Rosario Navarro: “El país no puede ponerse en pausa porque sea un año electoral”
La presidenta de Sofofa insta al sector político, al gobierno y al empresariado a no detener el empuje de iniciativas que ayuden al crecimiento económico. Desde su gremio anticipa que trabajan en una revisión del stock regulatorio que enfrentan las empresas. Sobre la reelección a la que va en mayo, afirma que “no he hablado y no me he casado con nadie todavía” para que sea uno de sus vicepresidentes, ante la salida obligada de Óscar Hasbún. Y para los candidatos presidenciales de fin de año manda un mensaje: “Los chilenos queremos trabajo, queremos condiciones para emprender y hacer empresa”.
Afines de mayo próximo Rosario Navarro cumplirá su mandato inicial como la primera presidenta de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) en sus 141 años de existencia. Ya decidida a ir a la reelección por un segundo periodo y sin competencia que asome en el horizonte, apunta a estar cuatro años al frente de uno de los gremios empresariales más importantes del país. Desde ese sitial aborda el complejo 2025 que enfrenta el país, que en el plano interno tiene por delante elecciones, y que en el ámbito externo sufre la amenaza de la guerra comercial desatada por Donald Trump.
Respecto de lo primero, advierte que siempre está la tentación de “quedarnos congelados, pero no podemos darnos ese lujo”, y hace un llamado a todos los actores a seguir adelante con las mejoras que se necesitan. Mientras que, en lo segundo, dice que “Chile, como economía pequeña, debe ser prudente en este tema, estar atento, pero no sobrerreaccionar”, aunque afirma que se deben buscar mecanismos que ayuden a mitigar los eventuales impactos.
En poco más de dos meses se completa su primer periodo como presidenta de la Sofofa. ¿Cuál es su balance?
-Tengo una sensación de satisfacción del camino recorrido. Entendiendo que en una institución de 141 años, no es que uno esté inventando la rueda, sí siento que hemos tenido grandes logros. En lo interno, el que hoy seamos un gremio con nuevos estatutos, mucho más participativo, más transparente. Además, hemos logrado robustecer el equipo interno, lo que permite continuidad más allá de las presidencias de turno.
Y en lo externo, el haber logrado instalar el crecimiento de la economía como un anhelo país, la necesidad de salir de la mediocridad de crecer al 2% y de que tenemos que crecer a más del 4%.
Haber conseguido aprobar ese cambio de estatutos, de gobernanza interna, con más del 90% de apoyo, ¿ha sido el gran triunfo de su mesa?
-Sí. La verdad es que Sofofa había intentado hacer este cambio de estatutos hartas veces. Hoy nuestras bases institucionales están muy bien constituidas, son apoyadas por un alto número de consejeros y eso le da una estabilidad al gremio. ¿Dónde veo que tenemos oportunidades? Ojalá captar más empresas de distintos tamaños, atraer a nuevos empresarios jóvenes que también quieran participar del trabajo gremial. Una labor es la incidencia en las buenas políticas públicas, pero tenemos otro brazo que debe ir avanzando en empujar prácticas empresariales acordes a los desafíos del siglo XXI. Y eso se logra cuando eres capaz de levantar desde tus propios socios cuáles son los dolores y oportunidades que están mirando.
¿Y el déficit de esta primera presidencia?
-Me encantaría que en el tema del crecimiento, tras instalar que es relevante, pasáramos del discurso a la acción. Obviamente hay cosas que tiene que hacer el Estado, pero desde el sector privado ver cómo nos estamos anticipando a temas vinculados al mundo laboral, qué estamos haciendo respecto a las disrupciones tecnológicas, cómo nos vinculamos con las comunidades. Cuando hablamos de más crecimiento económico hay que bajar la pelota al piso y aportar a cómo podemos hacerlo. Por ejemplo, revisar el stock regulatorio es algo que desde el mundo empresarial también podemos aportar y tenemos iniciativas este año para hacernos cargo de ello.
¿Es un hecho ya que va a la reelección sin competencia?
-Yo siempre creo que la competencia es sana y estamos recién partiendo el proceso de elecciones. Primero hay que elegir a la mitad de los consejeros electivos y, de hecho, yo me tengo que reelegir como tal. Eso es a principios de mayo y luego a fines de mayo viene el proceso electoral de presidente, con la innovación que salió de los nuevos estatutos de que dos consejeros -uno gremial y otro electivo- serán ahora elegidos por el consejo para entrar al comité ejecutivo. Para ello, los ocho consejeros que elegía el presidente para constituir ese comité ejecutivo bajan a seis. En junio debieran presentarse los candidatos que quieran ser elegidos para esos dos cupos. Hay un comité electoral que va a publicar en el próximo consejo el calendario para que todos conozcan las reglas del juego. Eso sí, te comento que hay alto interés de participar.
