No es nuevo decir que el comercio minorista la ha pasado mal en los últimos cuatro años y medio. Fue un objetivo favorito de la violencia que acompañó al estallido social y luego enfrentó una de sus peores crisis de la historia ante el cierre de tiendas producto de la crisis sanitaria generada por el Covid-19.

Desde esos aciagos días para el consumo, hubo algunas empresas del retail que pudieron recuperarse con más rapidez que otras. Y de eso dan cuenta sus respectivas trayectorias bursátiles. Como las acciones de Cencosud y Forus, que empezaron a subir consistentemente a contar de mediados del año pasado, o últimamente Falabella. Pero hay otros cuyos papeles aún dan muestras de debilidad, como La Polar (que ahora pasará a llamarse abc tras su fusión con Abcdin) o Hites.

Hay un actor, eso sí, que tardó en repuntar, pero que ahora lo está haciendo con mayor solidez: Ripley. De hecho, en el mercado esperan que la compañía consolide esta trayectoria y siga creciendo, aunque de forma más moderada que la escalada que ha vivido en los últimos doce meses. De hecho, en un análisis realizado por Pulso, el papel de la empresa, controlada por la familia Calderón Volochinsky, fue el segundo que más subió en el primer semestre de este año, con un 47% después de Vapores, del grupo Luksic, que lo hizo en un 58%.

Ripley cumplió e incluso superó las perspectivas de algunos agentes del mercado, que desde fines del 2023 venían previendo una escalada en su acción. Bci Inversiones, por ejemplo, en octubre, le puso un precio objetivo de $240 con un alza del 50,9%. El viernes, el título de la cadena de multitiendas cerró en más de $272,5 tras alcanzar en algunos momentos los $277.

El empujón peruano

Ahora, no es sorpresiva la recuperación. La empresa lo venía anticipando. Pero, como en todo, faltaba que se tradujera en realidad.

Un aspecto que la explica radica en la esencia misma del negocio minorista de Ripley, que son sus tiendas por departamentos y sus malls, que sufrieron mucho con la pandemia. A diferencia, por ejemplo, de Cencosud, que posee un negocio de supermercado de suma relevancia, que le permitió dar continuidad a sus ingresos y que hizo que su acción no tuviera movimientos súbitos. La mejora en rentabilidad en Ripley ha sido más abrupta y en menos tiempo que la de una empresa que se mantuvo más plana durante la pandemia o que en el periodo pospandémico fue más resiliente al brote inflacionario, como el conglomerado controlado por la familia Paulmann.

Otro elemento impulsor, quizás el más relevante, vino de Perú. En el primer trimestre de este año se reflejó por primera vez en resultados la operación completa de sus cinco centros comerciales en ese país, que maneja bajo la marca Mall Aventura, el tercer operador de esta industria peruana. Recién el año pasado inauguraron sus dos últimos malls, San Juan de Lurigancho en Lima e Iquitos, que se sumaron a los tres que Ripley adquirió en 2016, en Arequipa, Chiclayo y Santa Anita, en Lima, cuando pasó a ser el único dueño de Mall Aventura al comprarle su parte a Falabella y Mall Plaza.

“La gran inversión que hicimos en esto está generando una muy buena rentabilidad”, confiesa una fuente de la empresa. Solo en los dos últimos malls invirtieron del orden de los US$ 140 millones y les permitió crecer en un 50% de superficie arrendable.

En Chile, Ripley todavía posee la mitad de la propiedad de tres malls en sociedad con Parque Arauco: Viña del Mar, Curicó y Concepción. “Han tenido muy buenos números. El de Viña es el mejor mall de Chile (en rentabilidad)”, asegura una fuente conocedora de las cifras.

Así, los ingresos del segmento inmobiliario de Ripley crecieron un 82,6% en el primer cuarto del año, para alcanzar una cifra trimestral histórica de $15.422 millones, gracias al incremento del 12% en tráfico y del 96% en ocupación.

En Chile, el respaldo proviene especialmente de su negocio bancario, donde se focalizan en créditos de consumo. Aunque su nivel de colocaciones se ha mantenido plano, su costo por riesgo ha ido a la baja y también su morosidad (a menos de 90 días), pues se ha reducido de niveles del 5,7% en el tercer trimestre de 2023 al 4,9% en los primeros tres meses de este año. Asimismo, el costo de fondo, pese a que las tasas de interés siguen altas, ha ido disminuyendo. Fuentes conocedoras de la empresa adelantaron que estos buenos números prolongaron esta positiva tendencia en el segundo trimestre. “Se adaptaron los criterios de originación, logrando así disminuir el costo por riesgo, lo que, sumado a la baja de la tasa de interés, se complementa con nuestro pilar de productividad y eficiencia”, añadieron en Ripley.

La compañía realizó además un apretón en la base de gastos, que calculan en torno a los $30.000 millones, y que en el primer cuarto se cifró en unos $11 mil millones, sin considerar la apreciación que sufrió el sol peruano.

En cuanto al consumo, la empresa pronostica repuntes tanto en Chile como en Perú. De hecho, las ventas y los márgenes se recuperaron en el primer trimestre y el mercado advierte que esta tendencia debió extenderse con más fuerza en el segundo cuarto en ambos países.

“Estamos viendo una tendencia de mejor venta y márgenes en el segmento de retail en Chile y Perú (…), de acuerdo a lo que hemos definido en nuestro plan estratégico, ambos en el mundo físico y digital”, dijeron en la propia empresa.

