En medio del debate sobre el estado actual de empleo en el país y las mejoras que está realizando el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) a la encuesta de empleo, otras cifras alternativas permite calibrar el estado actual del mercado del trabajo.

Una de ellas es el Índice de Precariedad Laboral -construido por Pulso- mostró una nueva mejora en la calidad del empleo asalariado en noviembre.

Según el indicador, fabricado a partir de la información de la base de datos de la Encuesta de Empleo del INE, la precariedad laboral registró en el trimestre móvil septiembre-noviembre una tasa de 19,3% (que equivale a 1.174.360 personas), tres décimas porcentuales menos que en el mismo período de 2017.

El indicador considera a un trabajador asalariado (no incluye a los cuenta propia) en situación precaria si una o más de las siguientes condiciones les afecta: (1) No se les pagan cotizaciones de pensión o salud; (2) No tienen contrato firmado; (3) No reciben ni entregan ningún comprobante por sus ingresos laborales.

Con esta baja ya son diez las caídas consecutivas que ha tenido el indicador, desde febrero pasado, alargando la racha más extensa desde la que terminó en el trimestre enero-marzo de 2014.

Además, aunque tal como en los tres últimos meses, la baja se debió a la mejora en la situación de los hombres, en esta oportunidad se cortó la tendencia alcista en la precariedad de las mujeres dependientes, la que venía creciendo desde agosto. En esta oportunidad, la variación fue nula entre las mujeres, manteniéndose en 20,9%. En tanto, la precariedad en los hombres se ubicó en 18,1%, 1,6 pp menos que hace un año.

Al desagregar las cifras, se evidencia que los trabajadores dependientes que informaron que no se les paga las cotizaciones llegaron a 18,3%, una décima porcentual menos que en septiembre-noviembre de 2017. En esta variable, la situación de las mujeres empeoró, al subir un punto porcentual (desde 18,9% a 19,9%), lo que fue compensando con la caída de 1,2 pp entre los hombres.

El porcentaje de asalariados que dijo no tener contrato escrito también disminuyó, desde 14,2% a 14,1%. En esta pregunta se ven caídas tanto en hombres como en mujeres.

En términos absolutos, las trabajadoras dependientes totales se incrementaron 1,9% (muchas de las cuales podrían estar pasando de trabajos por cuenta propia a asalariadas), por lo que al tener esta base más alta de personas, las mujeres dependientes que no reportan ningún tipo de precariedad subieron, de 2.013.330 a 2.050.730. Esto quiere decir que, en número de personas, hoy hay más mujeres con empleo asalariados sin precariedad que las que había hace un año atrás, situación que se viene registrando desde mayo de 2017.