Aunque los supermercados fueron los comercios más afectados por el estallido social, los malls o centros comerciales también sintieron los efectos de la inseguridad. Por ello, en los días más álgidos de la crisis estos recintos operaron con dificultades, algunos permanecieron cerrados por completo y la mayoría modificó sus horarios, sobre todo al cierre.

La decisión de los grandes operadores de estos espacios obedeció a mantener la seguridad de trabajadores y locatarios, teniendo que generar planes de contingencia, así como condiciones especiales para el pago de los arriendos.

Y aunque a días de navidad, el flujo de personas que se observa en los malls pareciera ser el mismo de antes, no todos los visitantes han vuelto a recorrer los pasillos.

Un análisis realizado por Georesearch a los principales centros comerciales de la capital reveló que, en promedio, la caída en el flujo de visitantes llega hasta el 35%, considerando el periodo del 18 de octubre hasta el pasado 15 de diciembre.

En el caso de Mallplaza Vespucio -centro comercial con la mayor cantidad de visitas mensuales de todo el país- el flujo de personas antes de la crisis social, se movía entre los 3,4 millones a los 4,25 millones de consumidores.

Luego del estallido, el flujo en el centro comercial ubicado en la comuna de La Florida ha mostrado una caída promedio de entre 25% a 30% en sus visitas, determinó el estudio hecho por Georesearch.

Números similares se observan para Costanera Center, el segundo mayor mall en visitas de Chile y que estuvo cerrado durante 16 días, reiniciando operaciones recién a inicios de noviembre. En este caso, el flujo previo al estallido social era de entre 3,15 millones de personas a 3,9 millones, pero tras la llegada del 18 de octubre y hasta el 15 de diciembre, ese flujo se vio reducido entre un 30% y un 35%.

Costanera Center se vio afectado por amenazas de ataques y saqueos, que la obligaron a ir evaluando día a día la apertura de sus puertas.

CONTRA CORRIENTE

Más al oriente, en Alto Las Condes -operado por Cencosud, al igual que Costanera Center- el impacto de la coyuntura fue mínimo. Si en condiciones normales, el centro comercial recibe entre 1,8 millones de visitas a 2,3 millones de personas al mes, tras el estallido social el flujo solo disminuyó entre un 5% y 9%. De hecho, fue uno de los primeros centros comerciales en abrir, aunque solo durante unas horas y para poder acceder al supermercado Jumbo. El propio Horst Paulmann, al igual que otros altos ejecutivos de Cencosud, se encargaron de atender a los clientes que salían con carros llenos desde el local.

CAMBIO DE HÁBITO

Los flujos de visitantes hacia los centros comerciales no solo cambiaron en número, también lo hicieron en horarios. Si antes los malls tenían varios peak de visitas en el día, que se concentraban mayoritariamente posterior al horario laboral, hoy la tendencia es inversa.

En el caso de Mallplaza Vespucio, se observa una redistribución del horario de visita, generando un aumento en los bloques de la mañana y hora de almuerzo, para decrecer durante la tarde. Similar tendencia es la que se observa en el Costanera Center, aunque el bloque de la hora de almuerzo pasa a ser más concurrido, bajando también en la tarde.

Al contrario de los anteriores, Alto Las Condes experimenta una mínima modificación en los horarios de visita, que se condice también con el menor impacto en visitas que muestra el centro comercial de Av. Kennedy, en Las Condes.

La disponibilidad de transporte público durante las primeras semanas de la crisis -además de un ánimo desfavorable hacia las compras de productos que no fuera estrictamente necesarios- fue uno de los factores que propició el cambio de tendencia.

La preocupación principal de trabajadores y clientes era poder volver a sus hogares más que el "vitrineo". Y si bien ahora tanto Transantiago como Metro operan casi con normalidad, todavía persiste el temor a quedarse sin transporte.P