Un relevante cambio de ciclo político se vivió la semana pasada en el Reino Unido. Tras 14 años de gobiernos conservadores, las elecciones generales del jueves 4 de julio dieron un aplastante triunfo al Partido Laborista, su mayor victoria desde 2001, y posicionaron a Keir Starmer como nuevo primer ministro británico. Por contrapartida, los conservadores liderados por el ya ex primer ministro Rishi Sunak, sufrieron la peor derrota desde su fundación, en 1834.
El sorprendente resultado mezcla una serie de factores políticos y económicos, como una economía estancada con alta inflación, el progresivo deterioro de los servicios públicos de salud y educación, el desencanto en la población británica con los efectos del Brexit y el menoscabo de la reputación política de los partidos conservadores. En el recuento final hubo 412 escaños para el Partido Laborista, 121 para el Partido Conservador, 72 para los Liberal Demócratas, 9 para el Partido Nacional Escocés y otros 30 entre partidos menores.
“Una debacle para el partido ‘tory’(conservador)”, resumen analistas británicos.
Reino Unido se sitúa hoy como la sexta economía más grande del planeta con 3,6 billones de dólares de PIB, tras ser desbancada el año pasado del quinto lugar por la ascendente economía de India.
“Si se revisan las cifras económicas del Reino Unido desde la crisis financiera mundial, se puede argumentar que la economía británica ha experimentado bajas tasas de crecimiento económico y de los salarios reales, aumentando muy poco desde 2010. Varias políticas económicas tomadas durante el liderazgo del Partido Conservador, sin duda, contribuyeron a este estancamiento, incluidas las medidas de austeridad, las consecuencias económicas del Brexit y una estrategia de reducción de impuestos mal implementada. Así, los ciudadanos británicos han visto caer sus niveles de vida, la economía ha experimentado una importante reducción de la inversión empresarial y se aprecia un nivel de precariedad económica generalizada”, sintetiza Mauricio Villena, decano de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad Diego Portales.
El también doctor y máster en Economía de la Universidad de Cambridge en Inglaterra, cree que el triunfo laborista se debe, en parte, a un deseo de cambio por parte del electorado. “Los votantes estaban probablemente motivados por la promesa de revitalización económica y mejores servicios públicos. La campaña de Keir Starmer se centró en abordar estos retos económicos mediante una mayor inversión pública y reformas políticas, que sin duda fueron bien recibidos por un electorado desilusionado con la gestión de la economía por parte de los conservadores”, complementa Villena.
De este modo, una economía más estancada desde 2019, incluida la acotada recesión vivida hacia fines de 2023; tasas de inflación que estuvieron sobre el 11% en 2022, y la sensación de deterioro de la calidad de vida de la población británica, han sido los ingredientes clave de las elecciones generales de la semana pasada, coinciden los expertos.
“La insatisfacción social, la disminución de los beneficios del Estado, la crisis tras la implementación del Brexit y la conducta política del Partido Conservador, repercutieron fuertemente en el alma nacional”, afirma, a su vez, el exembajador en Reino Unido, Pablo Cabrera, en una entrevista publicada por el Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica.
Cristián Echeverría, docente del Centro de Investigación de Empresa y Sociedad de la Universidad del Desarrollo (UDD), profundiza el análisis sobre las razones del contundente triunfo laborista. “Una mezcla del convencimiento mayoritario actual de la mala decisión que fue el Brexit (impulsada por David Cameron en 2016), junto al mal momento económico que ha vivido el Reino Unido durante los 14 años de gobierno de los conservadores, unido a una ambiciosa agenda de promesas laboristas para mejorarlo, entre las cuales abordan temas del costo de la vida, la inmigración y la reconstrucción de los servicios públicos del país, incluyendo el servicio de salud y los sistemas de transporte. Los laboristas lograron apalancar su triunfo en una economía frenada, un estancamiento de las remuneraciones y una insuficiencia de inversión en los servicios estatales”, señala el investigador de la UDD, quien cree que la opción laborista ofreció una imagen de mayor estabilidad política, ante el caótico espectáculo de alternancia de los ministros conservadores.
Entre el desencanto y la crítica
Para los analistas, uno de los fantasmas que rodeó la elección fue la negativa percepción acerca del Brexit (término acuñado para referirse a la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) que comenzó en 2021). Según las encuestas, los británicos consideran que las desventajas hoy superan largamente a las ventajas de la salida del Reino Unido de la UE. No solo consideran que el país es más pobre luego de la decisión, sino también que no ha logrado controlar la inmigración.
