Cuando a Chile le tocó el turno de organizar la conferencia mundial más importante sobre cambio climático (COP 25) el 2019, hubo una persona que fue clave para “difundir” el mensaje de la importancia de cambiar la forma de hacer las cosas a nivel del sector empresarial antes y después del evento, que finalmente se realizó en España. Se trató de Gonzalo Muñoz, el High-Level Climate Action Champion de la COP25.

La figura de los champions nació en la COP21 el 2015 en París. Estos “campeones” o “paladines” climáticos tienen entre sus responsabilidades generar diálogo y acercar a actores estatales y no estatales. El 2021 y luego de un período más extenso de lo presupuestado producto de la pandemia, Muñoz le dio el pase a su sucesor, Nigel Topping, y juntos llegaron a la COP26 en Glasgow a fines del año pasado. Momento en que el fundador de TriCiclos colgó la sotana de paladín (pero no la de la lucha contra el cambio climático), dejando a Topping, a quien a fines de febrero de 2022, le llegó compañía: Mahmoud Mohieldin, el High-Level Climate Action Champion de la COP 27, que se llevará a cabo en Egipto del 7 al 18 de noviembre de este año.

¿Quién es Mahmoud Mohieldin? A diferencia de los paladines anteriores, este economista egipcio de 57 años que fue ministro de Inversión de su país (2004-2010), tiene un perfil mucho más ligado al mundo financiero. Posee más de 30 años de experiencia en finanzas internacionales y desarrollo. En 2010 se incorporó al Banco Mundial como director gerente y ha participado de una gran cantidad de entidades ligadas al mundo económico a nivel global. También se desempeñó en varias juntas directivas, incluido el Banco Central de Egipto y el sector bancario y corporativo.

Posee un doctorado en Economía de la Universidad de Warwick y es profesor de Economía y Finanzas en la Universidad de El Cairo y miembro del Consejo Asesor de la Escuela de Negocios de Durham. También ocupó cargos de liderazgo en centros de investigación y think tanks nacionales y regionales. Desde febrero de 2020, es enviado especial de las Naciones Unidas para la Financiación de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030. Y por ahí hace la conexión con la sustentabilidad. “Según la evaluación más reciente llevada a cabo por los países desarrollados, la financiación climática total, que cuenta con el compromiso de US$ 100.000 millones, sigue siendo insuficiente. Pero si se movilizan recursos privados, será posible pasar de los miles de millones a los billones necesarios”, explica Margarita Ducci, directora ejecutiva de Red Pacto Global Chile (ONU), con respecto a la misión del nuevo champion.

Al respecto, el mismo Mahmoud comentó hace unos días en una reunión del Grupo del Banco Islámico de Desarrollo realizada en Sharm El Sheikh (ciudad sede de la COP 27): “El mundo necesitará 10 veces de esta suma para financiar planes y proyectos que apunten a frenar los impactos del cambio climático”.

La cultura árabe de Egipto y sus raíces africanas, su influencia entre los países en desarrollo y su red de relaciones amistosas en todo el Mediterráneo y el mundo, posicionan la sede de esta conferencia, y a Mahmoud, en una interesante posición para abordar los desafíos climáticos. Además de darle un perfil distinto al de los últimos paladines, más ligados al eje occidental (Reino Unido, Chile y Polonia).

En esa línea, Gonzalo Muñoz, considera que Mahmoud trae el bagaje de su experiencia en el sector del financiamiento público y multilateral, con una preocupación particular sobre el nivel de endeudamiento de las economías emergentes. “Como exministro, es muy respetado en la presidencia de Egipto para la COP27, y por lo tanto tiene alta capacidad de influir en esta. Trae un fuerte compromiso con los ODS y una mirada sistémica buscando que la respuesta a la crisis climática también integre los desafíos estructurales de desarrollo de los países emergentes”, señala quien, además, es fundador de Manuia y Sistema B.

La “espina” petrolera

Actualmente, Egipto es el decimoquinto país más populoso del mundo y depende del río Nilo para el 97% del agua que consume y debe importar el 40% de sus alimentos. Pero justamente está atravesando un importante desafío con respecto a los combustibles fósiles ya que el gobierno de dicho país programó un aumento en la producción en el sector de extracción (petróleo crudo, gas y otras extracciones) y la industria de refinación de petróleo del 10 % con una inversión de 65.300 millones de libras egipcias (cerca de US$ 3.500 millones) en el año fiscal 2021-2022. “Me parece un panorama complejo, considerando que Mahmoud lidera una reducción en ese uso de combustibles y una transición a energías renovables”, dice Ducci, y agrega: “Si bien Egipto no es miembro de la Opep, tiene relaciones cercanas con los países árabes”.

La Opep, que reúne a los países que se han organizado con el fin de negociar con empresas petroleras en materia de producción de petróleo, precios y derechos futuros de concesión, son: Argelia, Indonesia, Irán, Irak, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Venezuela. “La zona neutral entre Kuwait y Arabia Saudita se considera parte de la Opep. Entonces, debe tomar una postura que muchas veces irá en contra de sus países vecinos”, señala la directora ejecutiva de Red Pacto Global Chile (ONU).

Tema no menor para alguien que, según Muñoz, “como persona es muy directo y práctico. Le interesa mucho que pasemos rápido de los compromisos a los proyectos concretos”.

De hecho, en la reunión del Banco Islámico de Desarrollo, Mahmoud Mohieldin fue directo cuando le preguntaron cuál sería la diferencia de la COP 27 con respecto a sus antecesoras: “Implementación, implementación e implementación (…) No más promesas inútiles, compromisos y palabras de moda”.