Ripley dijo adiós a Alto Las Condes: qué pasará con la tienda de la discordia
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Después de casi 25 años, la tienda por departamento dejó el emblemático mall de los Paulmann tras una historia de desavenencias. La razón: era poco rentable para lo que busca hoy la red de multitiendas de los Calderón en su negocio de retail. Ahora Cenco Malls deberá buscarle un nuevo destino, y el foco es claro: moda y/o entretención.
El pasado viernes 31 de enero, a la medianoche, Ripley dijo adiós al mall Alto Las Condes después de casi 25 años. Fue en octubre del 2000 cuando inauguró una tienda de cinco pisos en medio del pasillo central del centro comercial del hoy grupo Cenco Malls, brazo de shopping centers del conglomerado de la familia Paulmann, la que con el tiempo fue reducida en medio de una historia que estuvo cargada de desavenencias entre ambas partes, las que terminaron por darle un corte definitivo esta vez. A dos semanas del anuncio, ese espacio ya se encuentra prácticamente vacío.
Pero si bien el hecho de que Ripley deje el mall puede significar una merma temporal por concepto de arriendo para Cenco Malls, lo cierto es que le abre una importante oportunidad, dado que es una ubicación muy apetecible para otras marcas. De hecho, ya existen planes y negociaciones para llenar esa superficie de más de 12 mil metros cuadrados totales y de más de 9 mil metros cuadrados de venta. Y, según lo indagado, no quedaría en manos de un sólo locatario y estaría focalizado en dos rubros: fashion retail y/o entretención.
Historia de contratiempos
El Alto Las Condes fue inaugurado en 1993 y fue el tercer gran mall de la capital, después del Parque Arauco y de Plaza Vespucio. Fue el primero impulsado por el empresario Horst Paullmann y apuntaba a competir con el Parque Arauco en una zona geográfica donde residen los segmentos con mayor capacidad de consumo del país. Ripley -controlado por la familia Calderón- llegó recién a formar parte de su oferta de tiendas por departamentos en 2000, cuando ya estaban instalados sus competidores mayores: Falabella y Paris. Este local de cinco pisos era su tienda número 15 en Chile y su tercera ubicación en un mall, pues se había sumado al Parque Arauco en 1993 y a Plaza Vespucio en 1994.
El contrato inicial entre Ripley y Alto Las Condes duraba 15 años y se cumplía el 31 de noviembre de 2014. En 2012 Ripley podía ratificarlo automáticamente, aunque con un alza del 50% en el pago del arriendo en relación al contrato original. La multitienda dejó pasar esa opción. Esperó el plazo fatal dos años después. Y en ese momento, las cosas se pusieron duras.
El lunes 1 de diciembre de ese año, los cinco pisos de la tienda aparecieron completamente tapizados de blanco, como muestra de que el contrato entre ambas partes había terminado. Ejecutivos del mall y de la multitienda habían negociado desde septiembre, cuando Cencosud (pues aún no se escindía su negocio de malls) llamó a Ripley para sentarse a la mesa, hasta la madrugada del día anterior, para evitar la clausura y extender el contrato de arriendo, pero fue inevitable. Y comenzaron los golpes: Cencosud interpuso una demanda arbitral ante el Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Santiago, porque Ripley no había restituido el local a tiempo, como disponía el contrato. Y Ripley amenazó con contrademandar por los perjuicios que le generaba el cierre. Finalmente, para evitar que la guerra se extendiera más de la cuenta, y tomando en consideración que a ambos les convenía dedicarse a vender en el periodo prenavideño, a los cuatro días del cierre, Ripley volvió a abrir.
