Patricio Rojas miró su reloj. Él tenía las 12.37, pero eran las 14.37. Luego modificó la hora, dio un suspiro de alegría y tomó el micrófono. “Estimados pasajeros: hemos aterrizado en Rapa Nui”. Rojas es el capitán del avión de Latam Airlines que arribó el jueves 4 de agosto a Isla de Pascua y su frase no se había dicho desde el 16 de marzo de 2020, cuando “el ombligo del mundo” se cerró al turismo y se suspendieron los vuelos comerciales. Esta vez, los 238 pasajeros aplaudieron emocionados. Como es la tradición, en el aeropuerto los recibieron decenas de isleños con collares de flores y bailes. La palabra “Iorana” nunca fue tan relevante.
“Fue emocionante ver la gente en el aeropuerto. La apertura nos pone tremendamente felices”, dice Jerónimo Edwards, gerente general de Nayara Hangaroa, uno de los dos hoteles más grandes de Rapa Nui, el cual tiene 75 habitaciones y pertenece al holding Tánica, y agrega: “Estamos muy expectantes de cómo se va a ir desarrollando la vuelta a la normalidad en las próximas semanas y de qué forma se podrían ir aumentando los vuelos”.
Con la reapertura (que fue anunciada en mayo de 2022), Latam comenzó a operar dos vuelos comerciales a la semana, frecuencia que podría aumentar dependiendo de varios factores, principalmente, sanitarios. En otras palabras, se debe evaluar cómo evolucionan los contagios. Lejos están aún los hasta 12 vuelos semanales de prepandemia.
Según los operadores turísticos y hoteleros, con la frecuencia actual se podría llegar al 25% de las ventas de un año normal y, ya viendo la próxima temporada alta con la Tapati (fiesta tradicional) incluida, al 50% de lo que era antes. “Aún no se puede hablar de recuperación, pero sí de un buen comienzo. Creemos que podemos llegar incluso al 35% de la ocupación del hotel”, señala Edwards, quien detalla que Nayara Hangaroa abrirá a fines de septiembre.
Por su parte, Rodrigo Donoso, director comercial de Hoteles Explora, reconoce que están a la expectativa de cómo se darán las cosas, “porque aún hay muchas vallas que resolver”. El ejecutivo no solo se refiere a los vuelos, sino también a la gran cantidad de personas ligadas a la industria turística que se fueron de la isla durante la pandemia, y que se estiman en alrededor de 3.500.
Con 30 habitaciones, el hotel Explora Rapa Nui también tiene fecha de reapertura: 27 de septiembre. Parte de la decisión se debe al importante stock de reservas que tienen (las que se han ido reprogramando por más de dos años), así como “la esperanza de que existan más de dos vuelos a la semana”, sostiene Donoso.
Desde Latam indican que los vuelos a Rapa Nui para septiembre de este año están al 70% de ocupación y la proyección es que lleguen al 85%, tomando en cuenta que en ese mes comenzará un tercer vuelo a la semana. “Nuestro compromiso con la conectividad se mantiene y seguiremos colaborando con las autoridades para ir aumentando paulatinamente la frecuencia de los vuelos a medida que las condiciones lo permitan, teniendo siempre como prioridad la seguridad y salud de la comunidad, nuestros pasajeros y colaboradores”, comenta Juan José Tohá, director de Asuntos Corporativos de Latam.
Modo sobrevivencia
A diferencia de otros destinos turísticos del país, lógicamente, a Isla de Pascua no se puede llegar en automóvil. Además, este lugar tiene una larga historia con respecto a la fragilidad de su población, con un período donde estuvieron, incluso, a punto de desaparecer como etnia. Por eso, su aislamiento fue mucho mayor y más largo que en el resto de Chile durante la pandemia. ¿Cómo sobrevivieron económicamente durante 2,5 años, tomando en cuenta que más del 90% de la población se dedica tradicionalmente al turismo?
Al igual que el resto del país, recibieron una serie de beneficios y fondos del gobierno central, tanto para las familias como para las pymes. A esto se agregaron los programas Proempleo del Gobierno Regional de Valparaíso. De hecho, a fines de junio de 2022, el Consejo Regional (Core) autorizó una nueva transferencia de capital por un monto total de $ 840 millones, para dar continuidad al programa por tres meses, beneficiando a un total de 800 personas.
Para hacerse una idea, esta entidad estima que existen cerca de 620 servicios turísticos en la isla, de los cuales solo 70 comenzaron a funcionar hace unos días con la apertura. “Aparte de los fondos Proempleo, implementamos otro tipo de ayudas. Aprovechamos también de desarrollar un gran banco fotográfico, para ser utilizado en campañas de difusión y marketing, y así atraer a turistas”, cuenta Francisco Godoy, gerente general de la Corporación de Turismo de la Región de Valparaíso.