“Si se revisan los datos, una hipótesis difícil de rechazar es que el Brexit ha provocado una importante reducción de la inversión empresarial, un descenso del PIB y una reducción del comercio internacional, lo que ha agravado el estancamiento económico. Además, la infrafinanciación crónica y la mala gestión de los servicios públicos han aumentado el descontento de los ciudadanos”, explica Mauricio Villena, quien en todo caso matiza y dice que los problemas de la economía británica van más allá de las acciones de un solo gobierno.
Pero un problema adicional para la sede del gobierno que se ubica en el N° 10 de Downing Street, durante los últimos 14 años, ha sido el deterioro percibido en los servicios públicos como el NHS (el Servicio Nacional de Salud, por sus siglas en inglés). Según la Oficina Nacional de Estadística británica, cerca de 10 millones de personas hoy se encuentran en listas de espera para atenderse en el servicio de salud, en medio de una creciente falta de inversiones.
“No solo la salud, sino también el transporte, especialmente los trenes, y la educación pública fueron mermadas durante el gobierno de David Cameron (ex primer ministro del Reino Unido), y ahora se están viviendo las consecuencias. Estos son aspectos de la vida cotidiana sumamente importantes para los votantes y ciudadanos”, sostiene Cristián Echeverría.
Cristián Cuevas, académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de los Andes, suma al análisis: “Más allá de los problemas en el NHS (como las altas listas de espera y el desfinanciamiento), hay un problema general de falta de inversión pública e infraestructura. Hay un déficit de inversión en transporte, energía e innovación. El deterioro de las finanzas públicas hará que la solución no sea tan fácil como llegar y gastar más”.
El desafío laborista
Por lo mismo, los expertos coinciden en que el desafío de la nueva administración en el gobierno es de proporciones, especialmente en materia fiscal: la deuda pública como porcentaje del PIB bordea el 100%, según datos oficiales. También deberán, según los analistas, mejorar los problemas crónicos de los servicios públicos y apuntalar el crecimiento económico.
“La productividad ha crecido muy poco desde 2010 aproximadamente, y la economía británica se ha ido distanciando del crecimiento mostrado por EE.UU., por ejemplo. El nuevo gobierno está buscando fórmulas para hacer crecer la inversión privada nuevamente, a través de incentivos tributarios y de proyectar estabilidad. Al mismo tiempo, el costo de la vida sigue alto y las finanzas públicas están deterioradas. Al elaborar el próximo Presupuesto, el gobierno debe equilibrar más recaudación, más incentivo a la inversión y mayor inversión pública, evitando un nuevo estrés en el mercado financiero local como el de septiembre de 2022″, advierte Cristián Cuevas.
Cristián Echeverría coincide en que mejorar la calidad de la vida de los británicos resulta clave para los laboristas. “Estabilizar la economía y el costo de la vida, mejorar los lazos económicos post Brexit con la Unión Europea, mejorar los servicios públicos incluyendo salud, educación y transporte, y mejorar la política de inmigración, restringiéndola y desarticulando las mafias y el crimen asociados a la inmigración ilegal”, añade el PhD en Economía de la U. de California, Berkeley (EE.UU.).
Mauricio Villena reafirma, a su vez, que uno de los desafíos más importantes de los laboristas de ahora en adelante es estimular el crecimiento económico y aumentar la inversión en infraestructura y proyectos de energía verde.
“Esto incluye el establecimiento de un National Wealth Fund por 7.300 millones de libras para invertir en infraestructura y en la transición a la energía verde como parte de una estrategia industrial más amplia. También la creación de Great British Energy para impulsar la transición hacia una economía descarbonizada al 2030, la cual costará 8.300 millones de libras (10.600 millones de dólares), obtenidos en parte mediante un impuesto extraordinario a las empresas petroleras”, detalla Villena.
Además de abordar los “problemas crónicos” de servicios públicos como el National Health Service, y reducir la escasez de viviendas reformando la legislación urbana, Villena cree que gestionar la deuda fiscal y, al mismo tiempo, aumentar la inversión pública supondrá un equilibrio “crítico” para los laboristas.
“Los principales retos de los laboristas incluye impulsar el crecimiento económico a través de la inversión, gestionar la deuda pública, reformar los servicios públicos, abordar la crisis de la vivienda y mejorar las relaciones con la UE para mitigar los impactos económicos del Brexit”, resume el decano de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad Diego Portales.