La demanda del cobre, su precio y ser "la billetera" de Chile, hace que la minería esté constantemente desafiada en términos de mejorar la productividad, así como de cumplir regulaciones y otras condiciones, tales como la incorporación de trabajadores discapacitados o mejorar la participación de la mujer. Según Diego Hernández, presidente de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), en términos de productividad, es clave la incorporación de las distintas tecnologías "ya que está en el diario vivir de las organizaciones, lo que implica cambios culturales que son lentos de implementar".

Además, -comenta Hernández-, también hay otro desafío que tiene que ver con cómo lidiar con la mayor preparación que tienen los trabajadores más jóvenes y sus nuevas formas de trabajar. "Por ejemplo, el Whatsapp es algo muy arraigado en los trabajadores, en particular en los más jóvenes, lo que puede ser visto como distracción. Tenemos dos opciones, luchar contra ello, o que sirva como herramienta en la gestión", dice.

¿De qué manera la digitalización está influyendo en las decisiones de las empresas mineras a la hora de contratar gente?

-Estamos en el momento preciso para avanzar hacia una minería más inteligente e innovadora. Para ello, los trabajadores deben saber trabajar en equipo, tener un alto nivel de adaptabilidad, abiertos al cambio, con amplio manejo de la automatización avanzada y telecomunicaciones, ser proactivos, poseer gran habilidad para resolver tareas complejas y contar con capacidades cognitivas.

¿Y qué están haciendo al respecto?

-Una de las tareas prioritarias es la capacitación continua de los trabajadores para que puedan hacer uso eficiente de esta revolucionaria tecnología.

¿Qué nuevos desafíos en términos de seguridad laboral está enfrentando esta industria?

-La seguridad laboral es un tema muy importante para el sector. Sonami creó la Comisión de Seguridad el año 2018, de manera de enfrentar en conjunto con las empresas los nuevos desafíos. Uno de los trabajos que está realizando la comisión es desarrollar buenas prácticas para evitar los incidentes que pueden tener como consecuencia accidentes, especialmente los de gravedad.

¿Y con respecto a la salud de los trabajadores?

-La salud siempre ha sido mirada como el pariente pobre de la seguridad. Pero debería ser vista como parte del proceso como un todo, de manera que sea un elemento central de la producción. Los profesionales de la salud deberían tener conocimiento de los procesos mineros, de manera de prever los problemas que se podrían generar de ellos, no solo una reacción a una enfermedad que ya existe.

¿Pero cómo se ha dado eso hasta el momento?

-Si hacemos un balance histórico, el resultado es muy positivo, pues las principales enfermedades profesionales en la minería han disminuido mucho y están bajo control. Ahora, con los cambios tecnológicos y sociales aparecen nuevas patologías que hay que ir abordando.

¿Cuáles son los pasos que esta industria está avanzando en cuanto a la equidad de género?

-Si bien, la minería, así como la construcción, es vista como una actividad masculina, no solo en Chile sino en todo el mundo, aún hay espacio para crecer. Países como Canadá y Australia han hecho grandes esfuerzos para mejorar, alcanzando tasas de participación entre 13% y 20%. Algunas actividades que han permitido aumentar estas tasas incluyen proveer ambientes donde las mujeres se sientan cómodas, programas de mentores, prácticas de empleo y promoción que incentiven participación de la mujer y retención, trabajo flexible, entre otras. Algunas de ellas están siendo implementadas en empresas en Chile, tales como AMSA, BHP o Finning.

¿Qué han hecho al respecto en Sonami?

-Junto a otras empresas, participamos de la Mesa Mujer y Minería del Ministerio de Minería. Como actividad de esta mesa, el gremio suscribió el "Decálogo de la industria minera, por la incorporación de mujeres y la conciliación de la vida laboral, familiar y personal".