Para todos los gustos. Esa podría ser la calificación de la sesión de ayer en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados para analizar el proyecto de Modernización Tributaria ya que en el segundo día de audiencia las exposiciones pendularon entre aplausos y valoración del articulado del gobierno y el rechazo más rotundo.
Cuatro fueron los protagonistas. Dos gremios representativos de los más grandes y los más chicos; y dos académicos con amplias credenciales que no obstante exponían argumentos en las antípodas.
El primero fue el presidente de la Sofofa, Bernardo Larraín, quien calificó el proyecto como un buen primer paso para solucionar los problemas de eficiencia y los desincetivos al ahorro que tiene el sistema actual con dos regímenes: renta atribuida que paga un 25% de impuesto corporativo, y el semiintegrado con una tasa de 27% con un crédito de 65% a los dividendos.
Recordó que varios países están revisando su estructura tributaria y llamó a analizar sin urgencia los cambios: "Analizarlo con calma para que la urgencia del corto plazo no termine afectando el largo plazo; y que ojalá en esta oportunidad no suceda lo que pasó en la anterior reforma".
Larraín enumeró tres cambios que requieren urgencia: dar mayor certeza jurídica, simplificar y propender a un solo sistema general de declaración de impuestos, "la integración planteada es positiva, aunque podrían haber otros regímenes, no está escrito en piedra. Pero sí que sea uno único", acotó.
A largo plazo comentó que los parlamentarios deberían preguntarse si están de acuerdo con el objetivo del proyecto de generar más incentivos a la inversión. Y en ese sentido planteó una reducción gradual del impuesto a las empresas "pero limitando o eliminando las exenciones, asimetrías y regímenes especiales. Eso me parece más equitativo horizontalmente y más simple".
No terminar con el 14ter
El segundo turno fue de la Conupia representativa de una centena de organizaciones de pequeñas empresas. Su presidente, Roberto Rojas, criticó la Cláusula Pyme que se propone en el proyecto.
"Lejos de simplificar los sistemas de rentas ya existentes, se aumenta de 4 a 5 sistemas. Tenemos dudas razonables de que el proyecto sea pro Pyme. Sigamos como estamos con el 14 ter, que consideramos un sistema muy bueno, se podría mejorar para que ingresen más empresas, pero no derogarlo" precisó.
Asimismo cuestionó que la implementación de la boleta electrónica recaude los US$1.175 millones que contempla el informe financiero del gobierno, "creemos que la recaudación será exigua y no va a cubrir lo que dicen".
Duelo de académicos
Finalmente expusieron los profesores de la U. Católica, Klaus Schmidt-Hebbel, y de la U. de Chile, Ramón López, centrados más que en medidas específicas en las ventajas o desventajas de integrar el sistema tributario, idea medular de la iniciativa.
El primero indicó que el proyecto mejora los incentivos para el ahorro, la inversión, y la innovación, restablece la equidad horizontal, simplifica el sistema y "restablece el principio (casi) universal de gravar al agente que genera los ingresos".
Asimismo se mostró de acuerdo con los montos estimados de recaudación por boleta electrónica.
Por su lado, López citó varios estudios académicos que aconsejaban a una economía abierta y pequeña como la chilena no integrar el sistema tributario, "porque tienen cero efecto en la inversión".
Asimismo, dispuso unos cálculos que concluían que en el actual sistema semiintegrado el impuesto final a las rentas de capital no es de 44,45% sino que 32,4%, y que con el proyecto se reducirá esta tasa a 29,4%.