Respecto de la presidencia, recién cuando me presente como candidata podría salir una nueva candidatura, pero no ha sonado ningún nombre todavía. Una siempre tiene que estar preparada para cualquier cosa.
¿Y cuál será la prioridad para este segundo mandato?
-De corto plazo, que Chile no puede ponerse en pausa porque sea un año electoral. En ese sentido, seguir empujando con fuerza que hay urgencia de resolver el tema de la fragmentación política. Segundo, todo lo relativo a la certeza jurídica. Hoy seguimos teniendo dificultades para implementar proyectos de inversión, porque los inversionistas sienten que no están las certezas para ello. Si bien están los dos proyectos de ley que fueron ingresados el 2024, de permisos sectoriales y de permisos ambientales, nos parece insuficiente. Tenemos que hacernos cargo de revisar el stock regulatorio. Eso es algo bien concreto que podemos hacer como sector empresarial.
Óscar Hasbún, del grupo Luksic, cumple su periodo máximo como consejero de Sofofa, por lo que no puede seguir como su primer vicepresidente. Ha trascendido que baraja la opción de Matías Concha. ¿Es así?
-Óscar ocupa un espacio importante hoy día, conoce al revés y al derecho lo que se hace en Sofofa, pero estoy segura que voy a encontrar buenos candidatos que quieran ser parte de la mesa, y me encantaría anunciarlo antes de entrar en carrera. En ese sentido, Matías Concha ha sido un tremendo aliado en el comité ejecutivo, y tiene un papel fundamental en todo lo que es la relación con los gremios regionales y sectoriales, además de un rol bien articulador con la CPC. Pero no he hablado y no me he casado con nadie todavía. Analizaré todos los candidatos disponibles para ver quién complementa (mejor) el trabajo que viene por delante, entendiendo que es un año desafiante, en que vamos a estar con elecciones y donde deberemos tener un brazo político bien fuerte y, por otra parte, el brazo de acción regional y vinculado a nuestros socios, que no lo podemos descuidar.
¿Sabe del interés de los grandes grupos económicos que participan en Sofofa de mantener la presencia en su mesa vía la vicepresidencia que deja Hasbún?
-Sofofa es un organismo colegiado, donde todos los consejeros tienen el mismo rango y hay una libertad profunda de poder elegir el equipo que considere más idóneo. Una evalúa muchos atributos y siempre es bueno estar conectado con las grandes empresas, con las medianas, con las regiones.
¿Cómo es su relación con esos grandes grupos empresariales? ¿Cree que ellos confían en su liderazgo y se sienten representados por usted?
-Tengo una conversación muy fluida con los grupos económicos. Si bien los grandes próceres de los grupos empresariales hoy no están sentados en nuestro consejo, sí tienen representantes, pero también tengo línea directa con ellos.
¿Cómo está la sintonía Sofofa-CPC bajo el mando de Susana Jiménez en la CPC?
-Cuando entré a este cargo me habían dicho “oye, las relaciones siempre hay que cuidarlas, con CPC es complejo”. La verdad, bajo el mandato de Ricardo (Mewes) y el de Susana hemos tenido un trabajo muy fluido. Con Susana tenemos ambas un convencimiento muy profundo de que representamos al sector empresarial con valores que compartimos: el de la libertad, el de emprender, el de sacarse la cresta, de poner en riesgo el capital. Entonces, entendiendo que cada líder gremial tiene estilos diferentes, no nos perdemos ni un segundo en los valores que nos unen, y a mí me encanta que seamos dos mujeres las que estemos liderando los principales gremios empresariales.
¿La Sofofa no excede a veces sus áreas de opinión, por ejemplo, en lo que se refiere a materias como la reforma de pensiones, que no tiene que ver estrictamente con sus representados?
-Yo creo que Sofofa, parte de su rol es incidir en la política pública que tenga impacto en la actividad económica. Aquí tenemos más de 4 mil empresas asociadas directa e indirectamente, cuyos trabajadores se pueden ver afectados por una buena o mala política pública. Y, por otra parte, son las empresas las que terminan pagando ese costo adicional. Entonces, nosotros no podemos estar fuera de esa discusión. Así ha sido desde su constitución, que es anterior a la de la CPC.
