Todos los caminos anticipan que la economía este año crecerá más cerca de 2% que del 2,6%, y un paso en esa dirección fueron las cifras de cuentas nacionales del tercer trimestre que publicó este lunes el Banco Central.
Y, si bien el Producto Interno Bruto (PIB) del tercer trimestre fue de 2,3%, levemente por sobre lo que anticipaban los Imacec que era 2,2%, no alcanza a cambiar la perspectiva para el año, sino que más bien la confirma. De hecho, entre enero y septiembre, la actividad económica acumula un avance de 2,1%.
En el detalle, en el tercer trimestre el crecimiento del PIB se sustentó en las exportaciones, mientras que la demanda interna sigue débil con un alza de 0,5%. Entre las variables que componen la demanda, el consumo creció 1,8%, apuntalado principalmente por el gasto del gobierno que subió 5,3%.
Asimismo, el consumo privado de los hogares tuvo un tímido crecimiento de 1%. “El consumo de bienes no durables fue la principal incidencia al alza, liderado por las compras de productos alimenticios, farmacéuticos y de vestuario. Le siguió el componente de servicios, donde destacó el gasto en transporte, educación y salud. Finalmente, el consumo de bienes durables también exhibió cifras positivas, reflejo de mayores compras de productos tecnológicos”, explicó el Banco Central.
Mientras, la formación bruta de capital fijo (inversión) completó cinco trimestres de caídas consecutivas. Si bien en el trimestre julio-septiembre desaceleró su caída en comparación a los cuatro trimestres anteriores con una baja de 0,2%, todavía no logra ver cifras azules en términos anuales. En este caso, el componente construcción y otras obras cayó 1,1% en línea con una menor edificación. En contraste, la inversión de maquinaria y equipo exhibió cifras positivas con un alza de 1,2%.
Con esto, se ratificaría que la inversión caerá por segundo año consecutivo, tal como lo viene anticipando el BC en el Informe de Política Monetaria, que anticipó en septiembre que esta variable terminará 2024 con una caída de 0,8%.
En la medición desestacionalizados la situación es más positiva, ya que registró una expansión de 1,2% durante el tercer trimestre respecto al segundo, con un crecimiento de maquinaria y equipo 3,4% que más que compensó la caída en construcción y otras obras de 0,2%.
Las exportaciones de bienes y servicios, en tanto, aumentaron 6,4%, siendo los bienes la principal incidencia positiva; destacaron las exportaciones de minería, en particular de cobre y carbonato de litio, este último con un efecto menor. Por su parte, las importaciones de bienes y servicios aumentaron 1,5%, en línea con mayores internaciones de petróleo crudo, vestuario y alimentos. En contraste, las internaciones de maquinaria –computacionales y automóviles– retrocedieron. Las importaciones de servicios, en tanto, cayeron incididas por los servicios empresariales.
De acuerdo al BC, y como es habitual el publicar las cuentas nacionales, presenta una nueva estimación del PIB para el primer y segundo trimestre del año 2024, asociada principalmente a la actualización de los indicadores básicos. Respecto del primer trimestre, la variación del PIB no presentó variación, manteniéndose en 2,5%, mientras que para el segundo el crecimiento del PIB se revisó una décima a la baja ubicándose en 1,6%.
Por sectores
En el desglose, el Banco Central indicó que los servicios personales anotaron un crecimiento de 7,1%, siendo la educación la principal contribución al alza, seguida por la salud. El resto de la actividad también registró resultados positivos. Se explicó que “los servicios de educación aumentaron incididos por una semana adicional de clases en julio, producto del cambio en el calendario de vacaciones de invierno”.
El segundo sector con mayor dinamismo fue la actividad minera que aumentó 5,1% impulsada por el cobre y, en menor medida, por los minerales no metálicos. La extracción de hierro, en cambio, retrocedió. El transporte, a su vez, aumentó 6,7% incidido, principalmente, por el transporte aéreo y los servicios conexos.
En el otro extremo, el sector agropecuario-silvícola retrocedió 8,5%, siendo las actividades agrícola y silvicultura las que cayeron, mientras que la fruticultura y la ganadería aumentaron. Los servicios empresariales presentaron una variación de -0,9%, explicada por las actividades profesionales y, en menor medida, por las administrativas. La actividad comunicaciones y servicios de información cayó 3,1% y los servicios financieros se contrajeron 2,6%.
El análisis de los expertos
Los analistas coinciden en que a pesar de que la inversión cayó solo en un 0,2% no significa que esté mejorando, sino que se encuentra estancada. A su vez, explicaron que la recuperación en el consumo está respondiendo a las medidas tomadas en por el Banco Central en la Tasa de Política Monetaria (TPM), aunque su avance sigue siendo más débil de lo previsto.
