La derrota del presidente argentino Mauricio Macri en las elecciones primarias del domingo en Argentina provocó la inmediata huida el lunes de los inversionistas con posiciones en acciones, bonos y pesos de ese país, que habían cerrado favorablemente el viernes previo a los comicios.

Pero más de fondo, si la economía sudamericana, donde empresarios chilenos mantienen negocios en diversos sectores productivos, se puso arriba en las preocupaciones de los inversionistas alrededor del mundo es por la preocupación de que pueda volver a caer en el incumplimiento en el pago de su deuda, como ocurrió en 2001.

El gobierno y sus subsidiarias actualmente mantienen US$ 15.900 millones en pagos de deuda denominados en dólares y en euros con vencimiento en 2019, de acuerdo con cifras compiladas por Bloomberg. Hay otros US$ 18.600 millones en principal de bonos, créditos y pagos de intereses expresados en pesos.

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La crisis ha sido seguida de cerca por bancos de inversión desde Polonia hasta Singapur, que además de los riesgos en la deuda han estado atentos a la violenta depreciación del peso frente al dólar. Existe la posibilidad de que el riesgo cambiario se intensifique debido a problemas de liquidez, la salida de capitales del país y la hiperinflación.

"Sí, Argentina es una economía pequeña. Sin embargo, lo último que quieren los mercados globales es ver caer a otro gobierno amigo de los mercados para dar paso a una administración populista", dijo Michael Every, economista de Rabobank, informó Reuters.

De acuerdo al Banco Mundial, el PIB de Argentina 2018 ascendió a US$ 518 mil millones, frente a los casi US$ 300.000 millones de Chile.

El vencedor en los resultados de las primarias, conocidas como PASO, el ex ministro centroizquierdista Alberto Fernández, puede enfrentar dificultades para convencer a los mercados de su credibilidad. Fernández había advertido en los últimos días de la campaña que se acercaba la devaluación del peso y prometió renegociar el préstamo récord de US$ 57 mil millones acordado el año pasado con el FMI, pero advirtió que podría incumplir los bonos argentinos.

Desilusión

Una pregunta no resuelta es cuál será el papel de la compañera de fórmula de Alberto Fernández, la ex presidenta Cristina Fernández.

Entre los analistas, existe consenso en que la aplastante derrota del gobierno de Macri fue un reflejo de una desilusión generalizada. Cuando fue electo, en 2015, prometió abrir la economía y luchar contra el tipo de corrupción que ha sido endémica en Argentina durante décadas, lo que sacó aplausos en la comunidad financiera internacional.

Pero, más allá de las promesas, el choque con la realidad fue calamitoso y el resultado, en vez de mejorar, empeoró la situación: las reformas económicas estructurales de Macri afectaron a las familias pobres y de clase media en todo el país, con una inflación que se disparó a 50% este año, por ejemplo.

El establishment

Más que una reacción de las fuerzas del mercado, algunos recuerdan que lo que está en juego en Argentina a partir de ahora es gobernabilidad, de cara a las elecciones presidenciales de octubre.

"Algunos lo interpretan como el miedo de "los mercados" ante el próximo gobierno peronista y sus eventuales cambios económicos. Desde el peronismo, algunos piensan lo contrario: "´El establishment quiere que Macri se baje´, dice un cartel en el canal de televisión kirchnerista C5N", recordó el periodista y novelista Martín Caparros en una columna en The New York Times.