Un nuevo comienzo. La filial de la española Telefónica en Chile está transformando su imagen en 180 grados y los cambios no solo se están haciendo en su edificio corporativo, sino que en la manera de trabajar y ver el negocio. La llegada de Roberto Muñoz a la gerencia general hace ya cinco años vino con este cambio de paradigma: entregar un valor agregado al negocio y hacerlo más rentable.
Es que la industria de telecomunicaciones es conocida por tener pequeños márgenes de ganancia, por lo que para sobrevivir hay que estar todo el tiempo transformándose. En comparación con otros sectores, las cuentas alegres son escasas, ya que si bien los márgenes de la operadora se han ido estresando, su utilidad en 2018 fue de US$ 28,2 millones, un 79,9% más que en el año anterior, que fue de US$ 15,6 millones. Pero las cifras quedan lejanas a lo que eran en 2010, año en que la ganancia fue de US$ 150,8 millones, es decir, 81,3% mejor que el año pasado. Esto se explicaría por el constante cambio que ha sufrido la industria. Y es que en el mercado móvil aumentó la competencia con la entrada de WOM, los precios de los planes disminuyeron, se incorporó la portabilidad numérica y la industria se masificó.
Tal desempeño no ha estado exento de desvinculaciones. En febrero la empresa anunció despidos masivos de más de 200 personas. ¿La razón? La necesidad de encontrar un perfil de empleados más cercanos a la innovación, reemplazando esa dotación durante este año, dice un conocedor de la empresa. Más allá de ello, las cifras dan cuenta de una reducción paulatina de empleados desde al menos cuatro años. Entre 2015 y 2018, la dotación de Telefónica Chile ha disminuido 9,3%, pasando de tener 4.353 empleados directos en 2015, a 3.945 en 2018. Hoy, en el edificio corporativo se ven espacios vacíos, un incentivo más para rearmar la estructura física de la empresa.
La transformación
Por más de un año la firma estudió un nuevo modelo para Movistar, para ello se apoyaron en el equipo corporativo de España -Telefónica España- y en Chile en un comité, donde concluyeron que "Distrito M" sería el nombre del proyecto. El objetivo es modernizar la instalación y crear espacios colaborativos para interactuar con los compañeros de trabajo. De hecho, no habrá oficinas cerradas, solo la de Roberto Muñoz. Sin embargo, aún no se define en cuál de los tres edificios se instalará todo el equipo, ya que cuenta con uno de cinco pisos, otro de 10 y el icónico de 35 pisos que entre 1996 y 1999 fue el más alto del país. La primera etapa se cierra a fines de este año y un grupo importante ya estará trabajando con instalaciones de última generación.
El modelo de negocio que están aplicando va en línea con lo que han hecho en otros países. El principal referente es el "Distrito C" en Madrid, halagado por su diseño y por tener las características de una ciudad. Para lograr el cambio se realizó una licitación a fines del año pasado y principios de este, que fue adjudicada a la empresa inglesa CBRE. El objetivo es que esta firma sea la encargada de realizar la transformación y convertir el nuevo espacio en un hub de innovación, ideas y creatividad. El cambio de imagen dejará espacios vacíos, por lo que la alta plana de Movistar decidió abrir las instalaciones a otras empresas. "La gente que aporta valor tiene que estar en el edificio", señala un cercano a la operadora. Se está evaluando que ingresen compañías ligadas al mundo de la tecnología e innovación.
El cambio trae consigo una nueva forma de trabajar. Actualmente, el 40% de los trabajadores de Telefónica Chile hace teletrabajo una vez a la semana y el objetivo es seguir aumentando dicha cifra. Sin embargo, explican que para algunos es más complejo lograrlo, por lo que el CEO de la compañía decidió habilitar espacios en diversas comunas de Santiago para que tengan la posibilidad de elegir un lugar más cercano a su hogar para trabajar. Esto, pese a que el objetivo sigue siendo que los cuatro días restantes se trabaje en la oficina. "No queremos que se pierda el vínculo con el equipo", indicaron cercanos. Lo anterior ha sido también otro incentivo para realizar el cambio, ya que todos los días hay entre 200 y 300 trabajadores fuera del edificio central.
El rol de Claudio Muñoz
Lo anterior ha venido de la mano con movimientos en la administración. Hace un año, el histórico presidente de la compañía, Claudio Muñoz, dio un paso al costado y dejó de ser el CEO de la telefónica en Chile, para enfocarse en sus proyectos personales y en Icare. El ejecutivo, sin embargo, no se retiró completamente del negocio de Movistar. Se mantiene como presidente del directorio. Esto trajo consigo que dejara de tomar las decisiones claves y de estar vinculado en la cotidianidad de la firma. Roberto Muñoz tomó el control de la operadora.
A Claudio Muñoz se le ve poco en el emblemático edificio de la empresa, donde cercanos indican que ya no tiene su oficina. Se ha mantenido en el cargo por sus años como colaborador. P