Y en el mercado, esta trayectoria ha sido reconocida: “El alza en valorizaciones que ha experimentado la compañía durante el año ha sido impulsada por una recuperación en el consumo, especialmente en el segmento de tiendas por departamento, que se había visto fuertemente afectado durante 2023, mejorando las perspectivas de resultados para el sector”, dijo Nicolás Libuy, subgerente de Renta Variable Local de Security Inversiones.

Con todo esto, los ingresos de Ripley en el primer trimestre crecieron un 6,5% a $460.987 millones y sus gastos de administración bajaron un 3% a $142.338 millones. No obstante, su resultado de última línea atribuible a los controladores fue de una pérdida de $2.546 millones, un 87% inferior al rojo de $19.305 millones de un año atrás.

“Todo empieza a mejorar. Claramente, es acompañado con la baja en tasa de interés y una inflación más controlada en Chile”, dice la fuente cercana a la empresa.

En Perú ha habido elementos más allá de lo macroeconómico que también elevan las perspectivas. Por ejemplo, el clima. El año pasado, el invierno en Lima fue especialmente cálido, con temperaturas de 22 a 23 grados promedio, y este ha sido más frío, con rangos de 12 a 14 grados, lo que hace la diferencia en la compra de vestuario abrigado. Ese clima poco habitual afectó a la pesca y a la agricultura, sectores propulsores de la economía de ese país, que dado su negativo momento golpearon por extensión al consumo.

Bajo este escenario, en la compañía aguardan una mejor tendencia para el año, aunque caracterizan al 2024 como “un año de transición”. Ya para el segundo semestre de 2025, aguardan una operación más normalizada. Vale recordar que, en 2018, previo a la serie de crisis, Ripley acumuló ganancias por $69.656 millones y en 2023, pérdidas por $49.860 millones.

Por ello es que este año las inversiones de la compañía serán acotadas en montos y el enfoque no estará en crecer, sino en contar con una operación robusta, con la cual lograr la mayor rentabilidad posible, elevando la venta por metro cuadrado, explicaron desde la empresa.

Una de las tiendas de Ripley.

Adiós al rojo

Las mejores perspectivas para lo que resta del año permiten augurar que, en el periodo abril-junio, Ripley debiera seguir recortando pérdidas para ya en la segunda mitad del año dejar atrás la moda del rojo y empezar a vestirse de azul.

Al menos entre los analistas, ninguno pronostica que el ejercicio 2024 cierre con pérdidas. Y coinciden en que el 2025 esa mejoría podría consolidarse.

“En el segundo semestre la compañía seguirá reflejando las favorables tendencias para el sector, tales como la recuperación del consumo y de la demanda interna. No obstante, deberíamos ver una expansión más acotada de márgenes, dada la mayor base comparable del segundo semestre de 2023. Para el próximo año, esperamos que la compañía continúe expandiendo sus resultados en un contexto de buenas dinámicas para el sector”, comentó Eduardo Ramírez, analista de Bice Inversiones, que tiene a Ripley en su cartera de acciones destacadas con la recomendación “en revisión”.

“La compañía continuaría mostrando alzas frente a 2023 en sus resultados durante el año, aunque aún mostrando algún rezago frente a sus niveles de 2018, producto de su elevada exposición a segmentos más discrecionales, niveles que serían superados durante 2025, de la mano de una mejora en márgenes e ingresos”, añadió Libuy, de Security.

Eso sí, al menos para la Navidad de 2024, la época dorada del retail, se prevén mejores números e incluso cifras cercanas a la normalidad prepandemia, salvo quizás para los rubros de bienes durables, como electrónica o muebles, dado que los retiros de los fondos previsionales permitieron que mucha gente hiciera esas compras en 2021, y estos productos tienen ciclos mayores de renovación, por lo que a contar de 2025 se podría esperar un repunte más consolidado.

¿Y los argentinos? Pese a que se registró un repunte de argentinos en las tiendas más cercanas a los pasos fronterizos, como las de Santiago, La Serena, Los Andes y Viña del Mar -”se veían patentes trasandinas por todos lados”, cuenta un ejecutivo-, este flujo se ha ido reduciendo durante el año y hoy la recuperación esperada no depende del empuje del país vecino.

Las compras online aún presionan las compras físicas de Ripley.

La moda del e-commerce es desafiada por las tiendas

La pandemia fue un propulsor enorme para el comercio electrónico, dado el cierre obligatorio de las tiendas. Pero desde el año pasado que el público ha vuelto al comercio físico. De hecho, la penetración del e-commerce entre las tiendas por departamento está entre el 27% y el 29% de sus ventas, rango dentro del cual también se mueve Ripley. De hecho, en el primer trimestre del 2024 se ubicó en 27,2%. Aunque en la firma esperan que el e-commerce siga creciendo, sería de forma más paulatina que explosiva.

De hecho, las cadenas, que hasta hace poco tiempo sólo hacían inversiones en comercio electrónico, se han volcado a la remodelación o mejoramiento de sus locales. En Ripley, sus tiendas representan más del 70% de sus ventas.

Aunque los patrones de consumo en la tienda han variado a tal nivel que es poco probable que retrocedan. Y eso varía según el segmento de oferta de productos. Porque la electrónica, la línea blanca y los muebles han ido ocupando cada vez menos espacio en la tienda, y han crecido los dedicados a vestuario o calzado.

“La gente igual toca la prenda, le gusta probársela: el probador pasa a ser parte importante de la experiencia de la tienda”, explica una fuente de la empresa.

Y hay rubros que, aunque se quisiesen mudar, por la experiencia que significa, es poco probable que salgan de las tiendas, como perfumería, óptica o incluso juguetería.