Y usted, específicamente, ¿no considera que tiene conflicto de interés para intervenir en el tema de la reforma de pensiones, dado que su familia es dueña de AFP Modelo?
-Mi padre tiene acciones de una AFP, pero de la cual yo no participo de ninguna forma, ni en la toma de decisiones ni accionariamente. Además, la opinión que he dado al respecto es la institucional de Sofofa.
Escenario económico y elecciones
¿Cómo ven el escenario 2025 para el país, con todos los elementos que están sobre la mesa, tanto internos como externos?
-Las proyecciones que hace el Banco Central no son auspiciosas. Vamos a seguir creciendo cerca de un 2% y la proyección para la próxima década habla de un 1,8%. Eso claramente es insuficiente. Y tenemos también que en un año de elecciones tiende a pasar que la gente se queda un poquito congelada. Entonces, como gremio, creemos que no es un año para entrar en modo pausa, que tenemos que seguir insistiendo en iniciativas que ayuden a surfear de mejor forma este 2025 que no está siendo tan auspicioso.
¿Y cuáles son esas iniciativas?
-A corto plazo tenemos que aportar a la discusión de la reforma del sistema político electoral, porque la actual fragmentación impide que lleguemos a acuerdos. Por otra parte, el tema de los permisos es insuficiente, tenemos que empujarlo con más fuerza. Hay que revisar con mayor profundidad el stock regulatorio. Y, por último, hemos insistido en que el impuesto corporativo es de los más altos de la Ocde y hecho propuestas bien concretas para bajarlo de 27 a 23.
En este último punto, ¿ven que quede tiempo para lograr un acuerdo, considerando que el proyecto aún no se envía y dado el escenario electoral?
-Esto va a depender también del Parlamento, y ojalá que haya la apertura para entender los efectos que esto trae a la economía. Es un mecanismo que puede acelerar la inversión y además sabemos -como lo dijo el exministro Marfán- que por cada punto adicional de crecimiento Chile recauda US$ 800 millones. Entonces, bajando el impuesto de primera categoría y promoviendo la reinversión de utilidades, podríamos acelerar el tranco.
Sí, pero antes del Congreso será relevante la fórmula que el gobierno proponga para compensar esa rebaja…
-En las conversaciones que hemos tenido, siempre hemos dicho que la baja del impuesto de primera categoría se compensa con un impuesto a los dividendos. Eso sería neutro y no tendría efecto en la recaudación.
¿Eso tiene acogida transversal en el mundo privado? ¿Marcel no necesitaría elevar el impuesto a las personas?
-Esto se autofinancia con el mecanismo que indiqué y esa fórmula la hemos socializado y tiene amplia acogida (entre los privados). Nuestra misión es no detenernos, no pausar. Chile tiene enormes oportunidades y no podemos perder este año.
¿La expectativa de un cambio de signo político en las elecciones puede alentar algo más las inversiones y al sector empresarial este año?
-Me llamó la atención, pero por primera vez la confianza empresarial subió y eso es un factor positivo. Los empresarios somos pragmáticos. Lo importante, más allá del color político del gobierno que venga, es que ponga como prioridad el crecimiento económico y los aceleradores para que ese crecimiento ocurra. Eso les pediría a los candidatos políticos cuando miren el país que queremos y soñamos: los chilenos queremos trabajo, queremos condiciones para emprender y hacer empresa.
¿Cómo avizora la eventual contienda Matthei-Tohá?
-No soy analista política, pero ojalá la discusión ponga a Chile en el centro y tengamos un debate serio sobre la modernización del Estado, el gasto fiscal, la seguridad y el crecimiento económico. Algo que no podemos obviar es que la ciudadanía quiere volver a tener las condiciones para un mejor vivir: seguridad, crecimiento económico y un trabajo estable.
¿Usted ya tiene candidata?
-Hay que analizar esta carrera cuando tengamos a los candidatos tras las primarias.
¿Y la Sofofa?
-La Sofofa es un gremio, así que no tiene color político. Lo que sí nos orienta son estos principios: crecimiento económico, austeridad fiscal, seguridad, que son habilitantes y que debiéramos exigir a cualquier gobierno que venga.
Quedando el último año del actual gobierno, ¿cuál cree que va a ser el principal legado del Presidente Boric?
