Por tercera vez en menos de dos semanas, se invirtió la curva de rendimiento de los bonos del Tesoro de EEUU, lo que tradicionalmente se considera como una señal de recesión.

El rendimiento de la deuda estadounidense a dos años era del 1,596 %, en tanto que los rendimientos de la deuda a 10 años era unas milésimas porcentuales inferior, del 1,594 %, pero suficiente para generar temor e incertidumbre en los mercados globales.

La inversión de la curva ocurrió justo después de las palabras de la presidenta de la Reserva Federal de Kansas, Esther George, quien señaló a CNBC que no ve motivos para realizar un recorte de tasas adicional, al que ya se hizo en la reunión de julio.

"Con esta tasa de desempleo tan baja, los salarios en crecimiento y la inflación cercana al objetivo de la Fed, creo que estamos en un buen lugar en relación a las metas que se nos pide conseguir", sostuvo George.

Estas declaraciones bastaron para que estallara el nerviosismo entre los inversionistas, de que la Reserva Federal no tendrá la capacidad de actuar con suficiente ahínco para salvar a la economía de una recesión.