2020 no fue un buen año para la inversión pública regional, ya que el presupuesto para tal fin que se concentra en el Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) cayó un 12,5% en diciembre respecto del marco original con que partió y de acuerdo a lo aprobado en el Congreso.

Según las cifras de la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Subdere), mientras en enero se contemplaba un marco de $1.133.834 millones, se cerró en diciembre con $ 991.915 millones.

Cabe recordar que el año pasado no fue un ejercicio normal, pues las restricciones de movilidad impuestas por el coronavirus llevaron al Ministerio de Hacienda a efectuar un recorte sustantivo en el primer trimestre, partiendo de la base de que muchos programas no se podrían ejecutar. Sin embargo, el FNDR como un todo sufrió los ajustes más fuertes en el último trimestre.

El gasto partió bastante lento y en marzo el FNDR sólo había ejecutado un 14,7% de lo proyectado para el año, siendo la ejecución inicial más baja desde 2011, cuando llegó a 13,8%. El promedio entre 2010-2020 a marzo llegó a un 18,9%.

Con la misma tendencia a junio, con un 36,3%, fue definitivamente el nivel de ejecución más reducido de la década para un primer semestre (con un promedio de 46,8%). En septiembre la situación se mantuvo similar, pues mientras el promedio desde 2010 era de 64,4%, el año pasado solo se había gastado 56,4% del FNDR, y quizás por ello la autoridad decidió reducir el presupuesto en un 7% en ese mes.

Al final, la ejecución llegó a un 97% versus el 99,4% de 2019, con 11 regiones con un nivel de gasto menor que el año anterior.

Regiones afectadas

Este descenso global impactó de distinta forma a las regiones, siendo Ñuble, la más nueva constituida como organización territorial, la que fue más afectada con una caída de 52% de su presupuesto en diciembre respecto de enero. Le siguieron Antofagasta, con una rebaja de 45%, Tarapacá (-31,8%), Valparaíso con (-30%) y OHiggins -17%).

Desde estas distintas zonas del país, los consejeros regionales (cores) apuntaron sus dardos a la fuerte centralización de las decisiones, exigiendo mayor regionalización a la hora de definir los presupuestos asignados.

“Estas decisiones arbitrarias centralistas se transforman en un problema para el desarrollo, ya que obliga a realizar reajustes presupuestarios de último minuto respecto de cotizaciones ya asignadas para ciertos proyectos que buscaban ayudar a la comunidad. Los recortes afectaron directamente los recursos para medidas de salud, sobre todo en la pandemia” afirmó el core de O’Higgins, Germán Arenas (RD).

Asimismo, Juan Cárcamo (DC), presidente del Consejo Regional de Los Lagos, región que sufrió bajas en su marco presupuestario constantemente desde abril, dijo que “efectivamente nuestro presupuesto bajó el año pasado, pero lo más triste de la situación es la arbitrariedad con que estas decisiones son tomadas”. Recordó que esta es la segunda región con más pobreza territorial, por lo que el FNDR, es fundamental para los diferentes proyectos que apuntan a superar esta brecha.

“Para nuestra región de Tarapacá la rebaja de 31% significó disminución de presupuesto con respecto a implementos de salud, camillas, ventiladores, nuevos equipos, etc. La rebaja del FNDR al final es quitarnos la única herramienta útil, de la que depende la región. Los presupuestos se aprueban años antes, se planifican los gastos, pero vienen y en la mitad te dicen que va a ser menos, entonces muchos de tus planes se ven truncados”, acotó por su parte el presidente del Consejo Regional de esa zona, Rubén Berríos (DC). No obstante, admitió que el Covid afectó la ejecución y, por ende, el marco presupuestario: “Tarapacá fue de las que más tiempo estuvo en cuarentena, cuatro meses e incluso más, ¿entonces qué proyecto de construcción, o de ese estilo, se puede realizar en ese marco? Muy pocos”.

Las favorecidas

En el otro lado de la moneda, hubo tres regiones que registraron un alza en su presupuesto respecto de lo establecido inicialmente: Magallanes, con un 8,9% más de recursos, Biobío con 6,4% y Coquimbo con 4,6%. Esta última también anotó el peor porcentaje de ejecución presupuestaria del 2020, con un 78,6%.