Aunque las nuevas condiciones contractuales nunca se explicitaron, por ser “un acuerdo entre privados”, trascendió que el contrato de arriendo base habría subido desde unas 0,3 UF por metro cuadrado a unas 0,4 UF/m2, sin considerar otros cargos que hacen normalmente los malls. Ese contrato se extendería, esta vez, por 10 años. Al final fueron 10 años y un poco más, porque la tienda recién cerró el 31 de enero. Es decir, se le permitió abrir en toda la temporada navideña y de ventas de la época veraniega. Se quedó, eso sí, sin la típica liquidación de febrero ni la temporada escolar. Y claro, sin una ubicación que en otro tiempo había sido imperdible, como cuando en 2005 estuvo la modelo norteamericana Cindy Crawford como soporte de la marca que se lanzaba a bolsa.
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Las razones de Ripley
Efectivamente, en otro tiempo mantener esa posición hubiese sido un “must”, como dicen los expertos en moda. Pero hoy el foco de Ripley está en otra parte. Está en rentabilizar la empresa y si para eso hay que hacer sacrificios, los hace. Debido a esa misma razón es que en octubre pasado anunció el cierre de su local más histórico, donde nació la marca como una tienda de corbatas en 1964, en Huérfanos 967, casi esquina Ahumada. Y al mismo tiempo, informó la clausura de su local más antiguo de fuera de la capital, en la céntrica calle Barros Arana 839 de Concepción. La razón esgrimida: baja rentabilidad y ventas que representaban menos del 1% del total.
En el caso del cierre del enorme local del Alto Las Condes, la razón de Ripley no fue especificada en su breve comunicado oficial entregado el pasado 31 de enero. Sólo se limitó a señalar: “Ante el término del contrato en Cenco Alto Las Condes, Ripley Corp. y Cenco Malls acordaron no renovarlo”. La tienda contaba con una superficie total de 12.531 metros cuadrados, aunque según un reporte de Ripley tenía un espacio de venta de 9.361 m2.
Consultada una fuente conocedora del proceso, señala que esta decisión de Ripley también fue financiera: “No era rentable”, dice sin ambages. La tienda representaba menos del 1% de las ventas de retail de la compañía, según personas que saben del negocio, las que a septiembre de 2024 sumaban más de $1.039.345 millones (unos US$1.157 millones) y a diciembre de 2023, $1.410.481 millones (del orden de US$1.608 millones). Y sus ingresos no cubrían suficientemente los costos.
Es decir, si se hace el ejercicio aritmético y pese a que la compañía no entrega el desglose de las ventas por tienda, el local de Ripley del Alto Las Condes vendía, según tales fuentes, menos de US$16 millones al año, unos US$1,3 millones por mes. Frente a ello, por concepto de arriendo básico debía pagar del orden de 5 mil UF mensuales (más de US$200 mil). A este cargo fijo, al cual se suman otros por parte del shopping, como gastos comunes y gastos del fondo de marketing, se le deben agregar, además, todos aquellos costos lógicos de una operación, como proveedores, deudas y empleados. Y si extender el contrato con Cenco Malls implicaba una eventual alza en al arriendo, la rentabilidad era aún menor. Por eso Ripley se adelantó a avisarle a la empresa de los Paulmann que dejaría la tienda.
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Sin las de Huérfanos, Barros Arana y Alto Las Condes, Ripley quedó con 42 tiendas en Chile. “Ripley no se está achicando. Está cerrando algunas tiendas, abriendo otras y poniendo el foco en las que son rentables. De ahí que sus resultados mejoraran”, comentó una fuente conocedora.
En efecto, poner el foco en la rentabilidad le ha traído réditos a la red de multitiendas. Mientras en 2023 la compañía arrojó pérdidas netas atribuibles al controlador por $50.774 millones (US$58 millones), afectada especialmente por su negocio de comercio minorista, a septiembre de 2024 el cambio de estrategia y la decisión de no depender del negocio financiero para obtener ganancias significó que aumentaran un 8,7% sus ingresos, especialmente en el retail de Chile y Perú. Esto último se vio alentado por un crecimiento del consumo discrecional en ambos países, que redundó en utilidades por más de $93 mil millones en los primeros nueve meses del año. De acuerdo a fuentes conocedoras, los resultados de todo 2024 de Ripley Corp, la matriz de los negocios de la retailer, debieran conocerse tras un directorio de fines de febrero y mostrarían que las pérdidas del ejercicio pasado se habrían revertido casi por completo.