Otra acción del gobierno regional fue capacitar al sector acerca de los protocolos Covid cuando comenzó la pandemia, tomando en cuenta que en la isla no habría una cultura de prevención tan grande como en el resto del país, al no tener turistas. “No fue fácil al principio, porque la conexión a internet en Rapa Nui no es tan buena como para hacer cursos por videoconferencia. Finalmente contratamos a una prevencionista en riesgo, quien pudo in situ realizar las capacitaciones”, dice Godoy.
A todas las restricciones y apagón del turismo, se le agregó la escasez de víveres. Según fuentes de la isla, en algún momento se pagaron $ 5.000 de recargo por kilo de mercadería. O sea, si un kilo de azúcar en la pandemia costaba $ 2.000 en Chile continental, en Isla de Pascua llegaba a $ 7.000.
A pesar de que los vuelos comerciales cesaron, nunca dejó de ir un avión de carga a la semana. Gracias a una serie de gestiones de la autoridad local, se consiguió que, aparte de carga, la nave pudiera llevar al continente a 30 personas y traer a la isla, a 10. Esto permitió, por ejemplo, que llegaran a Rapa Nui médicos, personal esencial e, incluso, especialistas, como por ejemplo un técnico que arreglara los generadores eléctricos.
“Hay que entender que la isla depende del turismo no solo económicamente, sino también a nivel social, cultural y medioambiental. Durante el aislamiento sobrevivió el 20% de los empleos, que básicamente, fueron servicios públicos”, comenta Edgar Hereveri, presidente de la Cámara de Turismo de Rapa Nui, entidad que reúne a 40 socios que representan el 60% del sector de la zona. Hereveri agrega, además: “Sin embargo, mucha gente volvió a reconectarse con la cultura y la forma tradicional de vivir en la isla. Comenzamos a aplicar los sistemas de sobrevivencia de antaño, como los trueques y compartir lo que producíamos”.
La familia de Felipe Rojas es del continente, pero llegaron en 1989 a la isla y por cerca de 30 años se dedicaron al turismo. Solo a fines de la década pasada pudieron, con mucho esfuerzo, construir y abrir un hotel familiar. La fecha programada para la inauguración era marzo del 2020. La apertura del Hotel Ohana se aplazó por más de dos años. “La isla sobrevivió con muchas subvenciones y ayudas del gobierno, pero la mayoría terminó hace más de un año. De ahí en adelante, nos mantuvimos con la economía local y los programas Proempleo, cuyos sueldos eran cerca del 20% o el 25% del total que la gente estaba acostumbrada a ganar, pero les permitió vivir”, explica Rojas.
La isla tiene una pequeña exportación de atún que va hacia algunos restaurantes del continente y, en pandemia, algunos emprendedores locales empezaron a probar con cultivos de maracuyá y piña en forma muy marginal si se compara con el turismo.
Con respecto a los grandes hoteles (Explora Rapa Nui y Nayara Hangaroa), sus espaldas financieras los ayudaron, pero de todas formas tuvieron que desvincular gente o bien realizar tratos especiales. En normalidad, ambos recintos poseen cerca de 100 empleados cada uno.
Lo que viene
“La salud sigue siendo lo más importante”, es la frase recurrente entre todos los consultados. Y de eso dependerá en gran parte si aumenta la frecuencia de vuelos. Sin embargo, independientemente de ese factor, aún hay varios elementos que podrían mejorar la billetera del sector turismo de la isla. Hasta hace unos días, la principal demanda de los operadores y hoteleros era que se eliminara la homologación de vacunas para el ingreso de turistas extranjeros, tema al que se pondrá fin el 1 de septiembre. “Estamos convencidos de que esto será un empuje muy importante para la reactivación de la isla. Estamos viendo muy de cerca cómo reacciona la demanda luego del anuncio del gobierno”, afirma Edwards, de Nayara Hangaroa, que en prepandemia recibía el 60% de extranjeros. En tanto, Donoso, de Explora, añade: “Estamos satisfechos de la decisión, ya que estábamos perdiendo nuestra posición competitiva para atraer turistas internacionales”. A este hotel llegan principalmente ciudadanos estadounidenses, europeos y brasileños.
Por otro lado, los parques nacionales de la isla aún no están abiertos al 100%. Solo en ciertas zonas y con aforos restringidos. La decisión la tiene la comunidad indígena Ma’u Henua, que coadministra el lugar con Conaf. Toda decisión pasará por cómo se den los contagios luego de la apertura.
El otro obstáculo es entusiasmar a los miles de personas ligadas al área turística que abandonaron la isla. No es fácil para ellos dejar sus trabajos actuales, pero, por otro lado, podría abrirse un interesante foco de empleo para personas que quieran aventurarse a probar en este territorio insular.