La presidenta de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Rosario Navarro, se refirió a las críticas a los privados, señalando que “fuimos deshumanizando lo que es hacer empresa. Los empresarios somos personas, y no estamos divididos en cajitas. Soy empresaria, soy consumidora y soy cliente y a veces siento rabia por la mala calidad de servicios. La dimensión humana que tiene la empresa es muy profunda, está compuesta por personas”.

Las declaraciones se dan en el marco del conversatorio “Nuevos liderazgos empresariales: desafíos y oportunidades”, realizado por la Organización Internacional del Trabajo, Comunidad Mujer y la fundación Chile Mujeres. En esta instancia, la presidenta de la Sofofa, señaló que el gremio mide la confianza de las personas no sólo en las empresas en general, sino que también en la compañía para que la trabajan y en sus empleadores.

“El cambio es notable. Hay una distancia muy grande cuando hablas del empresario genérico, versus la empresa en la que yo trabajo y mi empleador”, explicó, enfatizando en que antes el rol del empresariado estaba más ligado a la comunidad y en ofrecer soluciones, más allá de empleo y salario.

En ese sentido, señaló que le gustaría que su legado como presidenta de la Sofofa sea lograr que las empresas conecten con las personas y humanizar el rol empresarial. “Hemos satanizado a la empresa. Muchos tienen vergüenza de decir que son empresarios. Me encantaría revindicar el rol del emprendedor (...) Se dice que los empresarios no arriesgan, pero yo no conozco algo más arriesgado que querer hacer empresa”, expresó Navarro.

Respecto a la conexión de las empresas con las personas, Navarro apuntó a que uno de los principales motivos a los que se debe “la mala reputación son los malos servicios de postventa. Si no nos hacemos cargo de que el negocio de hacer buenas empresas es tener clientes contentos, estamos fregados”, declaró.

Participación femenina

Respecto a la inclusión de las mujeres en el mercado laboral, Navarro expresó su preocupación. Señaló que “estamos peor que los países vecinos y empeoramos con la pandemia. Reconozco que hay camino avanzado, al menos en el gremio. En el 2018 éramos 3 consejeras y hoy hay un 27%, pero estamos al debe”.

De acuerdo con la presidenta de la Sofofa, una de las principales barreras para la inclusión es el rol del cuidado que sigue recayendo en las mujeres. “Mientras no tengamos sala cuna universal, mientras no entendamos que la flexibilidad es el principal camino para que la mujer se incorpore, vamos a seguir leyendo tristes cifras”, proyectó.

“Me duele ver la cifra, estamos desaprovechando un activo tremendo. Por cada punto adicional de mujeres que se incorporen, el PIB crece 0,5 puntos. Si hemos puesto el foco en el crecimiento y la inversión, nos estamos farreando la mitad del talento y el crecimiento lo estamos hipotecando”, acotó Navarro.