Rusia sigue tomando medidas para evitar quedarse sin divisas, una vez que su sistema financiero ha sido en buena parte desconectado del resto del mundo y su banco central no puede acceder a la mitad de sus reservas.

Así, el banco central del país ha prohibido a los emisores de deuda en rublos abonar los intereses a inversores extranjeros, medida que se suma a la prohibición de que los extranjeros vendan activos rusos o de transferir capitales fuera del país. Asimismo, la Bolsa de Moscú permanecerá cerrada por tercer día consecutivo.

Si en primera instancia existían dudas sobre si se podían pagar los cupones de la deuda, el Banco Central ha explicado a Bloomberg que los emisores pueden decidir pagar los cupones, pero los depositarios de los valores no harán efectivo el pago. Las dos principales cámaras de compensación del mundo, Euroclear y Clearstream, ya no están operando con deuda rusa.

En la práctica, las inversiones en Rusia están congeladas: los extranjeros no pueden vender los activos ni cobrar intereses o depósitos. Ni siquiera los rusos pueden, de momento, vender sus acciones en Bolsa, pues el parqué de Moscú cerrará por tercera sesión consecutiva.

Según la agencia Interfax, el veto tendrá una duración de medio año. La decisión, consecuencia de las severas sanciones financieras, puede abocar a la deuda rusa a un impago técnico, si bien no existen precedentes de pagos autorizados, pero no desembolsados. Inversores extranjeros tienen 26.000 millones en deuda pública denominada en rublos, llamada OFZ, y mañana es fecha de pago de cupón.

“Una voluntad potencialmente más débil por parte del gobierno ruso para servir su deuda a tiempo y en su totalidad aumenta la probabilidad de resultados crediticios más severos para los de la deuda rusa”, dijo Moody’s, sin tocar de momento la calificación. “Es probable que se trate de un impago técnico, veremos cuánto tiempo dura”, aseguró a Bloomberg Nick Eisinger, codirector de renta fija emergente de Vanguard Asset Management en Londres.

Banco Central de Rusia

Las restricciones financieras no están consiguiendo que el rublo levante cabeza. En Moscú el rublo se cambia a US$ 105, un cambio sostenido por las empresas rusas receptoras de divisas (las energéticas, principalmente) que, a instancias del Gobierno, están comprando rublos. De este modo Moscú consigue mantener un tipo de cambio sin tener que gastar reservas. Fuera de Rusia y sin este sostén, el rublo cotiza a 112 dólares, cerca del mínimo de 120 del lunes, según Reuters.

Moscú ha duplicado tipos hasta el 20% y forzado a las empresas a convertir el 80% de sus reservas de divisas a rublos, además de las restricciones a salidas de capitales o ventas de activos. El Gobierno ruso intenta así contener el impacto de las sanciones financieras sobre la moneda y evitar una espiral inflacionista.