Sexo con amor. Esa es la película que en estos momentos es una de las más populares en la plataforma Riivi. No en Netflix, HBO Max o Amazon Prime. En Riivi, una startup desarrollada por chilenos que con un poco más de dos años de vida, ya tiene 650 títulos y más de 350.000 usuarios. Aparte de haber nacido en América Latina, hay varias cosas que la diferencian de los titanes del streaming, algo que parte desde su origen.
El ingeniero civil Cristóbal Güell se encontraba realizando un doctorado en economía en Estados Unidos. Corría 2018 y sentía que su carrera enfilaba hacia un futuro exitoso. Por otro lado, siempre le gustó el cine, pero sentía que no era para hacer una carrera. A medida que pasaba el tiempo en Norteamérica, se dio cuenta que no era el camino que esperaba. “Este tipo de doctorado es un mundo solitario, individual y con un impacto acotado a lo académico”, recuerda Güell, quien comenzó a vivir una crisis vocacional. Hace unos meses se había estrenado la película Una mujer fantástica, dirigida por Sebastián Lelio. Se hablaba en todos los medios del filme, su impacto y sus premios. “De alguna forma, la película me hizo no sólo pensar sobre cómo cambiar los prejuicios, sino también de que el contenido podía tener impacto en las personas de a pie. Fue un proceso interno que me hizo querer cambiar algo”, dice.
Se fue a estudiar un MBA en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), que es como la escuela relacionada al entretenimiento más importante en el mundo. Al poco tiempo comenzó a trabajar en la productora norteamericana Tucker Tooley Entertainment para entender más el rubro. También estuvo un tiempo en la productora chilena Fábula, con la misión de ayudar a buscar financiamiento para la producción de películas. “Sin embargo, aún no podía entender por qué obras tan buenas como Una mujer fantástica recibían muchos premios, no había sido vista mucho. Fue cuando me di cuenta que hay, en general, un problema de distribución digital en muchas películas latinoamericanas. Faltaba en la región una plataforma enfocada a este nicho”, comenta Güell.
¿Cómo competir entonces con los grandes del streaming? Y más que competir, la decisión fue utilizar otro modelo de negocios, que se denomina Advertising Video on Demand (AVOD). A diferencia del Subscription Video on Demand (SVOD), que utilizan empresas como Netflix, el AVOD se basa en entregar el contenido gratis (sin suscripción), pero donde el usuario debe visualizar una publicidad antes de ver la película o la serie. Algo similar a la versión gratuita de YouTube. Por detrás, Riivi se comunica con los productores o dueños de los derechos de las obras para proponerles incluir sus realizaciones en la plataforma. El trato es simple: por cada “impresión” de publicidad que se genere por los usuarios, las ganancias se reparten en 50/50. El modelo también se denomina como reveniew share (ganancias compartidas). Incluso, desde esta startup están en constantes conversaciones con los diversos gremios de esta industria en América Latina. “El problema con el modelo más masivo es que a veces hay muy buenas películas latinas, pero muy de nicho, por lo que las plataformas prefieren no comprar sus licencias, porque no generan muchas ganancias”, dice el ingeniero, explicando por qué a veces se pierden obras de esta región del mundo.
Pero Güell necesitaba un complemento clave: el lado informático. Fue cuando invitó al ingeniero Ilan Oliel para liderar el fuerte desarrollo tecnológico que existe detrás de este tipo de plataformas.
Comenzaron a construir todo en 2020 y la lanzaron en Chile en enero de 2021. Para ello, levantaron una ronda inicial de cerca de US$200 mil, estilo FFF (Family, Friends and Fools) con inversionistas chilenos y norteamericanos. Los primeros convenios lo realizaron con Fábula y Canal 13, quienes entraron con sus contenidos en Riivi. En julio de 2022 lanzaron la plataforma en Perú y Colombia, países que entre los dos ya representan cerca del 35% de los usuarios. Crecieron cerca de seis veces su segundo año de vida y para el 2023 esperan la misma cifra, con una facturación cercana a US$ 1 millón. “Rompimos un paradigma que era muy de Hollywood, que sostenía que el latino veía contenido prácticamente sólo de su propio país cuando se refiere a producciones de la región. Pero no es así. Por ejemplo, en Chile, de las 20 películas más vistas, cinco no son chilenas. O sea, estamos ayudando a descubrir Latinoamérica”, comenta Güell.
Están preparando un nuevo servicio donde un usuario podrá comprar películas latinoamericanas recién estrenadas y que “lamentablemente no llegan a las salas de cine o bien, duran muy poco tiempo en ellas, ya que es difícil competir con Mario Bros o John Wick 4. Además que muchas veces a la gente le gusta verlas desde sus casas”, afirma el fundador de esta startup.
Justo en estos momentos están preparando una próxima ronda de inversión a través del crowdfunding chileno Broota, la que terminará a fines de mayo. Esperan lograr 850 mil dólares. Uno de los principales objetivos de este capital es abrir la plataforma en México y Argentina, para ya enfilar hacia Estados Unidos. Pero siempre, con el contenido latinoamericano como norte. “Nuestra idea siempre ha sido poder llegar a conectar con el público latino de Estados Unidos, que siempre ha estado desatendido respecto a la representación en pantalla”, concluye Cristóbal Güell.