Los últimos acontecimientos han develado una realidad social de la que existían antecedentes, pero no una visión y dimensión completa. Hoy tenemos más dudas que certezas, toda vez que pareciera que estamos frente a verdades fragmentadas que nos hacen difícil, sino imposible el diálogo, diferentes ideologías o conceptos de lo que es el bien común, el mismo que se nos perdió de vista cuando todos empujábamos el desarrollo y progreso del país.

Cada cual, desde su vereda personal, ciudadana, profesional, ha contribuido para hacer de Chile este Chile, en el que nos está faltando entendimiento sobre una realidad común. Un Chile del que se siente un gran orgullo, pero también vergüenza, sueños y frustraciones. Quizás en parte porque estamos asumiendo que en realidad no éramos todo "lo Ocde" que creíamos y aspirábamos, o bien, nos pusimos métricas que no tenían conexión con nuestra realidad más profunda.

Hoy experimentamos un proceso de cambio, un sinceramiento brutal y quizás necesario para reordenar las ideas y reconstruir el rumbo para un mejor Chile. Desde nuestra vereda en la seguridad social, sin dudas, también tenemos que reorientar enfoques. Por un lado, el modelo de mutualidades articula un sistema solidario, universal y muy valorado por los usuarios del mismo, donde nos vinculamos con trabajadores y empresas, para preservar la vida e integridad física y mental del trabajador. Pero esto, hoy más que nunca, debe centrarse en la prevención, porque el aporte al bienestar no lo lograremos a partir de una mejor atención en salud, sino con la erradicación de los accidentes laborales, que provocan quiebres emocionales, profesionales y económicos incalculables en la vida de las personas.

Hoy, todos los actores sociales somos los llamados a repensar la forma en que abordamos las problemáticas de Chile, donde el bienestar de los trabajadores aparece como una variable prioritaria. La seguridad laboral es un activo fundamental, pero debemos hacernos cargo de un país que aún vive muy distante de las economías desarrolladas, no sólo por las brechas salariales, sino por la salud y seguridad en el trabajo, donde la calidad de vida se ve impactada por cómo cuidamos y protegemos a nuestros colaboradores.

Es por eso que todas las organizaciones, debemos enfocarnos en mejorar procesos que, más que nunca requieren de una mirada humana, aterrizada en los trabajadores, la ciudadanía, las empresas y la sociedad en su conjunto, para lograr el Chile que todos queremos y necesitamos.

Esperamos que los procesos de cambio transiten con paso firme hacia un país más inclusivo, que recupere la paz social y el orden público, activos fundamentales para cualquier emprendimiento y actividad. Hoy más que nunca, la seguridad social juega un rol importante en proveer a las personas un entorno más justo, en línea con sus aspiraciones y ayudar así, a construir un mejor país.