaron a alivianarse hacia principios de septiembre, con la apertura de los restaurantes y un mayor grado de movilidad y, de esta forma, un mayor impacto en la actividad.
Por ello, los economistas coinciden en que el principal efecto del retiro del 10% se ve reflejado en el crecimiento que mostró el comercio y que podría mantener esos efectos en los próximos meses. Valentina Konow, economista socia de FK Economics, comenta que “las ventas del comercio en agosto compensaron en parte la caída de las otras industrias. Probablemente, el efecto del retiro de las AFP se observe también en septiembre y octubre, debido al progresivo desconfinamiento y a indicadores específicos de la industria”. Ahora, el problema, indican los expertos, es la mayoría de las compras fueron a bienes transables, que no son producidos en Chile y, por ende, el impacto es bajo en el PIB.
Qué viene ahora
Pese a este “tropezón”, el gobierno vio el vaso medio lleno, ya que valoró que la velocidad de la economía vaya tomando tracción. Si en junio el crecimiento mes contra mes avanzó 0,8%, en julio fue 1,7%, ahora se avanzó 2,8%, que muestra una cierta recuperación, aunque menor a la prevista por algunos analistas, la cual iba entre 3% y 7%. “Hay signos de recuperación. Una mirada desestacionalizada, mes contra mes, muestra que en agosto hay una mejoría de 2,8% frente a julio, y esto confirma esta tendencia, este punto de inflexión, pero queda camino por delante”, dijo el ministro de Hacienda, Ignacio Briones.
Los economistas coinciden en que pese a esta mayor caída, la actividad va en una senda de recuperación. De hecho, esperan que en septiembre, tras el efecto de la liberación de la economía y de los recursos del retiro del 10%, haya mejores resultados en el crecimiento. El promedio de los consultados por Pulso, ven para septiembre un Imacec de -6,6%, y con ello el tercer trimestre cerraría entre -7,4% y -10% (-9,2% promedio). De ser así, sería mejor al segundo trimestre que anotó una baja de 14,1%. Ya para el cuarto trimestre, los expertos consultados anticipan un número levemente positivo cuyo promedio se ubica en 1,6%. Así, con este escenario de fondo, se van asentando entre -4,9% y -6,5% lo que da en promedio -5,4%. Esta proyección va en línea con la previsión que entregó Hacienda en los supuestos macroeconómicos que sustentan el Presupuesto 2021, y en la parte baja de la última estimación del BC de entre -4,5% y -5,5%.