Quién llega
Ahora el trabajo para encontrar un nuevo inquilino para esta superficie será de Cenco Malls. Y por lo que se sabe, se está trabajando desde hace tiempo en ello.
Fuentes que conocen de estas negociaciones apuntan a que el destino de, al menos parte de este espacio, será para fashion retail y que se baraja también el rubro de la entretención.
En redes sociales han dado por hecho que lo ocupará la tienda de moda sueca H&M. Al consultar en H&M en Chile, no lo ratifican, pero tampoco lo descartan de plano: “Las negociaciones y discusiones con nuestros partners son estrictamente confidenciales (...) En H&M, siempre estamos buscando nuevas oportunidades para expandir y mejorar nuestra oferta (...) Sin embargo, en este momento, no tenemos detalles específicos para compartir sobre nuestros planes relacionados con la superficie que Ripley está dejando en Alto Las Condes”.
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H&M fue la tercera en disputa en 2014. Como parte del acuerdo entre Ripley y Cencosud de hace 10 años, la multitienda chilena estuvo dispuesta a ceder el primer piso para que se instalara la cadena sueca de fashion retail, solo bajo la condición de que hubiese un acceso a su tienda que partía en el segundo piso. Y así ocurrió por toda esta década.
Por lo mismo, es un candidato obvio, considerando además el éxito que ha tenido H&M en Chile, que ha llegado a ser el país del mundo donde más dinero ha generado por tienda y en el que ha abierto 28 locales en menos de 10 años de existencia, constituyéndose en la segunda red más grande de Latinoamérica, sólo detrás de México. Y en el Alto Las Condes parece restringido con sólo un piso de superficie. Pero no tomaría todo el espacio que deja Ripley, sino probablemente sólo el segundo piso.
Sin embargo, hay otros actores de fashion retail que podrían entrar al baile. Uno podría ser la española Zara, que se encuentra en el mall, pero en una posición menos a la vista, junto al ingreso de Paris, y además tiene Zara Home, su brazo de decoración y hogar. Y está la otra española de moda, Mango, que tampoco cuenta con una tienda de alta presencia.
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“Lo que haría yo si fuera Cenco Malls, sería hacer el esfuerzo para que H&M arrendara el segundo piso. Y los otros pisos de arriba, se los ofrecería a Zara, para que se desplegara con ropa y home. Y tendría el centro del mall con dos tiendas muy atractivas en cada piso. Y liberaría esas otras tiendas para otros actores más pequeños, porque igual hay demanda por entrar al mall”, dice un exejecutivo del retail.
Esta idea coincide con el interés de Cenco Malls, pero no completamente. La compañía de los Paulmann también quiere llevar entretención al mall, para ampliar su oferta de atractivos. Y no se trata de bares o restaurantes. Sino, por ejemplo, de cines, pues Cinemark podría moverse de su posición actual o, lo que sería una gran novedad, llevar a Happyland -su propia empresa de juegos mecánicos y electrónicos- a los pisos superiores, los que normalmente tienen menos movimiento.
Y esto debería encajar con el proyecto de remodelación que Alto Las Condes anunció en diciembre pasado, referido a modificar y mover su zona de comidas, para incluir más tiendas en su actual ubicación y generar más tráfico en esa área del mall. Una idea así podría implicar, por ejemplo, llevar el patio de comidas al quinto piso del actual espacio de Ripley, sobre un espacio de entretención.
El problema de esta idea es que demanda más tiempo e inversión, en cuyo caso Cenco Malls tendría que resignarse a no recibir ese importante pago de arriendo, por varios meses.
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