Focalizado en el futuro y en el cambio cultural que traerá consigo el reciente acuerdo alcanzado en Minera Escondida con el sindicato de la operación, el más grande de la minería privada, se encuentra el presidente de BHP Minerals Americas, Daniel Malchuk, máximo ejecutivo del negocio de cobre de la multinacional australiana.

Desde Melbourne, Malchuk se muestra contento con los resultados de la negociación y destaca que el acuerdo es todo un hito para la compañía y para el país. A su juicio, se aprendió de la experiencia vivida en 2017, cuando los alrededor de 2.500 trabajadores de esa faena protagonizaron una huelga que duró 44 días, trayendo consecuencias para la empresa y para el crecimiento del país.

Así, tras esta etapa, comenta que lo importante es mirar el futuro y ver "a través del parabrisas y no por el retrovisor" los desafíos que se avecinan, con tiempos que a su parecer serán mucho más difíciles para Escondida y para la minería chilena en general, pues la industria está entrando a un proceso de cambio, tecnologización, automatización y de renovación.

"Hay que estandarizar más los procesos, hay que automatizar varios de ellos y eso es algo que es un proceso continuo que ya empezó. Probablemente vamos a ver cambios importantes en los próximos años", sostiene.

¿Cómo evalúa los resultados de la negociación?

-Ha sido muy relevante este proceso. Fue importante, porque primó el diálogo y logramos un excelente acuerdo para todos. Se reflejaron los esfuerzos de la compañía y el sindicato. Esto es muy importante, porque fue una buena negociación tanto para los trabajadores, como para la empresa y el país.

¿Qué se viene ahora?

-Lo que queremos es mejorar la productividad de Minera Escondida, mejorar la eficiencia, porque se nos vienen tiempos mucho más difíciles para adelante y no solamente para Escondida, sino que para la minería en Chile. De alguna manera, tenemos que ir ajustándonos a los tiempos y tratar de movernos en esa dirección para poder seguir generando valor en el largo plazo en la medida que el recurso se coloca mucho más difícil.

¿La compañía alcanzó todo lo que buscaba en este proceso?

-En una negociación por definición las partes siempre tienen que ceder. Esa es la naturaleza. Las dos partes dialogamos y cedimos para lograr un acuerdo que de alguna manera compatibiliza la aspiración que teníamos ambas partes y estamos bien contentos con lo que logramos. Es un hito importante para nosotros y también para el país.

¿Se podría haber alcanzado un acuerdo en 2017 y haber evitado la huelga?

-Intentamos dialogar, tratamos de conversar y lamentablemente no se pudo lograr un acuerdo, pero eso queda en el pasado. Lo importante es que se alcanzó un acuerdo esta vez. Compatibilizamos, pudimos entender, aprendimos también de lo que pasó el año pasado. Necesitábamos conversar más y esa conversación se dio en el marco de la negociación reglada.

¿Qué mea culpa hace la compañía frente a la huelga de 2017?

-Más que mea culpa, cuando no se llega a un acuerdo todas las partes tienen que preguntarse por qué no se alcanzó. Indudablemente nosotros reflexionamos, tratamos de entender lo que querían nuestros trabajadores, tratamos de compatibilizar eso con lo que estamos mirando hacia futuro y de alguna manera nos ajustamos para llegar a este acuerdo. Aquí no hay un tema de mea culpa. Cuando no se llega a un acuerdo no hay responsabilidades, es un tema que no se dio. Pero creo que fuimos capaces, esta vez, de desarrollar un diálogo respetuoso y constructivo, de flexibilizar nuestras posiciones y abrirnos a buscar posiciones.

En ese sentido, ¿cómo evalúa la forma en que el sindicato presentó su postura?

-El proceso fue bien estructurado y reglado. Cada una de las partes aplicó las distintas maneras de negociar. Pero más que mirar cómo fueron los distintos pasos, me quedo con el resultado. Estamos muy contentos.

¿Fue importante el rol que jugó el gobierno?

-El gobierno tiene un rol que jugar y el rol que cumplió fue muy bueno en la mediación. Obviamente, nos ayudó a lograr este acuerdo. Se hizo de manera eficaz y los resultados están a la vista. El gobierno cumplió bien su rol de mediador durante ese período y estamos satisfechos con eso.

¿La empresa sintió presión por la importancia que le dio el gobierno al avance de la negociación?

-No, de ninguna manera. Cada uno jugó su rol y el gobierno, en ese sentido, de acuerdo a la legislación laboral, tiene un rol que jugar en la mediación y siempre lo hizo de manera muy constructiva con ambas partes.

¿Les complicó el "plan B" del sindicato?

-Lo único que puedo decir es que la autoridad competente, que en este caso es la Dirección del Trabajo, dio su opinión respondiendo a esa situación en particular y con bastante claridad. Ese punto se despejó y no fue un tema en la mesa.

