A pesar de que se ha avanzado en lograr que el país sea menos centralizado, el camino no ha sido fácil. Pero al parecer este problema también se proyecta en diversas brechas de género. Esto se demuestra claramente en los resultados del Informe GET 2018 "Género, Educación y Trabajo: Avances, contrastes y retos de tres generaciones", realizado por ComunidadMujer y que se presenta hoy.
Entre sus páginas, el informe pone énfasis en cómo la brecha se hace más grande cuando uno compara la Región Metropolitana con las otras regiones, partiendo por la educación.
Tanto en 1990 como en 2015 (años en que el estudio hace una comparación) las personas que viven en la RM tienen más años de escolaridad que quienes viven en el resto del país. Por otro lado, en esos 25 años, el promedio de escolaridad aumentó para ambos sexos, tanto en la RM como en Otras Regiones. Las diferencias de género, a su vez, son muy pequeñas, pero siempre a favor de los hombres (ver gráfico).
Sin embargo, además de la brecha de género hay una regional: Las mujeres y los hombres de todas las generaciones registran menos años de escolaridad promedio si viven en regiones distintas a la RM. En el caso de las "abuelas" y las "madres", la diferencia promedio en años de escolaridad entre quienes viven en la RM y quienes lo hacen en Otras Regiones supera el año, mientras que entre las "nietas" la diferencia promedio es de menos de uno.
En el caso de los hombres, las diferencias son más pronunciadas entre la capital y el resto del país. Los "abuelos" de la RM y de Otras Regiones tienen una diferencia promedio en años de escolaridad que alcanza casi los dos años; entre los "padres" la diferencia llega al año y medio, mientras que entre los "nietos" la diferencia promedio no supera el año.
Por otro lado, en 1990 la tasa neta de asistencia en Educación Parvularia, Media y Superior, era notoriamente mayor en la Región Metropolitana que en el resto de las regiones. Es decir, solo la Educación Básica presenta niveles de cobertura similares en la RM y las Otras Regiones.
En términos de género, las únicas brechas significativas a nivel estadístico desfavorables para las mujeres, se dieron en la Educación Superior y eso vale tanto para la RM como para las Otras Regiones.
La desventaja de trabajar fuera de la Región Metropolitana
Con respecto al mercado laboral, el estudio es claro: "Las mujeres fuera de la RM participan menos. Todo parece indicar que, para las mujeres, vivir en regiones distintas a la RM es una desventaja en términos laborales", indica.
En 1990 la tasa de inactividad femenina era evidentemente inferior en la Región Metropolitana, comparado con las Otras Regiones. Y eso valía tanto para adolescentes (15 a 17 años) como para jóvenes (18 a 24 años), adultas (25 a 59 años) y adultas mayores (60 años o más).
En esa fecha, los hombres se enfrentaban a la misma dinámica que ellas, salvo en el caso de los jóvenes de 18 a 24 años de edad, cuyas tasas de inactividad eran prácticamente iguales tanto en la RM como en Otras Regiones.
Pero en términos de género, existían brechas significativas -desfavorables para las mujeres- en todos los tramos de edad, a lo largo de Chile. Las cosas no cambiaron drásticamente en 2015.
Durante las últimas décadas, pese al descenso generalizado de las tasas de inactividad, se han mantenido más altas en Otras Regiones que en la Región Metropolitana.
Respecto de los salarios y observando un corte transversal, se puede ver que entre 1990 y 2016 existe un incremento real de ingresos y que, tanto hombres como mujeres que viven en Otras Regiones tienen un salario por hora inferior al de las personas que viven en la Región Metropolitana.
Simultáneamente, las mujeres ganan menos que los hombres en todos los escenarios.
Sin embargo, en las Otras Regiones existe una menor brecha de género en ambas fechas, aunque esta sea más importante en 2016 que en 1990.