Una de los espacio de negociación que se puede abrir en la discusión de la reforma tributaria es la aplicación de impuestos regionales o rentas regionales. Incluso el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, ha escuchado diversas propuestas sobre la materia, específicamente la de la bancada regionalista, por lo que está abierto a incorporar esta materia en el proyecto de modernización tributaria.
Una de las propuestas es la que le presentó a nombre Renovación Nacional (RN), el senador José García Ruminot. El documento -que hoy está en manos del ministro Larraín-consiste en aplicar una tasa de 0,25% a todas las ventas, servicios e importaciones realizados en el país.
La implementación no será inmediata, sino que iría de la mano con la puesta en marcha de los nuevos Gobernadores Regionales electos, a realizarse el año 2021. De acuerdo al documento, "el destino de lo recaudado tendrá afectación absoluta a los Gobiernos Regionales siendo un apoyo al ya existente Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR)".
Según el texto, este impuesto representará coactivamente para las empresas un gasto necesario para producir la renta.
La recaudación la efectuaría la Tesorería General de la República quien deberá destinar la recaudación final a las arcas regionales, asegurando que ésta vaya al FNDR. En cuyo caso y por ser un tributo afecto a un destino determinado, requerirá las modificaciones legislativas correspondientes.
¿Cuánto recaudará?
Dada una base imponible de US$ 554.028 millones para el primer año de implementación se espera una recaudación de US$ 1.385 lo que incrementaría el FNDR en un 185%, llegando a una inversión libre para las regiones de US$ 2.145 millones.
Dentro de 10 años, es decir, para 2030, se esperaría un incremento de un 207% del Fondo Nacional de Desarrollo Regional llegando a la cifra de US$3.017 millones con un aporte de US$2.036 millones por parte de "Contribución FNDR"P