Quiénes son los actores y cómo opera el mercado de las papas en Chile
De acuerdo al último censo agrícola de 2021, hay 24.500 unidades productivas de este cultivo. De ese total, el 75% corresponde a productores que tienen 1 hectárea de siembra, por lo que son calificados como pequeños; el 22% tiene entre 1 y 5 hectáreas (medianos) y el 3% posee 5 hectáreas o más (grandes). No hay registros de cuántos son los intermediarios. En cuanto a los precios, la última semana anota la mayor alza en tres años, con un salto de un 46% y un valor promedio de $1.500 en ferias libres del país.
Es un mercado muy atomizado. Esa es la frase que más se repite entre quienes conocen cómo opera el negocio de las papas en Chile. Un dato que refleja esa frase es que no existen cifras exactas ni oficiales sobre la totalidad de actores que participan en la cadena productiva. Y por ello, todos quienes tienen conocimiento de este rubro, cuestionan que pueda existir colusión, tal como lo deslizó el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, al buscar una explicación del fuerte incremento que ha experimentado durante agosto el precio de dicho producto, luego del último temporal que afectó la zona centro-sur del país.
El secretario de Estado presentó los antecedentes que recopiló para que la Fiscalía Nacional Económica (FNE) se pronuncie. Para que se inicie una investigación propiamente tal, se requiere de un estudio previo, donde se evalúa si hay antecedentes suficientes y de esa manera declararla admisible, o no. Para aquello no hay un plazo fijo.
De lo que sí hay cifras es de cómo se distribuyen los productores de papas en Chile. De acuerdo al último censo agrícola de 2021, actualmente hay 24.500 unidades productivas. De ese total, el 75% corresponde a productores que tienen 1 hectárea de siembra, por lo que son calificados como pequeños; el 22% tiene entre 1 y 5 hectáreas, que son los medianos, y el 3% posee 5 hectáreas o más, que son los más grandes.
Quienes conocen el rubro sostienen que no hay una agrupación que los reúna, ya que cada uno desarrolla su cadena productiva como le sea más rentable.
El presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Antonio Walker, explica que los productores tienen varias formas de comercialización. “Lo primero es que los pequeños productores le venden a las personas que van recorriendo los predios. Es una persona que pasa en una camioneta y luego la lleva a la feria o a las verdulerías, o bien vende a domicilio directamente. Son, en general, comerciantes independientes. Eso es para el productor chico, producción campesina familiar”, acota. Luego, dentro de la cadena productiva está el productor mediano, quien tiene una llegada más directa hacia los mercados mayoristas, ya sea La Vega Central, el mercado Lo Valledor en la Región Metropolitana, o los grandes mercados de las principales ciudades del país. Estos salen con sus propios vehículos o bien lo hacen con intermediarios. Ya los productores grandes tienen una mayor sofisticación en el traslado de sus productos, que son repartidos tanto a grandes centros de abastecimiento como a supermercados.
En la cadena comercializadora de papa fresca participan los intermediarios informales (conchenchos), intermediarios que trabajan con las cadenas de supermercados, los mercados mayoristas, las ferias libres, almacenes (verdulerías) y las cadenas de supermercados. En términos más esquemáticos la industria funciona así: agricultor, intermediario, mercado mayorista (70% de la producción), ferias libres, almacenes y consumidor final.
La subsecretaria de Agricultura, Ignacia Fernández, suma argumentos: “Es un mercado superatomizado. Muchos muy pequeños productores quienes le venden a los mercados mayoristas y después de los mercados mayoristas a los consumidores finales. En todo ese proceso hay muchos intermediarios, y en esa larga cadena es difícil entender las decisiones de cada uno de esos intermediarios y las alzas que se van produciendo en esa cadena de producción. Es una suma de decisiones individuales que se van agrupando hasta llegar a los grandes mercados mayoristas y luego a los puntos de distribución”. Fernández sostiene que “no hay un registro de los intermediarios, pero dentro de la estrategia que se está trabajando incluye mejorar los sistemas de información de precios a los productores”.
Según un estudio de Odepa, en la cadena de valor de la papa se observan dos tipos de explotaciones: las que cumplen con las condiciones de producción para los supermercados, que son básicamente registros, uso de facturas, entre otros, y las que no las cumplen. El canal mayoritario de comercialización pasa por los mercados mayoristas, ya sea vía intermediario o con llegada directa del productor. Paralelamente, del orden de 20% de la producción se comercializa a través de la cadena de retail, vía en la que el productor obtiene mejores precios, pero debe cumplir con estándares de calidad y seguridad de suministro, elementos que no son de fácil cumplimiento para pequeños productores.
