Si internet en Chile fuera una persona, esta historia comienza en su adolescencia. Ya había reventado hace unos años la burbuja de las empresas puntocom (2000) y una segunda generación de portales pesaba fuerte en los usuarios locales. Uno de ellos era Terra.cl (del grupo Telefónica), donde el 2005 se conocieron Yerko Halat y Ariel Jeria. El primero era el gerente de productos e inteligencia de negocios y el segundo, product manager de la misma área, debutando en su primer empleo. Trabajaron un año juntos y luego tomaron diferentes caminos. Una década después, Yerko llamó a Ariel proponiéndole armar una startup. Su exjefe tenía 40 años (la mejor edad para emprender, según él) y Ariel, 35.

Durante ese tiempo, Yerko trabajó básicamente en bancos, al timón de áreas comerciales. Fue en el BBVA cuando entendió la potencia del mix entre el mundo de la publicidad y la banca digital. "Ya había muchas agencias enfocadas en lo digital, pero ninguna que inyectara la ciencia de los datos (analítica) al marketing", recuerda Yerko.

Paralelamente, en esa misma década Ariel trabajó en agencias de publicidad y marketing digital. Con 27 años lo invitaron a ser gerente comercial de Fusiona, donde de 25 personas, pasaron a 110 en dos años. Luego lo contrataron de gerente general en Cardumen, donde de 60 personas, también subieron a 110 en dos años. Era como un rey Midas... Se entusiasmó y firmó por Happyshop, pero a los tres meses esa empresa quebró. Agarró todos sus ahorros y en 2013 se fue con su esposa a recorrer el mundo por más de un año. Volvió a Chile y le abrieron nuevamente las puertas de Cardumen.

"Cuando Yerko me llamó para emprender no estaba muy convencido. Tenía dos hijos chicos y claro… me gustaba el intraemprendimiento, pero recibiendo un sueldo", dice Ariel.

Yerko se ríe, le responde: "Fue cuando le hice una pregunta que le removió el piso: ¿te ves en lo mismo en cinco años más?". "Francamente, no me veía en lo mismo", replica Ariel.

Renunciaron a sus cómodos puestos y el 1 de septiembre de 2016 estaban sentados en una oficina, la primera de Rompecabeza Digital. Contrataron a dos estudiantes en práctica y salieron durante meses a la calle a vender.

Pero, ¿Qué vendían en un momento en que se levantaba una piedra y aparecía una agencia de marketing y/o publicidad digital? ¿Cuál era su diferenciador? Según sus fundadores fue la mezcla de dos conceptos: ciencia y creatividad, que ambos conocían bien desde sus antiguas trincheras. "Pero también fue fundamental sembrar nuestras credenciales. No valía la pena tratar de vender la marca Rompecabeza Digital que era desconocida. Mejor contar nuestra experiencia y qué podíamos hacer", dice Yerko. Ariel agrega: "Y nuestras reuniones eran con los gerentes comerciales o generales, más que el encargado del área digital, los que nos permitió entender bien sus problemas".

De a poco empezaron a considerarlos como una "alternativa" para licitaciones y propuestas, logrando su primera factura de $1 millón en diciembre de 2016. En marzo del año siguiente empezaron a sonar más los teléfonos y en 2017 facturaron $300 millones, con 19 personas en sus filas. "Efectivamente nos ayudó mucho que estaba creciendo el marketing digital y se empezó a hablar más de big data", dice Ariel, algo que estaba en el ADN de esta empresa, donde priman los ingenieros, sobre otras profesiones, una diferencial clave, según ellos.

Otra declaración de principios fue no tener "inversionistas oportunistas que nos piden rentabilidad", como indica Yerko. Además, a partir del 2018 hicieron algo no muy ortodoxo en una startup: la creación de un directorio ad honorem que los orientan por donde van las tendencias digitales y de negocios. En la actualidad, ese grupo está conformado por Gerardo Sapag, Marina Tannenbaum y Antonio Kovacevic.

Así, en 2018 facturaron $809 millones y llegaron a 35 empleados con cerca de 18 clientes recurrentes. La mayoría, grandes empresas con un fuerte foco en el sector financiero. En 2019 lograron $1.740 millones y para este año proyectan alcanzar los $3.100 millones. "Nunca hemos tenido la idea romántica de ser una startup que cambiara el mundo, sino, de una empresa que puede ser grande. No la vimos fácil, vivíamos con muchas inseguridades y la pregunta inicial de siempre era si lograríamos pasar el Valle de la Muerte", dice Yerko. Y lo hicieron.

Están tan seguros de su metodología y cultura que incluso publicaron un libro donde se explica. Además, hace un año crearon tres empresas complementarias a Rompecabeza, que ya están teniendo vida propia: Mind, Soul Media y Wihook.

Si bien su foco en 2020 está en un mayor crecimiento y profesionalización, durante el segundo semestre irán a hacer algunas visitas a Colombia, Perú y, quizás, Panamá para ofrecer sus servicios, con la idea de internacionalizarse el 2021.