El peor día desde que hay registro tuvo este lunes el precio del petróleo WTI, cerrando la jornada en un valor negativo por primera vez, en una caótica jornada en los mercados.

El tradicionalmente llamado “oro negro” no logró brillar en las valorizaciones de contratos a un mes, producto de la grave crisis económica que enfrenta el mundo, por los efectos económicos de las medidas adoptadas para frenar la expansión del coronavirus, las cuales tienen al planeta en medio de la peor recesión desde la Gran Depresión de 1929.

En este contexto, la demanda mundial por el crudo se ha desplomado, principalmente la de más corto plazo, anticipando que los mercados no requerirán este producto de forma normal, en ciudades semi-paralizadas o con cuarentenas. Es así como en momentos normales, la demanda diaria de petróleo es cercana a los 100 millones de barriles y hoy se estima que está entre 65 millones y 80 millones, lo que representa una caída mayor a la vivida en la crisis petrolera de 1979 a 1983.

El principal afectado es el petróleo WTI, de Texas, el que los inversionistas ven que tiene mayores problemas de almacenamiento de su producción, luego de no haber bajado significativamente su producción las semanas previas, a pesar de la menor demanda mundial. De esta forma, el precio de este tipo de crudo en contratos que finalizan en mayo pasó de US$18,27 el barril (unos 160 litros) al cierre del viernes a un valor inédito de -US$37,63 el lunes, es decir, los vendedores tenían que pagar por deshacerse de su producto. Estos contratos para el próximo mes tenían como fecha de expiración este martes, lo que convierte a ese tipo de acuerdos en el precio spot del crudo, ya que el valor de los contratos futuros termina convergiendo al valor real actual a medida que se van acercando las fechas de expiración de estos.

Esto pasa además en un escenario en el que el petróleo shale que se extrae en Estados Unidos se sigue produciendo, como una manera de mantener las economías activas de algunos estados. Bajo este escenario, diversos medios han informado que los buques petroleros están siendo ocupados como plataforma de almacenamiento en el mar, ante la falta de lugares en tierra, aumentando también los costos de ese almacenaje. Según la consultora de mercado Kpler, a fines de marzo había cerca de 109 millones de barriles almacenados en naves, mientras el viernes pasado ya llegaban a 141 millones.

Lo mismo pasa con refinerías, bodegas y tuberías, las cuales están todas prácticamente al máximo de capacidad.

De hecho, este lunes The Wall Street Journal informó que productores de WTI están intentando cerrar sus pozos de producción lo más rápido que pueden, desde Alberta (Canadá) hasta el centro de Texas. Sin embargo, no han logrado hacerlo de manera lo suficientemente rápida para evitar situaciones como las vistas en los mercados.

El petróleo WTI, que se extrae en Estados Unidos, es clave en Chile, ya que se ocupa como una referencia para los precios de los combustibles en el país. Mientras, el crudo Brent, de referencia para Europa y que se extrae principalmente del Mar del Norte, tuvo una jornada “relativamente normal” -para este período de pandemia, bajando 8,94% hasta US$ 25,57 el barril. Con esto, la diferencia entre ambos precios llegó a un nivel histórico.

Sukrit Vijayakar, analista de Trifecta Consultants, subrayó a la agencia AFP que las refinerías estadounidenses no logran transformar el petróleo crudo lo suficientemente rápido, lo que explica que haya menos compradores y reservas que aumentan.

Estos retrocesos se producen a pesar del acuerdo al que llegaron la OPEP y Rusia para recortar en casi 10 millones de barriles diarios la producción.

“Los precios actuales muestran que (el impacto de) los recortes de la OPEP+ fueron temporales, con los precios del petróleo a merced del virus una vez más”, dijo a Bloomberg Vandana Hari, fundadora de Vanda Insights en Singapur.

Hacia adelante, la experta agregó que “mientras que no nos acerquemos a un levantamiento de las restricciones en EE.UU., el petróleo podría bajar o mantenerse dentro de los niveles actuales”.

Mejor mediano plazo

Otro de los hechos inéditos de la jornada del lunes fue la fuerte diferencia en la valorización del WTI a distintos plazos. Mientras los contratos a mayo terminaron en negativo, los que tienen entregar para junio y, especialmente, para noviembre, cayeron en magnitudes mucho más acotadas.

El índice de contratos a junio cerró en US$21 el barril, mientras los que deben ser entregados al centro de distribución de Oklahoma en noviembre terminaron la jornada en US$32 el barril. Esto genera una oportunidad para algunos inversionistas, ya que, de encontrar una forma de almacenar el petróleo, lo podrían vender a varias veces su valor actual en unos meses más. Durante la primera Guerra del Golfo algunos trader hicieron apuestas de este tipo, obteniendo grandes dividendos. Según la consultora Jefferies, varios inversionistas están intentando algo similar, ya que en el último mes se firmaron cerca de 50 contratos de arriendo de grandes embarcaciones y más de la mitad con la intención de almacenar combustible.

Problema

Las bajas de las últimas semanas en los índices petroleros, tanto WTI como Brent a distintos plazos, pone en problemas a los grandes países exportadores de este producto, en especial en un escenario en que sus arcas fiscales también se verán afectadas por menor recaudación tributaria, producto de la recesión económica. Para algunas naciones el petróleo es prácticamente su único bien de exportación, como es el caso de Irak (100% del total de sus envíos), Libia (98%), Venezuela (98%), Angola (96%), entre otros, según datos del Banco Mundial.

Asimismo, estos países centran buena parte de su PIB en el petróleo. Por ejemplo, para Iraq las ganancias por las ventas de crudo equivalen a 37,8% del PIB, mientras que en Venezuela llegaba al 11,3%, según los últimos datos disponibles, que se remontan a 2014.

Otros países productores de América del Sur, como Brasil (1,3%) y Colombia (2,7%), tienen menos dependencia de ese producto, aunque su impacto en las arcas fiscales es mayor.

Para naciones importadoras, como Chile, el escenario de un menor valor del petróleo es positivo, sobre todo considerando que es nuestro principal producto de importación, ya que mejora nuestros términos de intercambio, en un escenario en el que el cobre ha bajado menos.

De acuerdo a datos de Aduanas, las importaciones de petróleo crudo y diésel (refinado) totalizaron al cierre de 2019 US$7.350 millones, lo que equivale al 11,4% de todas las compras hechas al exterior en ese ejercicio.

Sin embargo, la baja del precio del petróleo genera también efectos negativos en la economía global, lo que termina repercutiendo también en los países no productores. Parte de esto ya se evidenció antes de que agravara la crisis del coronavirus, cuando disputas por producción entre Rusia y Arabia Saudita generó un lunes negro en los mercados el pasado 9 de marzo. Además, el precio de este combustible funciona como un “termómetro” respecto a las perspectivas de actividad mundial.