Presidenta del Banco Central advierte que inflación llegaría a 15% y el dólar a $ 935 con un nuevo retiro

Rosanna Costa, presidenta del Banco Central: “Los retiros previsionales son cada vez más estrés” para el sistema financiero

Rosanna Costa expuso ante la Comisión de Constitución los efectos que generaría en la economía el avance del proyecto de ley. “Veríamos un incremento en las tasas de largo plazo y en el tipo de cambio, encareciendo el financiamiento, mermando las capacidades de crecimiento de largo plazo, tras un efecto acumulativo en el mercado de capitales”.


Una serie de efectos podría generar en la economía un nuevo retiro de los fondos de pensiones. Eso fue lo que explicó la presidenta del Banco Central, Rosanna Costa, ante la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados.

“Los retiros se transmiten a la economía nacional a través de tres canales, cuya magnitud y relevancia dependen crucialmente del contexto en que estos retiros se aprueben”, comenzó su exposición Costa.

En ese contexto detalló que el primer canal de contagio es el aumento del gasto, que permite una mayor liquidez de los hogares y afecta la demanda agregada y la inflación; el segundo, la liquidación de los activos que subyacen en los fondos de pensiones, lo que afecta adversamente sus precios, elevando las tasas de interés en mercados de renta fija y reduciendo el valor de los fondos de pensiones. Y el tercer canal es la incertidumbre acerca de la cantidad y alcance de nuevos retiros, lo que incentiva la búsqueda de protección en activos en dólares, impactando el tipo de cambio y el precio de los activos financieros chilenos.

Para en el más corto plazo, enfatizó que, de aprobarse un nuevo retiro de fondos, “la inflación se situaría en torno al 15% a mitad de 2022″ y “veríamos un incremento en las tasas de largo plazo y en el tipo de cambio, encareciendo el financiamiento, mermando las capacidades de crecimiento de largo plazo, tras un efecto acumulativo en el mercado de capitales”.

En su explicación, Costa argumentó que “la inflación ya está cerca del 10%. El tipo de cambio está cerca de 200 pesos por encima de lo que sugieren fundamentos tradicionales” y ahora “se asume que el tipo de cambio nominal aumentará 17%, que es consistente con el tercer y cuarto retiro”, llegando a $935 pesos. Dado que se trataría de una depreciación totalmente idiosincrática, es decir, que responde netamente a factores internos, se asume un coeficiente de traspaso de tipo de cambio a precios (PT) relativamente alto, del orden de 30%.

De acuerdo a Rosanna Costa, un traspaso de 30% es elevado en comparación con el coeficiente que cabría esperar en caso de una apreciación global del dólar del orden del 10%. No obstante, precisa que “en el caso de una depreciación totalmente idiosincrática, el supuesto de 30% es conservador, en comparación con los niveles superiores al 50%”, que podría llegar a tener el traspaso.

Subrayó que se asume que de los aproximadamente US$15.000 millones que se retiran, se destinan a consumo algo menos del 30% (US$4.000 millones) concentrado en personas de menor propensión a consumir. “El consumo de bienes se ha mantenido por sobre o en los niveles de una Navidad normal por más de 10 meses. Con la reiteración de una medida que se pensaba cerrada, queda definitivamente abierta la probabilidad de nuevos retiros, lectura que aumenta los impactos de incertidumbre particularmente en el canal financiero”, mencionó Costa.

La presidenta del ente rector comentó que “es evidente que los efectos de retiros sucesivos no se acumulan linealmente, sino que pueden tener un carácter exponencial. Así como los efectos del primer y segundo retiro no eran una buena base de comparación para el tercero y el cuarto, estos últimos pueden subestimar los efectos del quinto”.

Costa puso el acento en el aumento que tendrán las tasas de los créditos hipotecarios en caso de que avance esta iniciativa. “Basado en una extrapolación lineal de los efectos observados durante la discusión del tercer y cuarto retiro, las tasas hipotecarias podrían elevarse entre 200 y 400 puntos, lo que podría traducirse en un alza a niveles cercanos a 8%.

Argumentó que un aumento de dividendo de esta magnitud operará como una barrera de acceso a la vivienda propia para muchas familias. Para ejemplificarlo, puso dos escenarios. En un escenario optimista, la tasa de interés subiría a UF+6,5% lo que se traduce a que el dividendo llegaría a 14,7 UF, unos $507.371 mensuales. Mientras que, en el escenario negativo, la tasa de interés subiría a UF+8,5% y el dividiendo mensual en pesos subiría a $ 585.375.

Además, la presidenta del instituto emisor entregó algunas cifras en relación al estado actual del sistema de pensiones. “Con un nuevo retiro, cerca del 50% de las personas agotarían sus fondos. El número de personas que podrían retirar ahorros previsionales se limita cada vez más a quienes han tenido mayores ingresos”, dijo y añadió que “más de la mitad de las personas que cotizaron en diciembre por un ingreso imponible menor a $350.000 tienen un saldo menor a $500.000″.

Costa enfatizó que “un nuevo retiro podría desencadenar efectos financieros de magnitudes importantes, cuyas consecuencias son difíciles de cuantificar”. En ese sentido, dijo que “la efectividad de las políticas de contención es decreciente en la medida que se aplican sobre condiciones estresadas y en un contexto macroeconómico complejo”.

Cambios más persistentes.

En su presentación, Costa abordó también algunos efectos más permanentes de los retiros. Uno de ellos es que “al liquidarse fondos de largo plazo disminuye el ahorro nacional, generando una mayor dependencia de la deuda externa neta para poder financiar la inversión, lo que generalmente viene aparejado de un endurecimiento de las condiciones crediticias”.

El segundo es “la mayor dependencia a la deuda externa neta, aumenta la exposición cambiaria y hace a nuestra economía más vulnerable a lo que ocurre en el resto del mundo, en momentos de mayor incertidumbre global como las que se podrían derivar de una profundización del conflicto en Ucrania”.

Una tercera es que los endurecimientos de las condiciones crediticias afectan negativamente la inversión de largo plazo. “Son ejemplos de inversiones de largo plazo el crédito hipotecario, el financiamiento de infraestructura pública y el del propio gasto de gobierno”, precisó.

Y por último mencionó que “en este escenario, con alta probabilidad, se deberá revisar parámetros estructurales de la economía, tales como su tendencia de crecimiento y su tasa de interés neutral”.

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