Las cifras económicas conocidas ayer vuelven a dar cuenta de una reactivación, especialmente respecto del año pasado. El PIB registró un crecimiento de 5,3% el segundo trimestre en comparación a igual período del año pasado, con lo que anotó su mejor desempeño desde el tercer trimestre de 2012, mientras que la expansión del primer trimestre fue corregida al alza en 0,2 puntos porcentuales quedando en 4,3%. En el primer semestre el PIB acumuló un aumento de 4,8%, también el más alto desde 2012.
Pero décimas más, décimas menos, el foco de la información estaba en las cifras de inversión, puesto que no existían hasta el momento referencias de qué estaba pasando con esta variable en el segundo trimestre. La inversión se elevó 7,1%.
Las mayores incidencias correspondieron a servicios, las cuales fueron parcialmente compensadas por caídas en minería y construcción.
Por el lado del gasto, la demanda interna registró un incremento de 6%, luego de crecer 4% el trimestre anterior.
Los datos conocidos permiten augurar un piso para la expansión económica de este año, reafirmando las previsiones que dan cuenta de un avance cercano a 4% o más. También estas cifras le permiten a Chile retomar el liderazgo en el crecimiento dentro de los países de América Latina en el primer semestre. La última vez que lo hizo fue en 2011.
Esto es consecuencia en parte de una mejora en la inversión que, a su vez, también está ligada a un mejor ambiente de negocios.
Lo que las cifras no permiten dilucidar es qué pasará hacia delante, pensando en los años siguientes.
¿Será el país capaz de mantener estas tasas de expansión en los próximos años? ¿Tiene Chile la capacidad de soportar una desaceleración de China a raíz de la guerra comercial? Estas semanas serán claves para ir contestando estas preguntas, dado que el gobierno comenzará a enviar al Congreso las reformas estructurales que darán mayor claridad al respecto.