¿Hay vacíos en la Ley Laboral?

-La nueva Ley Laboral claramente está siendo testeada, es una normativa que no lleva mucho tiempo y que está siendo mirada por muchos cómo se interpreta.

Nosotros nos ajustamos a ella, negociamos dentro de sus márgenes y respetamos lo que había que respetar. Son las nuevas reglas del juego y jugamos con estas nuevas reglas y sacamos un buen resultado.

Pero, ¿considera que hay que hacerle mejoras?

-No soy un experto laboral para comentarlo, pero claramente había distintas interpretaciones. Nosotros negociamos en base a esta nueva ley y hay cosas que están muy claras, otras que al parecer no están tan claras y que me imagino se irán clarificando en la medida que se hagan nuevas negociaciones.

¿Cuál es el costo del nuevo contrato colectivo?

-Una buena parte del costo es el valor del bono ($19 millones), pero además hay muchas otras cosas que están detrás. No nos quedamos mucho con el tema del costo, para nosotros era un hito importante pasar esta negociación y focalizarnos en el futuro. Prefiero focalizarme en lo que esto significa, en el cambio cultural que esto nos va a permitir. El costo es un costo de una vez y es la parte menos importante del tema.

¿El contrato es viable en el largo plazo?

-Por supuesto que tiene viabilidad. Sino no lo habríamos firmado.

Pero, ¿lo es más allá de los 36 meses de su duración?

-Vienen cambios en la minería y debemos ser capaces de asumir los cambios. Ahora los cambios tampoco pueden suceder de la noche a la mañana. Es importante mirar por el parabrisas y no por el espejo retrovisor. Hay cambios que están de alguna manera generados por el hecho de que los recursos en Chile están cambiando, la calidad no es la misma y eso se aplica no sólo en Minera Escondida sino que a la mayor parte de las operaciones en Chile y de alguna manera tenemos que asumir los cambios que seguramente van a traer la tecnología, la estandarización y tenemos que apurarnos, porque no van a suceder en 20 años más.

Con los cambios efectuados, ¿sigue siendo este el mejor contrato de la industria?

-Efectivamente los trabajadores de Minera Escondida tienen un contrato muy bueno, que de alguna manera refleja también lo que ha sido Escondida en Chile. Pero habían aspectos del contrato donde creíamos que podían haber ganancias para las dos partes y de eso se trató la negociación.

El momento de la minería: "Estamos pasando por un punto de inflexión"

¿Por qué considera que la minería chilena atraviesa tiempos difíciles?

-Estamos pasando por un punto de inflexión. De alguna manera si uno mira los resultados de BHP, una de las cosas que destacamos en el caso de Minera Escondida es que estamos produciendo una cantidad de cobre similar a la que se produjo en 2006 con una ley que era 50% más alta, lo que significa que se tiene que hacer el 50% más de esfuerzo para producir lo mismo. Esa es una situación que no es exclusiva de Escondida. Esto implica que uno tiene que hacer las cosas distinto. Hay que hacer cambios, hay que operar de manera distinta, hay que traer más tecnología, estandarizar más los procesos, automatizar varios de ellos y eso es algo que es un proceso continuo que ya empezó.

¿Qué prepara frente a ello BHP en Chile?

-Estamos impulsando mucho el mejoramiento continuo. Nos ha ido muy bien en distintas iniciativas en Escondida y Spence. En Escondida tenemos los círculos de calidad, donde casi un tercio de los trabajadores pertenece a pequeños grupos de trabajo donde se dedican a enfrentar un problema pequeño para mejorar el desempeño. Estamos mirando la estandarización en mantención, trayendo tecnología a los procesos y tratando de automatizar ciertas cosas y cuando hablo de automatizar la gente se queda en los camiones autónomos o en las perforadoras, pero es más que eso, también es automatizar todo nuestro proceso que nos permitan usar la información y mejorar la toma de decisiones. Tenemos varias iniciativas de automatización, como de mejorar nuestras prácticas de mantenimiento.

¿Se reemplazarán trabajadores con este proceso?

-Creo que la evolución de cómo se hacen las cosas siempre cambia y tiene un impacto en eso. Pero se impactan ciertos trabajos y se crean otros. Es difícil predecir cuál va a ser el impacto final porque probablemente haya actividades que hoy ni imaginamos y que se van a desarrollar a través de esta revolución tecnológica.

En otro tema, ¿cómo ve los efectos de la guerra comercial?

-En general, los fundamentos del cobre siguen siendo bastante similares a antes de la guerra comercial, pero indudablemente toda esta situación ha generado bastante volatilidad. Nosotros no hemos cambiado mucho nuestra visión. Creemos que el mercado estructuralmente está en balance y que ese balance se va a empezar a abrir y habrá cierto déficit a comienzos de la próxima década y ahí van a ser necesarias nuevas inversiones.