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Procrastinar, dudar y fallar: lecciones de Adam Grant para emprendedores

¿Y si aplazar una idea fuera clave para mejorarla? Adam Grant comparte en TED cómo piensan los llamados “originales”. Un enfoque inspirador para emprendedores que buscan marcar la diferencia.

Foto: Wikimedia Commons

En el mundo del emprendimiento la velocidad suele ser un mandato, parte del evangelio startup: moverse rápido, tomar decisiones sin titubear y llegar antes que la competencia. “Move fast and break things” (moverse rápido y romper cosas) era el lema de Facebook en sus comienzos. Pero, ¿y si postergar, dudar y fallar fueran, en cambio, indicadores de creatividad?

Eso es lo que plantea Adam Grant, psicólogo organizacional y autor de bestsellers, en una charla TED vista por más de 15 millones de personas. Su tesis es provocadora: los pensadores originales no son necesariamente los más valientes ni los más disciplinados. A menudo, son los que se atreven a esperar.

Con ejemplos que van desde la fundación de Warby Parker —la marca de anteojos y gafas— hasta la noche previa al discurso “I have a dream” de Marthin Luther King Jr., Grant desmantela la idea de que procrastinar y fracasar son enemigos del éxito. Por el contrario, dice él: pueden ser pasos clave en el proceso de innovar.

Las suyas son lecciones para emprendedores que buscan marcar diferencia sin caer en fórmulas repetidas. Lo que Grant parece decir es: no le temas a la incertidumbre. Es más, aprovéchala como un terreno fértil para desarrollar tu pensamiento original.

No es falta de disciplina: es parte del proceso creativo

Cuando Adam Grant rechazó invertir en una startup que avanzaba lentamente y cuyos fundadores tenían trabajos de respaldo, creyó estar tomando una decisión racional. Fue un error. Lo que no sabía en ese momento era que esa empresa, Warby Parker, estaba incubando una idea que más tarde sería valorada en más de mil millones de dólares.

Lo que a Grant le parecía falta de compromiso de los fundadores era, en realidad, una forma distinta de pensar. Con el tiempo, este psicólogo descubrió que muchos pensadores originales comparten tres rasgos que suelen ser malinterpretados: procrastinan, dudan de sus ideas y fracasan a menudo.

En un estudio con empresas, Grant observó que los procrastinadores moderados eran percibidos como más creativos que quienes actuaban de inmediato o posponían eternamente. Dejar que una idea repose y descanse —sin dejar de pensar en ella— permite incubarla y explorar caminos inesperados.

También distinguió dos tipos de duda: la que nos paraliza (“no soy capaz”) y la que nos impulsa (“esta idea aún no es buena”). Los emprendedores originales no se libran del miedo, pero se permiten cuestionar y mejorar lo que están creando.

Finalmente, Grant resalta un patrón común entre quienes innovan: generan muchas ideas, incluyendo ideas malas. Los fundadores de Warby Parker no apostaron todo a una genialidad única, sino que exploraron cientos de opciones hasta dar con algo realmente valioso.

De ahí que la frase de Thomas Edison sea tan elocuente: “No fracasé, solo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una ampolleta”.

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