La papa en Chile se cultiva principalmente para el mercado interno de consumo en fresco, jugando un rol poco importante la industria de congelado y otros productos procesados, aun cuando la papa prefrita congelada aumenta su consumo en forma importante en los últimos años. A la vez, los volúmenes de papa fresca importada son también muy bajos, y se dan en los meses de septiembre y octubre, en que escasea la papa que viene de la Región de Coquimbo.
Los expertos comentan que la papa de guarda, que se produce en la zona sur, se cosecha entre marzo y mayo, puede ser almacenada y abastece el mercado, normalmente, hasta septiembre. Es el producto más importante en volumen, y justamente su capacidad de guarda ayuda a que el mercado se ordene durante esos meses en cuanto a articular oferta y demanda. Existe también la papa temprana, que se cosecha entre septiembre y diciembre, alcanzando mejores precios en el mercado.
La producción comercial se desarrolla principalmente entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos. Entre estas regiones se produce prácticamente la totalidad de las papas que van a los principales mercados, generándose procesos de comercialización que involucran el movimiento de estas producciones a través del país. Cada zona tiene características productivas propias, definidas fundamentalmente por las condiciones ambientales de clima y suelo, y por el destino de la producción. Así, la región de La Araucanía es la zona que tiene más siembra de papas, con 30%; seguida por Los Lagos, con 25%. Mucho más atrás están las regiones de Coquimbo y Los Ríos, con 7% cada una.
Por esta razón, la región Metropolitana se abastece principalmente de la zona sur del país. Y solo como alternativa, de la que proviene de Coquimbo. “La mayoría son productores pequeños. Cada uno va viendo qué le conviene. No hay grandes asociaciones. Son todos independientes”, detalla el vocero de La Vega Central, Arturo Guerrero, quien descarta de plano que pueda haber una colusión en los precios, ya que según cuenta “en este mercado, como en cualquiera, opera la ley de la oferta y demanda”. Y Walker añade que “tuvimos cinco a siete años de rentabilidad muy baja e incluso negativa, porque un kilo de papa tenía un valor de entre $500 y $700 el kilo. Entonces, la rentabilidad no llegó al agricultor y dejó de plantar papas y bajó la superficie sembrada”. Efectivamente, según datos de Odepa, la superficie plantada cayó 41% en la última década, llegando sólo a 28.986 hectáreas, siendo el número más bajo de los últimos 20 años.
Fernández explica que “la disminución de la superficie plantada es una tendencia histórica de 20 años, donde hemos visto reducciones de hectáreas sembradas. En el largo plazo la explicación tiene que ver con la visión de mercado que tienen los agricultores, por el costo alternativo de otros productos que son más rentables y tienen un mejor retorno como los paltos, cítricos, cerezas o tomates”. Ahora bien, en los últimos cinco años, la disminución estuvo más vinculada a la pandemia, y luego a los efectos en los precios que generó la guerra en Ucrania, señala. “Eso generó también un aumento en el precio de los insumos como fertilizantes que, en este último tiempo, ha tendido a regularizarse, pero fue un impacto fuerte”, precisa.
Los precios
En Chile la papa es el segundo alimento más consumido de la Canasta Básica de Alimentos y destaca por su alto aporte calórico para cumplir con los requerimientos diarios. Por eso el alza de los precios preocupa a los consumidores. De acuerdo a un informe del OCEC-UDP, que realizó la investigadora Valentina Apablaza, durante las últimas semanas se ha registrado un aumento exponencial en el precio de las papas: “Sólo en julio registró un alza de 20,2% según el IPC, mientras la variación mensual promedio en los últimos 3 años fluctúa alrededor de un 1%. Así, el precio de las papas estaría siendo un 44% más alto que su precio en julio del año anterior”.
Según detalla, este incremento es generalizado en todas las regiones del país y se observa tanto en mercados mayoristas, como en ferias libres y supermercados. “En agosto el precio mayorista registró una variación mensual de 39%, seguido del precio en ferias libres que aumentó en un 33% y de los supermercados, donde la papa está un 14% más cara que en julio del mismo año”, revela el análisis.
No obstante, puntualiza que en la semana del 21 al 27 de agosto, se produjo el mayor aumento que se ha experimentado en los últimos 3 años, anotando un incremento de 46% en el transcurso de una semana, con lo cual el kilo de papas alcanzó, en promedio, a alrededor de $1.500 en ferias libres del país.
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