Aunque Nuevo Pudahuel, consorcio formado por los franceses Aéroports de Paris y Vinci, junto a la italiana Astaldi, logró aplazar el pago de sus deudas hasta 2022, el fantasma de la quiebra todavía ronda a la concesionaria del aeropuerto de Santiago.
El ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, señala que “el contrato de concesión se pone en la situación de que a una concesionaria le puede ir mal, y por lo tanto, establece qué sucede en el caso de que la empresa entre en insolvencia”. En ese caso, dice, “el contrato de concesión continúa exactamente igual en manos de los acreedores” y agrega que, también “desde el punto de vista de operación del aeropuerto, sigue exactamente igual, con otro administrador y los acreedores verán que es lo que van a resolver; si van a vender esa concesión a otro, si van a contratar a otro para que lo hagan, cuál es la mejor manera de recuperar sus acreencias”.
Un escenario peor sería un proceso para caducar la concesión, que podría tardar hasta dos años. El término anticipado del contrato de concesión que se solicita ante una comisión arbitral -por incumplimiento grave de las obligaciones- no es automático, señalan entendidos en el sector de Obras Públicas, porque se deben determinar responsabilidades y eso abre una discusión de fondo. Por eso, pese a que las comisiones arbitrales tienen que resolver dentro de un plazo de 30 días, eso en la práctica no ocurre. Esto se ha traducido en procesos de discusión entre uno a dos años, dice una fuente. A esto, se sumaría el tiempo que demore llamar a un nuevo concurso y relicitar la obra, lo que podría sumar otros dos años.