Ha sido la categoría más afectada. Ya lo señalaba el Banco Central en su IPoM de septiembre: el consumo privado cerraría 2022 con un avance de un leve 1,4%, impactado por la caída del segmento de bienes durables. Y lo repitió en el Informe de Política Monetaria de diciembre: “El consumo privado continuó ajustándose. Resalta la nueva disminución de la parte de bienes durables, que ha deshecho una parte relevante de la excesiva alza que mostró en la segunda mitad de 2021″. Fue el que más se benefició con los retiros de los fondos previsionales y las ayudas estatales y ahora sufre el mayor descenso. La Cámara Nacional de Comercio (CNC) refrenda ese panorama: a octubre, la comercialización de ese tipo de productos se había contraído más del 17%. Hace un año crecían un 60%. Ya no está la liquidez de antaño ni el dinamismo imperante... la alta base de comparación tiñe el panorama. Y los datos, de cara al consumidor, dan cuenta de ese escenario.
Entre enero y octubre de este año se han comercializado $ 2.877.796 millones (unos US$ 3.300 millones) en bienes durables -aquellos productos que se pueden usar más de una vez por un período superior a un año-, según un reporte de GfK, que audita desde línea blanca hasta electrónica, electrodomésticos y tecnología. Hace un año, ese número era un 27,4% superior: $ 3.962.813 millones (US$ 4.557, al dólar actual). Durante los primeros diez meses de 2022, los chilenos han adquirido 25,1 millones de unidades, 7,8 millones menos -o un 23% inferior- que las más de 33 millones compradas el ejercicio previo. Según el Central, si el PIB no minero bajó un 0,8% en el tercer trimestre frente a los tres meses previos, el comercio fue el peor comportamiento: se contrajo un 2,8%.
“El año pasado las categorías de durables tuvieron ventas históricas, con más de un 40% de crecimiento, y ahora se está reacomodando el mercado, porque 2022 sigue estando por encima de lo que se vendió en 2020 y 2019 y, en general, sobre un año normal”, señala el MI (market inside) y retail manager de GfK, Juan Carlos Montes. De hecho, se ha vendido un 23% más que hace dos años.
La consultora mide más de 60 productos y, de ellos, un 88% evidencia descensos en 2022. Y más de un 73% del total muestra bajas superiores a los dos dígitos. El mundo de la tecnología y los artículos electrónicos concentran esos débiles balances. A octubre de 2021, se habían comercializado $ 42.058 millones en celulares. Ese número ha bajado un 41,6%, hasta los $ 24.545 millones. Los smartphones lideran los descensos en valor. Le siguen los notebooks. A octubre del año pasado, se habían vendido $ 623.174 millones: ahora la cifra alcanza los $ 367.818 millones.
En unidades, el protagonista lo tienen las impresoras. Se han vendido un 54,8% menos que hace doce meses. En general, todo lo relacionado con el teletrabajo -desde computadores hasta tintas para impresoras- están en un rojo profundo.
“Durante 2020 y 2021, las personas compraron todo lo relacionado a home office y home school. Hoy son categorías que están volviendo a la normalidad”, explica Montes.
La dinámica es inversa en las áreas de línea blanca o electrodomésticos. Ahí están concentradas básicamente las alzas. El artículo de mejor desempeño lo tienen las freidoras eléctricas. Si hace dos años se vendían 44 mil unidades, en 2021 el dato saltó fuerte a 232 mil y ahora, en 2022, aún más... a 382 mil. De comercializarse $ 16.966 millones hace un año hoy es un 52% más: $ 25.864 millones.
En el mercado explican que hace un par de años, la oferta de freidoras era muy acotada y costosa. Ahora, existen varias marcas y con un amplio abanico de valores -que pueden partir incluso en menos de $26 mil-, lo que ha hecho que más personas accedan a ellas. Tal es así que si hace un año el precio promedio de los aparatos comercializados era cercano a los $ 73 mil; doce meses después, llega a los $ 67 mil.
