El mundo está cambiando y Rich Lesser lo tiene clarísimo. El ejecutivo, que lleva trabajando 30 años en The Boston Consulting Group (BCG), hoy está a la cabeza de la consultora norteamericana y viaja por el mundo tomándole el pulso a los negocios.
Por Chile pasó tres días para celebrar los 15 años de la compañía en nuestro país y se juntó con altos ejecutivos de empresas locales con los que conversó sobre temas que hoy copan las agendas.
El uso de la tecnología al servicio de las personas y las empresas, la inclusión de las mujeres al mercado laboral, la forma en la que se hacen los negocios, se llevan parte del tiempo en las reuniones.
Sin embargo, las decisiones y la tensión comercial entre los países también preocupan. Un ejemplo de esto se dio hace un par de semanas, cuando tras el anuncio del Presidente Trump de aumentar los aranceles a las importaciones de aluminio y acero de México, Canadá y Europa, una compañía icónica como Harley Davidson anunció el traslado de parte de su producción al Viejo Continente.
"Hay una gran preocupación en la comunidad de negocios, incluyendo la de EE.UU., respecto a las tarifas que se están discutiendo y las implicancias de segundo orden en la competencia cuando se suben los costos de productos y commodities".
¿Qué es lo que más les preocupa del aumento de los aranceles?
- Según el análisis económico que he visto y por lo que dicen algunos CEO de compañías con los que he hablado, la preocupación está en que estas medidas más que llevar a creación de empleo, produzcan el efecto contrario.
En general, los líderes en el mundo de los negocios en EE.UU. entienden que los acuerdos de comercio diseñados hace 15 o 20 años están anticuados y necesitan ser renegociados. Pero en vez de ver un fuerte impulso por renegociar con un espíritu positivo, lo que hay son anuncios en temas de tarifas o cosas que ponen en riesgo a compañías individuales y determinan el crecimiento económico.
En este escenario, Harley Davidson anunció el traslado de parte de su producción a Europa. ¿Hay más empresas en esta ruta?
- Harley Davidson es una compañía muy visible. Pero sospecho que muchas compañías menos visibles están actualmente pensando cómo reoptimizar. Si la guerra de tarifas de ida y de vuelta se pone más candente y más industrias se ven afectadas, muchas compañías van a pensar cómo reoptimizar la cadena de suministros global para que las cosas funcionen. Esto significa que algunas pueden definir producir más en EE.UU., pero cuando las tarifas cambien va a significar pensar cómo cambiar la producción para evitar esas tarifas.
Pero ¿qué tan peligrosa es la decisión para la economía norteamericana cuando lo que se busca es darle un impulso?
- Lo anunciado daña a compañías específicas o sectores. Pero no tan dramáticamente como para dañar todo el crecimiento económico.
El problema con el comercio y las tarifas es que cuando un país hace una cosa, otro responde, un tercero se siente pasado a llevar y se entra en una espiral que puede ser grave al final. El mayor factor de riesgo macroeconómico global para los próximos dos años será el comercio; estará en el tope de la lista.
Estamos en un juego muy incierto. Nadie está seguro de los objetivos finales que tiene el Presidente Trump. Tampoco sabemos cómo los otros países van a responder.
Desde un punto de vista personal, esto es algo que me preocupa.
La semana pasada se dio inicio a la temida guerra comercial. ¿Quiénes van a ser los principales perjudicados?
- El comercio ha traído enorme prosperidad a la economía global. Dependiendo de la profundidad y duración de los conflictos actuales, su efecto puede ir desde pérdida de productividad por aumento de precios o disrupciones a la cadena de suministro global, hasta pérdida de mercados para empresas de diferentes países. Aunque no será catastrófico, sí puede llevar a problemas macro y micro. Espero que la racionalidad prevalezca y estos conflictos tengan vida corta.
Junto a otros CEO participó en un grupo asesor para el Presidente Trump el año pasado. ¿Qué tanto escucha el Presidente?
- Creo que nos escuchó, pero no creo que haya tomado lo que dijimos. Al final él decidió de forma distinta en muchos temas. Solo tuvimos dos sesiones.
¿Fue una buena experiencia?
- Fue una experiencia desafiante.
Los desafíos del vecindario
Argentina ha tenido semanas difíciles. A la huelga general se suman cifras económicas que no despegan. ¿Cree que la decisión del Presidente Mauricio Macri de hacer reformas económicas de forma gradual fue acertada?
- El Presidente Macri ha intentado hacer frente a una situación excepcionalmente difícil: la productividad no ha estado creciendo, los déficit fiscales están altos, inflación alta y hay desafíos sociales. La dirección en la que intenta llevar el país es la correcta. Los obstáculos son enormes. Pero hay más optimismo respecto de Argentina del que había hace algunos años. Esto, aunque el camino es difícil. Me complace que el FMI intente apoyar a Argentina para superar estos desafíos. Espero que él mantenga el rumbo y que el mundo político y la sociedad le den la libertad de operar. Argentina tiene un potencial que por décadas no ha sido usado y él está tratando de enfrentarlo de forma positiva y consistente, que es lo que el país necesita. Pero devolver la confianza para que vuelvan los inversionistas va a tomar un tiempo.
Siguiendo en la región, Brasil también está viviendo un periodo complejo…
- Brasil necesita hacer una reforma. Es difícil tener confianza cuando hay tanta inestabilidad en el liderazgo del país. Vienen elecciones y hay mucha incertidumbre respecto del resultado. Pero un gobierno estable, orientado a las reformas y que se enfoque en el potencial, lo convertirá en un lugar con enormes perspectivas de crecimiento por años.
¿Qué pasa con las empresas en Brasil frente a este escenario?
- Será más fácil para las compañías después de octubre, cuando sean las elecciones, porque sabrán con qué tendrán que lidiar. Estoy seguro de que las inversiones están siendo restringidas, porque no saben qué esperar ni lo que pasará.
En Chile estamos con nuevo gobierno y cifras positivas, ¿cómo ven a nuestro país?
- Hay un sentimiento general de optimismo. Chile es una economía pequeña, probablemente no está en el top of mind, pero la sensación es que hay un país bien dirigido. Un buen lugar para invertir. La oportunidad que veo para todos los países es que muchas de las decisiones de dónde y cómo invertir estarán más centradas en el capital humano. Cualquier inversión que se haga en capital humano será una buena inversión. Hay que tomar este momento económico y aprovechar de reinvertir en los jóvenes y los trabajadores. Ahí están las características que definirán los negocios.
En ese sentido, Chile tiene un desafío por incluir a la mujer con más fuerza al mercado laboral...
- Las compañías ven la importancia de estos temas. El año pasado hicimos un estudio en el que participé personalmente sobre el Total Societal Impact que habla de la importancia de incorporar las variables de gobiernos corporativos, comunidad y sustentabilidad a la estrategia de negocios. El estudio mostró que las compañías que realmente abrazan este concepto como parte de sus estrategias de negocios crean más valor para sus accionistas y tienen mayores márgenes de ganancias que las que no lo hacen.Hay que promover entornos inclusivos, entender y actuar sobre los desafíos de grupos minoritarios, ver cómo implementar más flexibilidad a los modelos de trabajo y cómo aplicar las políticas a hombres y mujeres, entre otros.