Las Cuentas Nacionales del Banco Central, confirmaron lo que intuíamos a partir indicadores de alta frecuencia: la inversión tuvo un robusto desempeño en el segundo trimestre del año. La formación bruta de capital fijo total creció 7,1% entre el segundo trimestre del año pasado y el segundo trimestre de 2018, la mayor expansión desde mediados de 2013.
Si bien esta cifra está ayudada por el hecho de que el segundo trimestre es la base de comparación más débil para la inversión el año pasado, la recuperación de esta variable es un hecho. Nuestras estimaciones apuntan a un crecimiento de la inversión de entre 4% y 5% este año y con una expansión algo mayor en 2019, con las autoridades apuntando a un crecimiento de 5% durante la actual administración.
La recuperación de la inversión no partió este año. Ya en el tercer trimestre del año pasado, cuando la inversión moderó significativamente su contracción interanual (cayendo 0,9% tras haberse contraído 4,6% en el segundo trimestre), vimos las primeras señales de mejoría. Desde el cuarto trimestre, la inversión se ha expandido en comparación anual, mientras que lleva ya cuatro trimestres de recuperación secuencial (crecimiento trimestre a trimestre).
Como es habitual, la recuperación se vio primero en la forma de compras de maquinaria y equipos (que está creciendo desde el tercer trimestre del año pasado), a lo que se ha sumado la construcción que volvió a crecer el primer trimestre de este año (1,9%) y se aceleró en el segundo (a 4,0%) tras siete trimestres de contracción. La aceleración se relaciona tanto con mejores condiciones externas (crecimiento y precio del cobre), como con condiciones internas (sentimiento privado y ciclo electoral).
¿Hasta cuándo crecerá la inversión? T
ras cuatro años de contracción (en 2017 la inversión fue 7,1% menor que en 2013), el ratio de inversión a PIB cayó desde 25% en 2012 hasta 21,6% el año pasado. Entonces, es razonable pensar que se necesita recomponer capital para recuperar la capacidad de crecimiento potencial de la economía (el que hoy estimamos en torno a 3,5%). Difícilmente el ratio de inversión a PIB será tan alto como cuando la economía crecía a tasas en exceso del 5% (cuando vivimos el boom minero post crisis).
Como referencia, a nivel mundial este ratio se ubicaba en torno a 24% en 2016, mientras que para países con PIB per cápita (ajustado por poder de compra) parecido al de Chile, el ratio se encuentra algo por debajo de 23% (datos del Banco Mundial). Es así que es razonable estimar que el crecimiento de la inversión supere al de la economía por algunos años (entrada la próxima década), siempre que las condiciones externas (una fuente de riesgo) se mantengan favorables.
También es prudente suponer que conforme se cierran las brechas y se recupera el terreno perdido, las tasas de crecimiento se moderen. Entonces, para hablar de expansiones altas y sostenidas de la inversión, es necesario que haya cambios estructurales que aceleren el crecimiento potencial.