Entre los artículos en terreno positivo aparecen también los hervidores, ventiladores, mantas eléctricas, proyectores, aparatos para fabricar bebidas calientes y las ollas eléctricas.
Precios a la baja
Si hace dos años el valor promedio de los bienes durables contabilizados por GfK era de $ 102.232, en 2021 llegó a los $ 120.085, para situarse este año en $ 114.342, un 5% inferior.
El factor inflación se diluyó. La desaceleración, en medio de un alza en los inventarios del retail, hicieron su aporte. Todos los grandes comercios han dado cuenta de un incremento en el stock -llegando a niveles históricos- derivados de la normalización del transporte y compras por resguardo. De hecho, en el tercer trimestre las importaciones de electrodomésticos, por ejemplo, cayeron un 57,8%, y las de electrónica, un 45%. “Ambas categorías son precisamente las que han marcado una mayor desaceleración en sus ventas en lo que va del año, cerrando de esta manera el período enero-septiembre, con bajas de 20,9% y 22,3% respectivamente en su volumen importado”, destaca la CNC.
Lo que, además, se ha entrelazado con una modificación del mix. El año pasado, los consumidores tendían a gamas más premium, por la liquidez que imperaba, incrementando el precio promedio, pero ahora han vuelto a productos de gama media, explican en GfK.
Por ejemplo, el valor medio de los notebooks ha descendido más de 9% en un año; el de los televisores, ha caído un 10%, mientras que el de los ventiladores se ha contraído un 18%... y así en una veintena de productos.
“El retroceso del consumo se concentró en los bienes, especialmente durables, coincidiendo con la depreciación cambiaria y una significativa acumulación de existencias”, señaló el Central en septiembre. El Índice de Percepción de la Economía (IPEC) -acotó en diciembre- muesta una baja disposición para la compra de bienes durables, tales como artículos para el hogar, vehículos y vivienda.
La normalización de internet
Previo a la pandemia, del orden de un 25% de los bienes durables se comercializaba por internet. El Covid-19 hizo que ese porcentaje más que se duplicara. En un minuto, un 60% del total de las compras se materializaban a través de la web y 2021 cerró con una proporción más equivalente entre ambos canales: 54% remoto versus 46% presencial. Y este 2022, con total apertura del comercio, los números comenzaron a normalizarse, aunque aún alejado de sus niveles previos a la pandemia.
En valor, la proporción está pareja: $ 1.442.603 millones (US$ 1.658 millones) se ha vendido por internet; y $ 1.435.192 millones (US$ 1.650 millones) a través de las tiendas.
Montes explica que más allá de las aperturas, las cuarentenas derivadas del Covid-19 hicieron que más retailers se subieran al canal web. Hoy son muchas más las compañías que venden a través de internet, lo que ha hecho que su preponderancia en el total continúe alto.
El 90%, eso sí, de los productos transados en el online ha mostrado una contracción; en los locales, la cifra es más positiva: un 72% cae. “El ajuste generalizado que muestran las ventas minoristas en Chile se ha visto con mayor intensidad en el comercio electrónico de bienes, segmento que experimentó fuertes crecimientos en los dos años previos, impulsado por la liquidez de los hogares y el cierre de las actividades presenciales”, señala un reporte de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS). “Hoy retrocede ante el repliegue de la demanda y la reapertura del comercio físico”, añaden.
De hecho, en unidades, la distancia entre ambos canales ha aumentado. Hace un año, un 45% se comercializaba vía internet, hoy es un 32,5%; el 67,4% restante lo aportan las tiendas. Así se han vendido 9.547.555 de artículos de manera online. En los locales, el monto enajenado ha sido superior a los 19 millones de unidades. Y, de hecho, mientras la web ha mostrado una contracción de 28% en volumen, la presencialidad ha crecido un 15%.
De cara a lo que resta del año, el desempeño del sector debiera seguir la misma dinámica. En GfK estiman que si bien en las semanas previas a la Navidad la caída debiera tender a disminuir, las proyecciones apuntan a que la contracción de bienes durables este año, bordee un 30%.