Temprano comienza el movimiento al interior de la Fuente Alemana, emblemático local del centro de Santiago, ubicado a pasos de Plaza Italia y reconocido por sus tradicionales sándwiches. A las 10.00 de la mañana inician la atención a público, horario que, hasta antes del estallido social, se extendía hasta las 22.30 horas, con dos turnos. Hoy "con suerte llegamos hasta las 17.00 o 17.30 horas", cuenta Carlos Siri, socio de la Fuente Alemana.
El otrora activo polo comercial del eje Alameda en el que se encuentra inmerso el local, hoy es denominado la "zona cero", debido a la gran cantidad de comercio, hoteles y restaurantes que han sido vandalizados en los casi tres meses de crisis. Si bien la Fuente Alemana ha podido funcionar, el ritmo ya no es el mismo. "Cuando empezó todo esto, habían días que vendíamos $700.000, que no alcanzan ni para dos sueldos. Hoy estamos alrededor de un 30% de lo que vendíamos", detalla.
Esto afectó directamente las propinas de los trabajadores en cerca de un 50%, sobre todo de las conocidas "maestras", que por décadas han preparado los famosos sándwiches del local. También han tenido que reasignar los turnos, para que todos los trabajadores puedan acceder a las propinas, parte importante de su sueldo.
Pero también ha podido ver gestos de apoyo que han venido de los propios clientes. Algunos llegaban en grandes grupos a consumir al local, como forma de asegurarles algunas ventas. Esas demostraciones todavía lo emocionan y para él representa una gran responsabilidad en cuanto a la continuidad del negocio. De hecho, no han desvinculado a ningún empleado. "Tenemos trabajadores que llevan 40 años, otros 25, por eso no es llegar y decir 'hasta aquí no más, sería todo'.
Tampoco abandonarán el centro, aunque reconoce que en algún momento la idea se hizo presente. "Si uno tiene algo bueno funcionando, este pequeño mundo funcionando, y si por salvarlo pasa quizás por tener que moverse, claro que vamos a tener que hacerlo. Pero yo creo que tendría que pasar mucha agua bajo el puente. Pienso que Plaza Italia va a volver a ser lo que era. Pero de que va a costar, va a costar".
Mientras eso pasa, tomaron una decisión relevante para lo que hasta ahora ha sido el foco del negocio. Desde ayer martes la Fuente Alemana inició el servicio de despacho a domicilio a través de Uber Eats.
El contacto partió antes del estallido social, pero los dueños se habían tomado la propuesta con calma. "Somos un negocio súper tradicional en todo sentido. Desde la infraestructura del local -que no ha cambiado desde 1968- y las recetas, que hemos manejado casi sin modificación desde 1935, porque este negocio es más antiguo que este local. Siempre se ha atendido con señoras, entonces tenemos toda una estructura y una política como empresa, en que no vemos razón de modificar algo si está funcionando bien".
Tras la crisis, esa decisión se aceleró, pensando tanto en su clientela habitual que no ha podido concurrir al local, como por la sustentabilidad del negocio. "Esperamos con el delivery poder remontar las ventas y con eso también empezar a entregar más bienestar a todo el personal", y que así puedan volver a operar los dos turnos, cuenta Siri.
Por ahora el despacho lo harán desde el local de Santiago Centro, para en una etapa posterior, subir el de Providencia. Si las cosas marchan bien, no descartan sumar una dark kitchen (local exclusivo para pedidos de delivery) y así abarcar otras áreas geográficas. "Es una súper buena alternativa que está dentro de nuestros planes, pero no de forma inmediata. Primero queremos estar bien a caballo y luego lanzarnos".
Junto con operar en la plataforma también presentarán su nueva marca Antigua Alemana, que sumarán a su tradicional nombre Fuente Alemana. Con ello buscan diferenciarse de otros locales que han tomado su marca. De hecho, los empaques de delivery ya tienen incorporado el cambio y no descartan sumarlo también a los locales.
Sobre cómo seguirá la situación del país, Carlos Siri tiene más dudas que certezas. "Como el origen de la crisis está en el Congreso, en el mismo Congreso está el fin. Y ahí no tengo idea lo que va a pasar. Ellos tienen que dar la pauta. Hoy no veo nada claro".
En lo que sí confía es en su apuesta digital para retomar los niveles pre-crisis: "Tengo bastante fe en esto, creo que será un buen negocio, un buen martillazo al clavo".