A la luz del debate sobre el TPP-11 de ayer en la Cámara, el director de la Direcon, Rodrigo Yáñez, advirtió que se ha fortalecido la postura contra los TLC. En ese contexto, y de cara a la votación de hoy, niega que Chile vaya a ceder soberanía, que vaya a subir los precios de los medicamentos o que perjudique a los agricultores.
En la clase política chilena hubo consenso sobre los beneficios de los TLC. ¿Qué cambió?
-El Frente Amplio tiene una posición política en contra de los tratados de libre comercio y hemos notado que esa visión se ha extendido a parte de la nueva mayoría, fundamentalmente en el PS y el PPD.
Llama la atención el cuestionamiento a un modelo que considera al libre comercio como una piedra angular de desarrollo. Desde 1990 hasta la fecha, las empresas exportadoras se han duplicado de 4.000 a más de 8.000 y la diversificación de la canasta de productos se ha duplicado, reduciendo la dependencia del cobre. Cuando 1,2 millones empleos dependen del sector exportador, no se puede hablar de un balance negativo.
Hubo diputados, como el socialista Marcelo Schilling, que plantearon dudas al aporte del libre comercio y la globalización al país...
-Hay dos razones. Han permeado los argumentos del Frente Amplio en partidos que tradicionalmente han apoyado los TLC, específicamente el PPD y el PS. Además, hay argumentos mucho más ideológicos contra la globalización, contra el comercio como un fenómeno actual de la interconexión de los mercados, de la integración económica. Derechamente hay quienes quisieran volver al modelo de 1960 en Chile, lo que para un país 18 millones de habitantes no es el camino.
El TPP-11 ya entró en vigor. ¿Qué implica que Chile no lo apruebe aún?
-Que otros países ya están aprovechando las ganancias en materia de acceso. Desde enero a la fecha, comparado con 2018, las exportaciones de Canadá y Nueva Zelandia -en los sectores que se ven beneficiados por el CPTPP- se han triplicado. En Australia también se benefician en su comercio de fruta fresca a Vietnam, mientras nosotros observamos un descenso de nuestras exportaciones a ese país. Día que pasa, día que estamos perdiendo oportunidades.
¿Se pierde soberanía como argumentaron varios diputados?
-Este acuerdo, en materia de inversiones, no ofrece nada distinto en solución de controversias respecto a lo que se ha hecho por 20 años con Chile. Este acuerdo, precisa y dota al Estado de garantías frente a potenciales demandas de inversionistas extranjeros.
¿Cómo responde a las preocupaciones respecto a la regulación de patentes y su efecto en el precio de los medicamentos?
-Existe confusión al respecto. Hay 20 normas que dejaron de ser parte de este acuerdo con la salida de EEUU. Esto hace que en materia de farmacéuticos, Chile mantenga el mismo nivel de protección que tiene en su ley actual.
Entonces, ¿no van a subir los precios por el TPP-11?
-No, porque no se restringe el acceso de genéricos y, por lo tanto, no altera lo que el país está haciendo. Este tema, además, forma parte de la agenda de salud de este gobierno, que busca reducir el precio de los medicamentos.
¿Las empresas semilleras se verán favorecidas frente a los agricultores?
-Lo que hace este acuerdo es únicamente establecer la ratificación del convenio UPOV 91, pero esa obligación ya está en otros tres TLC vigentes de Chile y UPOV 91 ya se aprobó por el congreso el 2011. Por lo tanto, para poder implementarlo hace falta una ley de obtenciones vegetales, que tiene que pasar por el Congreso.