Hace dos semanas acaba de ser el día de la madre, las felicitamos, les regalamos flores y más de alguno recibió algún video o meme por redes sociales destacando a las madres de nuestro país y su impacto en nuestra sociedad.
Tener hijos puede ser una experiencia inigualable en la vida, es parte de una etapa vital que impacta los diferentes ámbitos de una persona. Podríamos enumerar las consecuencias positivas que tiene la maternidad sobre la sociedad.
Pero ¿afecta de igual manera el desarrollo profesional de las personas? De acuerdo con el estudio de Killewald y Gough los hombres se ven beneficiados con la paternidad, ya que se asocia a atributos como lealtad, equilibrio, compromiso y seriedad, lo que a su vez influye positivamente en sus oportunidades y remuneración. Por otra parte, las mujeres que son madres son penalizadas con menores oportunidades y salarios. Por ejemplo, de acuerdo con el estudio de Lupica, aquellas que tienen hijos tienden a sufrir las denominadas "desventajas por maternidad", es decir participan menos en el mercado laboral que otras mujeres sin hijos, tienen más probabilidades de insertarse en puestos de baja calidad y perciben menos ingresos.
Esta menor valoración de la maternidad ha provocado que muchas personas se sientan presionadas a elegir entre maternidad y desarrollo profesional. Esta elección ha impactado algunos indicadores como lo son la tasa de natalidad y la edad de tener el primer hijo, según los últimos datos publicados por el INE.
La caída de la tasa de natalidad no es un fenómeno nacional, sino que es algo que se está observando en todo el mundo. Otros países desarrollados han abordado este tema desde el mercado laboral, esto es, mediante políticas que despenalizan la maternidad o incluso la fomentan. Alguna de estas medidas son, por ejemplo: desarrollar políticas de flexibilidad y amigables con la familia, visibilizar a líderes que fomentan culturas familiarmente responsables y buscar nuevas formas de organizar el trabajo, promoviendo la productividad y no el presentismo, por nombrar algunas.
Como país podemos celebrar a las madres, pero el real desafío es dejar que se desarrollen profesional y personalmente sin penalizarlas, dado que muchas quieren tener hijos y a su vez quieren y/o necesitan trabajar. De esta forma podremos realmente celebrarlas y valorarlas en su día.