Un ajuste en la metodología de cálculo del retiro programado. Eso fue lo que hizo en enero la Superintendencia de Pensiones (SP) por primera vez en dos años, y que trae resultados positivos para quienes escogen pensionarse bajo esta modalidad. No se trata de la polémica del simulador de pensiones (que era una estimación de pensión), sino más bien, de un efecto real para el monto que están recibiendo actualmente los jubilados.
En concreto, en caso de que el regulador hubiese mantenido la metodología anterior, se habría traducido en una disminución de las pensiones de este tipo en hasta 4%, pero ahora los afiliados incluso están viendo un aumento cercano al 1% en el monto de su pensión, según estimación de la Superintendencia de Pensiones. Aunque estimaciones de privados señalan que, de acuerdo a los escenarios, podría subir hasta poco más de 5%.
La modificación de este año "tuvo como objetivo corregir una distorsión que se estaba produciendo entre el nivel de tasas de interés de las modalidades de retiro programado y de renta vitalicia", explicó el regulador. Ello, porque en el retiro programado (que la pensión pagada por la AFP) el riesgo tanto de longevidad como de rentabilidad, lo asume el pensionado. En renta vitalicia, en cambio, el riesgo lo asume la compañía de seguro. Por ello, la tasa de interés ofrecida al pensionado en el retiro programado debe tener un premio.
"Antes del cambio metodológico, la diferencia entre la tasa de los retiros programados y las rentas vitalicias era de sólo 10 puntos base, diferencia muy pequeña y que no daba cuenta de las diferencias entre ambas modalidades de pensión...(ahora) la diferencia entre la tasa de retiro programado y renta vitalicia aumentó a 31 puntos base, más acorde a las diferencias que tienen ambas modalidades de pago de pensión", comenta Roberto Fuentes, gerente de estudios de la Asociación de AFP.
¿Qué cambió?
La modificación metodológica se basó en ajustar "los spread de bonos corporativos utilizados, sobre la tasa libre de riesgo, desde un benchmark anterior de AA+, AA y AA-, a uno nuevo de A+, A y A-, permitiendo reflejar de mejor manera el riesgo/retorno asociado a los fondos de pensiones", detalla el regulador. Esto quiere decir que ahora el cálculo de un retiro programado se hace en base a un punto de referencia distinto al que existía hasta el año pasado: se basa en instrumentos más riesgosos y, por lo tanto, más rentables, lo que se traduce en una mayor pensión.
Los cálculos
El regulador estima que de haberse mantenido la metodología anterior, el cambio en la tasa de interés técnica de retiro programado (TITRP) desde el nivel anterior de 3,04% a uno de 2,57% se habría traducido en una disminución de las pensiones que reciben los afiliados que mantuvieron sus ahorros en el Fondo D (donde está la mayor parte de los pensionados por retiro programado). Según el regulador dicha baja habría sido de 3,9% para el caso de las mujeres y de 3,1% para los hombres.
Con la nueva metodología, la TITRP del segundo trimestre de 2019 se estimó en 2,95%. Así, el cambio en la tasa desde el nivel anterior de 3,04% (segundo trimestre 2018) al nivel de 2,95% (nueva metodología), utilizando la rentabilidad a 12 meses del Fondo D a marzo de 2019 (5,47%), genera un aumento en el valor de la pensión de 1,1% para las mujeres y de 0,6% para los hombres, según los cálculos de la SP.
Para Fuentes, este cambio metodológico aislado y suponiendo constantes los otros factores que influyen en el cálculo de la tasa de interés y la pensión, implica un aumento de los retiros programados en torno a 3,5%.
"El impacto de la modificación dependerá del exceso de retorno promedio que se genere gracias a la nueva clasificación de riesgo, el que -en teoría- debería ser más alto", explica el gerente general de Ciedess, Rodrigo Gutiérrez. En ese sentido, según una simulación que hicieron en distintos escenarios, el cambio en las tasas de interés genera una estimación de pensión 4,57% superior en el caso de los hombres y 5,24% más alta para mujeres.