-Primero, el haber logrado sortear de forma democrática e institucional un proceso tan complejo como el constituyente y que los chilenos hayan podido manifestar que los extremos no los representan. Segundo, el haber cerrado el capítulo previsional, lo que requirió esfuerzos de muchos sectores políticos. Y tercero, el haber puesto de vuelta, en un gobierno que venía con ideas muy refundantes, las palabras “crecimiento económico”.
¿Y su principal deuda?
-La seguridad y la capacidad de gestión. En el tema de la seguridad, si no nos ponemos de verdad de acuerdo, vamos a terminar como Ecuador.
Guerra comercial: “Chile debe ser prudente, estar atento pero no sobrerreaccionar”
¿Cuánto preocupa en la Sofofa la guerra comercial que ha desatado EE.UU.?
-Es un tema que nos preocupa y nos ocupa. Sabemos que una guerra arancelaria no beneficia de ninguna forma a economías pequeñas como la nuestra. Chile tiene una larga data de relaciones comerciales y de tratados de libre comercio, porque es fundamental para el desarrollo económico del país, para el crecimiento. Chile tiene un desafío de anticipar dónde están los mercados del futuro y, en ese sentido, desde Sofofa estamos armando un nuevo capítulo binacional con India, y otro con ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático que incluye a Filipinas, Indonesia, Malasia, Singapur y Tailandia). Esos mercados tenemos que ir a explorar y ayudaría a mitigar, de alguna forma, los efectos de las medidas que estamos viendo. También hay que mantener una coordinación público-privada, y por eso estamos participando activamente de una mesa que conformó la Cancillería para tratar el tema.
Esta materia la abordamos en el comité ejecutivo de la CPC que tuvimos en la semana, y vimos, por ejemplo, que en el caso de la fruta chilena ayuda el que estemos en el hemisferio sur y que su producción sea complementaria a la de EE.UU. Pero sí pueden tener más efectos los aranceles que se le puedan poner al cobre, o demás. Y sí puede tener efectos reales en la economía.
En el caso de los sectores de Sofofa, ¿cuáles son los que eventualmente podrían verse más afectados por estas medidas?
-En Sofofa tenemos el comité internacional, que está monitoreando y evaluando estas posibles medidas. Además, contamos en nuestro equipo con personas que saben mucho de temas de comercio exterior y arancelarios. En ese sentido, los sectores agroindustrial y silvoagropecuario, y productos como salmones y vinos, son los que estamos monitoreando más de cerca.
En cuanto al gobierno, ¿consideran que está haciendo lo suficiente por anticiparse a los hechos en pos de que Chile no salga tan perjudicado si hay mayores aranceles a más productos?
-Las reuniones con Cancillería comenzaron en enero. Creo que Chile, como economía pequeña, debe ser prudente en este tema, estar atento, pero no sobrerreaccionar. Lo que sí se debe buscar son mecanismos que ayuden a mitigar, de alguna manera, los efectos que pueda tener en la economía esta guerra arancelaria que se está incubando. Y ahí tenemos este año una serie de viajes en conjunto. Con Cancillería estamos coordinando un viaje a India, y hay intención de visitar los Emiratos Árabes, Japón y China. Se trata de reestimular vínculos que ya teníamos, y construir nuevos, sobre todo con ASEAN e India.
Pero como el golpe puede venir desde EE.UU., ¿hay contacto con sus autoridades para hacer ver, por ejemplo, lo que usted decía, que muchas de las exportaciones que envía Chile son complementarias, o se está a la espera de ver qué pasa?
-Eso es más a nivel de gobierno. Pero siempre se hace un trabajo en ese sentido. Tenemos oficinas comerciales, oficinas de ProChile, relaciones con las cámaras de comercio en Miami, en Washington. No solo desde el sector empresarial sino también desde ProChile, se hace constantemente esa tarea. La labor también que cumple AmCham Chile (Cámara Chilena Norteamericana de Comercio). Entonces, el hecho de que Chile tenga estas relaciones de larga data también nos permite llegar con un mucho mejor discurso, porque esto no solo tiene que ver con estar atentos y tener buenos tratados que te protegen, sino también con haber hecho la pega.
Ahora, la mesa con la Cancillería está monitoreando la situación, está también viendo mecanismos de cómo se puede suplir o anticipar, porque aquí la clave es la anticipación, pero siempre desde un enfoque de prudencia.
¿Qué flexibilidad ven entre sus asociados para reorientar exportaciones?
-Chile tiene capacidad de adaptación y para eso son muy relevantes nuestros comités binacionales. Lo que sí, hay que anticiparse y no esperar que nos caiga el batacazo y no haber estado preparados.
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