Un reciente informe de percepciones de negocios del Banco Central indica que cerca de la mitad los ejecutivos encuestados creen que el proceso de recuperación de su dotación de trabajadores será “mucho más lento que la recuperación de las ventas”. Si consideramos que las cifras del INE indican que se han perdido cerca de 1,8 millones de empleos en los últimos meses, el escenario en materia de su recuperación es complejo.
Dada la naturaleza del shock de Covid-19 y sus efectos sobre nuestra economía, las respuestas de política macroeconómica tradicional no serán suficientes y deberán ser complementadas con una agenda para aumentar el crecimiento económico, y de esta forma la capacidad de generación de empleos de nuestra economía.
Una revisión de nuestra experiencia en materia de recuperación cíclica del empleo puede dar algunas luces respecto de la magnitud del desafío. En la experiencia más reciente, la crisis financiera global de 2008, el aumento en la tasa de desempleo fue relativamente transitorio. Sin embargo, las recuperaciones del empleo fueron mucho más lentas tanto en la crisis de 1982 como en la crisis asiática de 1999. En el caso de esta última, tomó cerca de 7 años, y un boom en el precio del cobre mediante, para que la tasa de desempleo volviera a los niveles previos a la crisis.
Tasas de desempleo persistentemente altas han sido asociadas aproblemas de restricciones de acceso al crédito. Si la situación financiera de una empresa se ve dañada producto de un shock negativo, el acceso a financiamiento para sus nuevos proyectos será menor. Y una menor inversión implica una menor creación de empleos. Esta fue una dimensión relevante en los episodios de la crisis del 82 y la crisis asiática. Y es claro que muchas empresas, especialmente las de menor tamaño, van a emerger de la crisis actual con una situación financiera muy frágil, lo que reducirá su capacidad de inversión.
Hay también factores tecnológicos que pueden ser particularmente relevantes en la dinámica del empleo. Miremos la experienciade Estados Unidos de esta dimensión. Distintos estudios han documentado que,a partir de los noventa, las recuperaciones en materia de actividad económica en ese país no han venido acompañadas de recuperaciones en el empleo. Algunos autores (ver Jaimovich and Siu(2012)) han presentado evidencia que indica que estas “recuperaciones sin empleo” han sido el resultado del reemplazo de ocupaciones asociadas a tareas rutinarias por nuevas tecnologías. Es decir, a la automatización.
El informe del Banco Central, antes mencionado, indica que los encuestados esperan que el proceso de recuperación del empleo en nuestro país sea más lento que el de la actividad debido a factores tales como la automatización y la apertura de canales de venta no presenciales. Es decir, es muy probable que el Covid-19 haya acelerado la tendencia hacia la automatización en muchos sectores de nuestra economía. Lo anterior, no obstante, su efecto positivo en la productividad, puede tener un impacto negativo en el empleo que debe ser mitigado.
El gobierno ha planteado algunos elementos en su estrategia de recuperación que son valorables. Pero las dimensiones antes discutidas apuntan a que se requerirá implementar políticas especiales. Algunos ejemplos.
Las empresas de menor tamaño se han visto particularmente afectadas por el Covid-19. Estímulos tributarios transitorios pueden ser positivos. Pero no serán suficientes. Se requerirán medidas que busquen fortalecer su competitividad de manera integral incluyendo no solo financiamiento, sino también apoyo en gestión, desarrollo de capacidades empresariales y fomento a la asociatividad.
Una aceleración en los procesos de automatización requerirá generar nuevas actividades económicas que creen nuevos y mejores empleos. Sectores estratégicos de nuestra economía tales como los de alimentos, minería, turismo, energías renovables no convencionales, pueden transformarse en sectores líderes en desarrollo tecnológico para un crecimiento medioambientalmente sustentable.
Para lograrlo, debemos sacudirnos de ciertos dogmas en materia de desarrollo productivo. Debemos también apoyar a los innovadores y fomentar la creación de nuevas empresas que contribuyan a la sofisticación de nuestra matriz productiva y a la creación de empleos.
Hoy tenemos el desafío y la responsabilidad de generar un acuerdo en torno a una agenda que nos permita enfrentar no solo la tarea de la recuperación económica de corto plazo sino también la de aumentar nuestra productividad e innovación. Si lo logramos, evitaremos una recuperación sin empleos y avanzaremos en una agenda de crecimiento inclusivo, con nuevos y mejores empleos.
*El autor es parte de la Facultad de Economía y Negocios, Universidad de Chile.