Los bonos verdes debutaron este año en el mercado local con dos colocaciones. Una de ella fue de Aguas Andinas por UF1.500.000, para financiar proyectos de abastecimiento de agua potable, infraestructura resiliente y saneamiento de aguas servidas.
Lo anterior, en línea con lo que establecen los Green Bond Principles, que definen a estos instrumentos como cualquier bono donde las ganancias serán exclusivamente destinadas para financiar, o refinanciar, ya sea en parte o totalmente, proyectos nuevos o existentes que sean elegibles como proyectos verdes.
Pese a que en el país no son muchas las compañías que han emitido este tipo de deuda, Chile tiene gran potencial. Eso es lo que aseguran los holandeses de de Rabobank Group que visitaron el país la semana pasada, Crispijn Kooijmans, gerente de Instituciones Financieras y Originación de Bonos del Sector Público, y Rosemarie Thijssens, especialista en Finanzas Sostenibles Deuda Mercado de Capitales.
"Hay potencial, de todas maneras, aquí hay muchas compañías que tienen muy buenas estrategias sustentables, y tienen los activos para emitir un bono verde, por ahora hemos visto dos colocaciones en el mercado local… Hay tanto potencial como en otros países donde el mercado de bonos verdes se disparó", comenta Thijssens, y explica que la inversión responsable es un mercado que está en crecimiento.
Otro mercado que está despegando es el de los bonos sociales, detalla, y dice que "el mercado empezó con los bonos verdes, y luego vino la discusión: ¿deberíamos mirar también lo social, o solo enfocarnos en lo verde? Al final, algunos decían, olvídate de lo social, porque si el mundo no está en el futuro, no necesitaremos lo social. Pero por otro lado, lo verde también es un problema social".
En esa línea, Kooijmans explica que hay más inversionistas dedicados a bonos verdes que bonos sociales, porque este primer mercado lleva más tiempo funcionado.
Además, puntualiza que es más medible un proyecto verde que uno social, ya que después de que se realiza el proyecto con los recursos recaudados en la colocación, el emisor debe cuantificar en un informe el impacto y lo conseguido con el dinero, lo que "es más fácil para los proyectos verdes, en los bonos sociales es difícil ponerlo en números, por ejemplo, cuál es el real impacto para la sociedad de algunas casas que se construyeron, se sabe que hay un impacto, ¿pero cómo lo mides? Por eso es más fácil para los inversionistas invertir en bonos verdes que en bonos sociales", apunta.