Víctor Martínez, director ejecutivo del Centro de Investigación Empresa y Sociedad (CIES-UDD), sostiene que “a pesar de la leve caída en inversión sigue registrándose una variación negativa en la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF), que es el tipo de inversión que mejor explica la creación de empleos”. Por lo mismo, prevé que una caída anual de 0,8% en la inversión para fin de año”. Asimismo, Martínez explica que, “como se esperaba, el consumo se recuperó durante este año. Recuperación que aparentemente se ha visto impulsada por las bajas en las tasas, producto de la normalización de la inflación y la TPM, más que por una recuperación importante de los empleos y la inversión”.
En la misma línea, César Guzmán, Gerente de Macroeconomía en Inversiones Security, sostiene no todo es tan negativo para la inversión. De hecho, afirma que, “efectivamente si miramos los niveles de inversión en términos desestacionalizados, está tocó un mínimo en el primer trimestre de este año y lleva dos trimestres subiendo en el margen. No obstante, sigue en niveles muy contenidos”.
Valentina Apablaza, economista del OCEC-UDP sostiene que las cifras evidencian “una inversión que le ha costado repuntar, pero que ya está encaminada en cerrar su brecha de actividad, impulsada principalmente por una recuperación de la inversión en maquinaria y equipo, mientras la inversión en construcción (que representa más del 60% de la FBCF) todavía no logra activarse”.
En Santander, sostienen que, a nivel interanual, la inversión se mantiene relativamente plana luego del descenso en el primer y segundo trimestre del año. “Dada la debilidad que exhibe el sector de la construcción, y a pesar del esperado repunte de la inversión en la última parte del año, se aleja la posibilidad de que este componente de la demanda caiga menos de 1% en el conjunto del año”.
Sobre el consumo, Guzmán dice que “se ha comportado acorde a lo previsto. Esta variable se ajustó significativamente durante 2022 y 2023 respondiendo a las condiciones financieras más restrictivas (alzas de TPM). Y si bien la TPM comenzó a bajar en la segunda mitad del año pasado, las condiciones financieras siguieron siendo restrictivas hasta inicios de este.”
Por su parte, Apablaza agrega que “se mantiene persistentemente bajo su nivel de tendencia, lo que podría estar generando mayor tracción a la baja en el crecimiento del 2024″. En ese sentido, sostiene que “ese debilitamiento del consumo podría estar reflejando directamente el impacto de un mercado laboral más debilitado”.
Rodrigo Montero, decano de la facultad de administración y negocios de la Universidad Autónoma, puntualiza que “el Banco Central en su informe de cuentas nacionales muestra que la demanda agregada está muy deprimida todavía, y por lo tanto ahí también tenemos una preocupación. El consumo sigue también decaído, y eso un poco responde a la expectativa de los agentes económicos, a un mercado laboral muy frágil, una alta informalidad, una baja inversión”.
Proyecciones del crecimiento
En relación a las estimaciones de crecimiento para el país, los expertos proyectan que en el cuarto trimestre el PIB podría tener una expansión entre un 2,4% y un 2,8%, y para el crecimiento anual se estima un crecimiento entre 2,2% y 2,3%.
Las estimaciones de Security se ubican en la parte baja de las proyecciones y prevén un “alza del PIB de 2,4% para el último trimestre, que llevaría al año en su conjunto a un crecimiento de 2,2%”, asegura Guzmán. Además, proyectan una expansión del PIB de 1,8% para 2025.
Por su parte, en CIES-UDD coinciden con las cifras de crecimiento para el último trimestre y anualmente. “En el cuarto trimestre estimamos que habrá un crecimiento entre 2,4 y 2,5%”, afirma Martínez y señala que también esperan un crecimiento anual cercano a 2,2% para el cierre de este año. Mientras que para 2025 estiman un crecimiento anual de 2%.
Una proyección más optimista tiene el OCEC-UDP, quienes esperan que el cuarto trimestre registre la mayor expansión del año “con cifras que se encuentren en torno a un 2,8% anual”, sostiene Apablaza. Con esa cifra, proyectan que el PIB de 2024 debería cerrar con una expansión anual de 2,3%. Para el año 2025 estiman que el crecimiento se encuentre en un rango entre 2% y 2,5% anual, aunque Apablaza puntualiza que “para cumplir esta perspectiva se requiere una recuperación más rápida de la demanda interna, toda vez que se espera un menor impulso del sector externo en un escenario de mayor incertidumbre a nivel global”.
Y Montero anticipa que el cuarto trimestre “debemos seguir experimentando un crecimiento de un orden de magnitud bastante similar, estimo en torno a 2,2%, para así cerrar también el año en torno a un 2,1 o 2,2%”.