Economía circular, la cooperación entre la empresa y los centros de innovación y los desafíos para el mundo laboral son los temas que abordó Bernardo Larraín Matte, presidente de la Sofofa, hace pocos días en el encuentro Innovation Day, realizado en Boston, EEUU. Un marco en el que el debate sobre los desafíos futuros de la economía lo llevan a evaluar también los desafíos para Chile, en momentos en que la reforma tributaria domina el debate.

¿Qué espera de esta segunda etapa de la discusión tributaria?

-Mi análisis es que no hay contradicción entre el crecimiento y la inversión, y el desarrollo social de un país. Es más, el motor que permite lo segundo es el crecimiento. Los que ven esto como una discusión binaria me parece que están equivocados.

¿Eso ha pasado en estos 8 meses de discusión en el Congreso?

-Si uno observa los días previos a la votación de la idea de legislar, se puso un manto sobre los temas de fondo por la vía de un intercambio profuso y apurado de propuestas que iban y venían. Así como yo no veo contradicción entre crecimiento y desarrollo social o desigualdad, lo preocupante es que algunos sí lo ven como antagónicos y en el debate político no se franquea esa discusión. Y, por otra parte, al seleccionar los instrumentos, no se sopesa suficientemente la evidencia internacional y el análisis técnico que están haciendo los otros países.

En el debate se aprecian dos enfoques: uno, más orientado a la progresividad y la recaudación, y el otro, más hacia la inversión y el crecimiento. ¿Cómo se concilian ambas posturas?

-Todos los sectores políticos lo expresaron en la campaña presidencial: poner en el centro de las políticas públicas la reactivación de la inversión y el crecimiento.¿Era retórica o convicción? Veamos.

Es bueno preguntarse ¿dónde está la inversión en Chile? Si miras el catastro de la Corporación de Bienes de Capital para el quinquenio 2018-2022 hay una cartera aproximada de proyectos de inversión de US$60 mil millones que están principalmente en el sector minero, en obras públicas, energía, sector inmobiliario e industrial. ¿Qué empresas están detrás de esos proyectos? Mayoritariamente aquellas que por el sólo hecho de superar el umbral de ventas de US$4 millones, se les cuelga el nombre de grandes.

Entonces, si la inversión es protagonista del debate político, debieran serlo también las empresas que están detrás de esa inversión.

¿La reforma está muy concentrada en medidas propyme?

-Al focalizar las políticas públicas en aquellas empresas que venden menos de ese umbral, que dicho sea de paso en Alemania es de US$200 millones, se ignora parte importante de la inversión, del empleo -sobre todo el formal- y los segmentos de empresas de mayor productividad.

No tengo reparos a que las pymes sean protagonistas del debate público y de las políticas públicas de Chile, pero con igual fuerza digo que lo más desafiante y el foco de la política pública, si es que realmente le damos importancia al crecimiento y la inversión, debiera ser la empresa que quiere crecer y ojalá superar con creces ese umbral de los US$4 millones.

¿Esa empresa está ausente en la Reforma Tributaria?

-En el debate político no está. Mi punto es que la inversión es importante y virtuosa en sí misma. Es tan importante una empresa grande que duplica su tamaño, como en una pyme que deja de serlo y pasa a ser una gran empresa. En la reforma tributaria la simplificación, la certeza jurídica y la integración son cosas positivas para todas las empresas con independencia de su tamaño. Sin embargo, creo que a la reforma tributaria le faltan elementos para ser un motor de inversión y crecimiento.

¿Como cuáles?

-Siempre hemos dicho que la reforma es un buen avance, pero también que nos parecía insuficiente, si es que realmente se quería incentivar la inversión, porque se descartó lo que han hecho el 100% de los países del mundo, que es rebajar el impuesto de primera categoría. Creemos que esa discusión falta. Y eso se puede hacer sin sacrificar recaudación, porque se puede compensar eliminando algunas exenciones que son beneficios para algunos, por un gran incentivo a la inversión de todos.

¿Qué tan incompleto queda el proyecto si este elemento no está?

-Aquí no hay balas de plata. Sería oportunista decir "bajemos el impuesto a las empresas" y que de pronto van a surgir 20 proyectos de inversión. Hay otras reformas tan relevantes como la del sistema de evaluación ambiental, la revolución microeconómica y la más amplia de modernización del Estado.

Y en lo tributario, hay distintos instrumentos. Hay países que han optado por bajarle a las empresas los impuestos por otros caminos, por ejemplo, con la depreciación acelarada permanente en vez de dos años, que se amplíe el crédito para la inversión I+D y que sea más flexible, por ejemplo, si una empresa compra un emprendimiento que hace I&D, califique.

¿Le preocupa qué saldrá de la discusión en particular?

-Por supuesto. Es malo para Chile que se haya estigmatizado la tecnocracia como si fuera contradictoria con la política.

¿Las últimas propuestas de Hacienda desdibujan el proyecto?

-Sería injusto decirlo. Mejorar el uso del market maker para que realmente responda al espíritu para el que fue creado es correcto; la tributación de los seguros con ahorro en comparación con otros instrumentos de ahorro me parece correcto precisarlo. Lo único que encuentro preocupante es el 1% de los proyectos de inversión en regiones.

¿Por qué?

-Como un instrumento de descentralización que le permita a una empresa que emprende un proyecto en una comuna aportar a un fondo de desarrollo local que sea un crédito a los impuestos que paga centralizadamente, nos parece bien, pero no como un impuesto adicional.

¿Y si se pierde la reintegración del sistema? Algunos DC han planteado no estar de acuerdo...

-Si se pierde la integración se pierde un objetivo bien relevante de justicia horizontal de que dos inversionistas, sea nacional o extranjero, paguen los mismos impuestos y que el emprendedor tenga el mismo tratamiento tributario que una persona que opta por el camino del empleo.