Caóticos patrones climáticos están afectando los cultivos en todo el mundo y, en Chile, las pasas se están convirtiendo en la víctima más reciente de la inestabilidad.
En enero, fuertes lluvias azotaron las vides en el país, uno de los principales productores de uva del mundo.
El exceso de humedad acabó dañando una parte importante de los cultivos. Y, menos uvas, significa menos pasas. Eso ocurre en una temporada en que los agricultores plantaron menos, prefiriendo opciones más rentables como las cerezas y las nueces.
En conjunto, eso se traducirá en una disminución de 1% en la producción y las exportaciones de pasas chilenas este año, según un informe de una unidad del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés).
Esa podría parecer una pequeña contracción, pero en un año en el que los costos mundiales de la alimentación ya están en aumento, se necesita toda producción posible en un intento por mantener la inflación bajo control.
Efectos climáticos
Los problemas climáticos han afectado la producción de una serie de cultivos este año, ya que los cambios climáticos hacen que sea cada vez más difícil cultivar alimentos, por ejemplo, la sequía está matando los cereales en ambos lados de la frontera que separa a Estados Unidosde Canadá, lo que ha llevado a los agricultores a tomar la poco habitual medida de empaquetar sus tallos de trigo y cebada para venderlos como heno.
En Brasil, el mayor proveedor mundial de café, algunas de las temperaturas más bajas en más de 25 años están atenuando las esperanzas de suministros.
Por otra parte, lluvias torrenciales en Alemania han interrumpido en reiteradas ocasiones la cosecha de cereales. Y la provincia de China de Henan, un centro de producción agrícola y alimentaria, también se ha visto afectada por inundaciones.
Mientras tanto, en Chile, la producción de pasas puede haber escapado al impacto más duro que el exceso de lluvias tuvo en la producción de uvas de mesa frescas.
Los agricultores a menudo prefieren vender sus cosechas de uva como la variedad fresca y luego usar las sobras para la producción de pasas, jugo o vino, según el informe de la USDA.
Pero el daño de la lluvia “hizo que las uvas estuvieran más susceptibles a infecciones por hongos y menos aptas para sobrevivir a las largas distancias hasta los mercados de exportación”, señaló la agencia. La humedad fue menos perjudicial para las pasas, ya que se secan y procesan.